Zamora. La Perla del Duero. Esa ciudad que cuenta el dicho que no se ganó en una hora. Románica, bella y única para muchos. Y vaya si lo es. Aunque quizá no tanto su nombre. Resulta que a lo largo y ancho del mundo hay hasta treinta ciudades, villas, regiones o pueblos que reciben el nombre de ‘Zamora’. Lugares que van desde Filipinas hasta Rumanía y pasando por California. Latinoamérica en general es la que más ciudades han bautizado con el nombre de nuestra ciudad, especialmente en México.
El topónimo ‘Zamora’ fue mencionado por primera vez en el Cronicón del Obispo Sebastián de Salamanca que data del año 880. Este dice que esta fue una de las treinta ciudades que el rey Alfonso, el Católico, conquisto de los musulmanes. Los árabes llamaban este lugar Tsamura (ciudad turquesa, por el color esmeralda de los campos). Esta sí es la nuestra, que da nombre a la capital y a todo el conjunto de la provincia.
Quizá la siguiente más conocida, y que ha podido llevarnos a error en alguna ocasión haciendo búsquedas, es Zamora de Hidalgo. Es una ciudad perteneciente al estado de Michoacán de Ocampo, en México y cabecera del municipio de Zamora. La ciudad se erige como la tercera con más habitantes de su entidad y es el principal polo de desarrollo del poniente de Michoacán. La villa mexicana recibe su nombre gracias a cuarenta españoles (principalmente zamoranos) que se asentaron y fundaron la ‘Villa de Zamora’, el 18 de enero de 1574 durante el Virreinato de la Nueva España. No fue hasta 1953 que el nombre del territorio recibió el añadido ‘de Hidalgo’, como homenaje a Miguel Hidalgo y Costilla, quien elevó esta población al rango de ‘ciudad’ durante el movimiento de Independencia de México. A parte de esta ciudad, México tiene otras cuatro villas con el mismo nombre zamorano en Chiapas, Zacatecas, Sinaloa y Nuevo León.
También en Latinoamérica existen tres villas con el nombre de ‘Zamora’ en Colombia, dos en Venezuela, otras dos en Ecuador, dos más en Cuba y otro par en Bolivia. Si bien llama especialmente la atención la Zamora de California, en los Estados Unidos. Una ciudad que también recibe su nombre gracias a los pobladores españoles que conquistaron esta tierra a principios del siglo XIX. Según los datos históricos, esta expedición diezmó a los nativos americanos de la tribu Patwin (o Wintun del Sur), bien por malos tratos o por las enfermedades que los españoles traían consigo. La Zamora californiana es una comunidad no incorporada en el condado rural de Yolo, en la parte norte del mismo. Es una zona principalmente agrícola conocida por la crianza de ovejas y border collies de renombre mundial.
Mucho más misterioso es el origen del nombre de ‘Zamora’ en una ciudad de Rumanía. Coincidencia etimológica, causalidad con la denominación que también tiene unos montes del país, o incluso el nombre de una perrita que tenía la importantísima familia aristocrática rumana Cantacuzino pueden ser la raíz de este nombre en el este de Europa. Según algunos historiadores el nombre Zamora viene de un verbo de origen eslavo: a zămorî, cuyo significado es ‘morir de hambre’. Y puede darse la circunstancia de que los refugiados en los montes Zamora, ubicados en Prahova, le dieran ese nombre por la escasez de comida que sufrían. Y es que los antiguos rumanos se refugiaban a menudo en estas zonas tras la retirada de la administración del Imperio Rumano al final del siglo III. Aunque más divertida es la posibilidad de que todo viene de una mascota de la poderosa familia Cantacuzino. Una perrita de caza llamada Mura y que traía las presas de cara al grito de ‘Za Mura’. Sería por el amor al animal que, los aristócratas rumanos habrían nombrado a su palacio ‘Zamora’, que posteriormente se daría a una ciudad.
Aunque sin duda el país que más ‘Zamoras’ tiene repartidas por el territorio es Filipinas. Hasta ocho localidades o regiones filipinas reciben el nombre de nuestra provincia y ciudad. Una transferencia que no solo se limita al topónimo, sino que llega hasta nuestras más arraigadas tradiciones. Y es que la Virgen de la Soledad tiene dos réplicas de la imagen de Ramón Álvarez en Filipinas, una expuesta en Manila y otra en Marilao. El origen del nombre de estas ciudades reside en la colonización española del archipiélago filipino, que comenzaba en 1565 hasta 1899, y donde decenas de pueblos y ciudades del país recibieron nombres de territorios españoles.