En octubre de 1998 el ingeniero aeronáutico Pedro Duque participó en el vuelo espacial STS-95 a bordo del transbordador espacial Discovery, convirtiéndose así en el primer astronauta español. Es cierto que Miguel López Alegría también podría reclamar ese título al haber nacido en Madrid, pero sólo tiene nacionalidad estadounidense, así que aquel acontecimiento marcó un hito para la ciencia española.
En 2003, a bordo de la Soyuz TMA y la Estación Espacial, la misión Cervantes confirmaba no sólo la carrera de este otro madrileño de 55 años, sino que ponía a España en un lugar destacado dentro de la Agencia Espacial Europea (ESA). Después, durante varios años dirigió la empresa de satélites Deimos Imaging.
Desde hace algún tiempo se prodiga mucho en actos públicos y entrevistas y es muy activo en Twitter, dejando jugosas opiniones y alguna polémica que ayudan a entender mejor cómo encaja en el Gobierno de Pedro Sánchez.
Insiste en reclamar más inversión
Para empezar, nunca deja escapar la oportunidad de reclamar una mayor inversión en ciencia. "Si verdaderamente se quiere que España sea un país en donde haya un desarrollo de ciencia y tecnología que implique competitividad, hay que subir mucho el presupuesto en investigación", decía el pasado 20 de abril en Santiago de Compostela. En concreto, apostaba por “multiplicar por tres" esta cantidad. Veremos qué puede hacer en este Gobierno que, de momento, hereda Presupuestos.
Aunque la participación de España en la ESA es mejor que en otras ciencias, Duque también insinuó recientemente que había que mejorar. "Los vuelos están al alcance de europeos, pero habrá que ver si están al alcance de los españoles", afirmó a Europa Press el 22 de febrero.
Esperaba volver a la Estación Espacial Internacional
En aquel momento, lejos de prever que se metería en política, aún dejaba la puerta abierta a volver al espacio por última vez, ya que decía encontrarse en "lista de espera" para regresar a la Estación Espacial Internacional, pero la falta de compromiso de España no lo ponía fácil. "Obviamente no es lo mismo estar en una organización europea y tener la nacionalidad de los más contribuyentes que la de los que menos", sentenció. "Si uno no pone suficiente dinero habrá menos contratos, esas son las reglas", afirmaba.
En general, el madrileño se ha mostrado siempre muy optimista con respecto al papel de la ESA y a las misiones espaciales en general. “Podemos llegar a Marte mucho antes de lo que la gente cree”, afirmaba en otra entrevista en 2016.
La homeopatía y otras batallas en Twitter
No obstante, el ámbito público en el que más ha destacado últimamente es Twitter. Por supuesto, habla mucho del espacio y de sus compañeros astronautas, pero también destaca por ser el azote de las pseudociencias . “El Reiki es lo que mi abuela llamaba “cura sana culito de rana”. A los niños con pupitas los consuela mucho.”, decía hace apenas unos días.
En la misma línea, ha compartido recientemente noticias y opiniones contrarias al espaldarazo a la homeopatía por parte de la Sanidad Pública, impulsada por la ya exministra Dolors Montserrat, algo que le pone en total sintonía con la que será ahora su colega en el Consejo de Ministros y nueva encargada de esa cartera, Carmen Montón.
Contra los ‘terraplanistas’
Las conspiraciones de 'magufos', tal y cómo se denominan en las redes, como la supuesta existencia de aviones que fumigan chemtrails químicos también son objeto de su atención.
De hecho, uno de los episodios más célebres de Pedro Duque en la red social fue su enfrentamiento con un youtuber ‘terraplanista’. Sí, una persona que cree en pleno siglo XXI que la Tierra es plana argumentando contra un astronauta.
Divulgando ciencia
Asimismo, utiliza las redes sociales para hacer divulgación de la ciencia y la de la tecnología, sobre todo de astronáutica, lo que incluye desde anécdotas personales hasta cómo ponerse un traje espacial.
Su gran batalla con el Metro de Madrid
Aunque probablemente su mayor éxito viral ha tenido que ver con algo mucho más mundano. “Tengo la tarjeta roja”, protestaba, “he metido dinero bastante, intento entrar en el aeropuerto y la máquina me dice que ¿tengo que meter otra vez dinero para el suplemento? ¿No les gusta el otro dinero que metí? ¿Qué broma es ésta?”.
Debió ser frustrante pensar que es más fácil salir al espacio exterior que coger el transporte público.