"Voy al psicólogo". Una frase tan sincera como dura para quien lo dice. Dura por la estigmatización de la misma. Es el momento de hablar de esto. Precisamente la pandemia de la Covid-19 no ha sido una gran aliada para frenar una problemática como es la salud mental y los suicidios. Miedo, temor, vergüenza, se puede poner el calificativo que se quiera, pero ninguno de estos deberían ser motivos para hacer más invisible este problema.
Los suicidios se han convertido en la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Un problema del que nos damos cuenta tarde, pero mejor tarde que nunca. "La salud mental sigue siendo un tema tabú en la sociedad", asegura David Gómez, psicólogo sanitario a El Español-Noticias de Castilla y León. "La pandemia ha reducido la calidad de la salud mental de forma global en toda la población. Este empeoramiento es más notorio en poblaciones vulnerables como los adolescentes, quienes necesitan aún más interaccionar con sus iguales para un desarrollo saludable", añade el psiquiatra Miguel Ibáñez. "El suicidio es un grave problema de salud pública en esta franja de edad, es una causa que está incluso por encima de los accidentes de tráfico u otras cuestiones en las que históricamente se pone más el foco", puntualiza Ángel Lozano, gerente de la Federación de Salud Mental de Castilla y León.
El psicólogo David Gómez apunta que uno de los motivos es "el nivel asistencial, que deja bastante que desear. Hay pocos recursos para poder acceder a un tratamiento psicológico en el sistema nacional de salud, acudir a una terapia psicológica por lo privado es caro, la vida es demasiado exigente, se invisibiliza la salud mental y todo esto al final hace que en este caso una persona joven cuando está sufriendo mucho o tiene un problema, quizás la única solución que encuentra para dejar de sufrir es el suicidio".
Prevenir el suicidio
Es importante trabajar en la prevención. Normalizar el acudir a un profesional cuando no nos encontramos bien mentalmente. De la misma forma que acudimos al médico si nos duele la pierna o el brazo, hemos de ir a un profesional de la salud mental cuando sintamos que tenemos excesivos pensamientos negativos o no disfrutemos de las cosas.
"No hay que esperar a que avancen mucho los problemas, no hay que esperar para estar muy mal para pedir ayuda. Cuando estoy teniendo pensamientos muy negativos, que son muy duraderos y muy intensos y muy frecuentes, cuando estoy sufriendo un malestar significativo que está interfiriendo en áreas de mi vida, cuando ya no disfruto las cosas, cuando estoy teniendo muchas conductas de escapes de mis emociones y evitación de situaciones, cuando ya no soy capaz de resolver los problemas, cuando ya no puedo hacer tantas cosas como hacía antes, es el primer paso para buscar ayuda", afirma el psicólogo David Gómez.
A la hora de prevenirlo es clave una detección precoz. Estar atento a los factores que pueden provocar esos pensamientos o conductas suicidas. "Situación de pobreza o de desempleo, pérdida de personas importantes en nuestras vidas, rupturas de relaciones, problemas jurídicos y laborales, antecedentes familiares en el suicidio, abuso del alcohol o de sustancias tóxicas, situaciones de malos tratos sobre todo en la infancia, aislamiento social, o diferentes trastornos de salud mental", explica por su parte Ángel Lozano.
Ahora bien, David Gómez alerta de que "hay muchos mitos relacionados con el suicidio. Lo de que la persona que se ha suicidado no lo cuenta no suele ser verdad". "Suele haber bastantes signos o síntomas que nos dicen que una persona está sufriendo mucho e incluso que puede acometer el acto suicida", añade. Para poder detectar todas estas señales, el psicólogo asegura que una buena manera es "hacer una campaña de concienciación a nivel nacional" .
Pero además hay que iniciar campañas de sensibilización para acabar con la idea de que el suicidio es un tema tabú, puntualiza el gerente de la Federación de Salud Mental de Castilla y León. Así se rechazará "el concepto de que las personas con conductas suicidas sean estigmatizadas y se facilite así a las personas el pedir ayuda", subraya.
Qué hacer los familiares o amigos cuando se detecta el problema
En opinión del psicólogo, "lo más recomendable es hablar directamente con nuestro amigo o familiar. Lógicamente está respuesta depende de la persona, las hay en las que la confrontación no viene nada bien, pero no podemos no hacerlo. Hay que sentarse delante de ese amigo o familiar y decirle: oye mira, estoy percibiendo esto, que es lo que sientes, que necesitas, aquí me tienes, habla conmigo, como te puedo ayudar, oye que te parece si buscamos ayuda… la clave siempre es sentarse en frente de esa persona y hablar directamente", explica David Gómez.
Hablar del suicidio abiertamente
Existe un estudio llamado el efecto Werther, que dice que hablar del suicidio puede desencadenar un efecto contagio, sin embargo, los profesionales defienden la idea de que esto es falso. "Si se habla sobre estrategias de afrontamiento y se enfatiza la capacidad de pedir y recibir ayuda a/de los demás es beneficioso", asegura el psiquiatra Miguel Ibáñez.
Pero además, "no está demostrado el efecto rebote, es todo lo contrario si se aborda de una forma responsable", afirma el gerente de la Federación de Salud Mental de Castilla y León, Ángel Lozano.
Por su parte, el psicólogo David Gómez cree que es "absolutamente" beneficioso hablar del suicidio. "Cuando la prensa habla de ello la población empieza a percibir el problema real, empieza a darse cuenta de esos mitos, se empieza a normalizar", afirma. Del mismo modo, añade que "publicar los signos de alarma, divulgar fuentes de salud a las que se puede acudir o hablar sobre grupos de riesgo de personas que se pueden suicidar" son algunas cosas que puede hacer la prensa para convertirse en un gran aliado en la prevención.
Si nos sentimos mal, pedir ayuda. Si estamos sufriendo, pedir ayuda. Si tenemos pensamientos negativos, pedir ayuda. Normalizar la salud mental es clave para la prevención del suicidio. Aprender a identificar, evitar ocultar el problema y, sobre todo, contarlo.