Samuel Picón Alonso, aeronáutico zamorano: "La vida de miles de personas no permite ni un error"
- Samuel Picón Alonso, 31 años, nació en Zamora, pero su vida profesional se ha desarrollado en diversos países, hasta ser un preparado ingeniero aeronáutico.
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El zamorano Samuel Picón Alonso, de 31 años, se ha convertido, tras una exquisita y extensa formación en diversas universidades internacionales, en un reconocido ingeniero aeronáutico que trabaja para una importante compañía aérea. Políglota que habla, entre varios idiomas, como son el italiano, inglés, portugués, incluso cuenta con titulación de chino mandarín, también es un reputado explorador por todo el orbe.
Un joven apasionado por los cielos y los viajes. Desde pequeño soñaba con construir aviones, y hoy dedica su vida a supervisar las aeronaves de su compañía, con presencia en más de 200 aeropuertos y 87 países, antes del vuelo, persiguiendo, junto a sus compañeros, dar la máxima seguridad al transporte aéreo, "la vida de miles de personas no permite un error".
En este momento ejerce su profesión en WAMOS AIR, una compañía líder en Europa en operaciones chárter y 'WetLease', con una gran profesionalidad de sus dotaciones, el meticuloso trabajo del equipo de tierra y una de las flotas más versátiles de Europa, con trece aeronaves. Cumplió 20 años en 2023 y más de 3 millones de asientos al año.
Pero su amor por el vuelo no se queda en la ingeniería: cada vez que puede, empaca una mochila y se embarca en nuevas aventuras por el mundo. A través de sus viajes, Samuel explora culturas, paisajes y nuevas perspectivas, las cuales, según él, le brindan inspiración y creatividad. Su vida es un balance entre la precisión de la ingeniería y la libertad de descubrir el mundo.
Aunque su domicilio profesional se asienta en Madrid, donde vive, no deja de frecuentar su ciudad natal, Zamora, donde vive su familia. De charla amena, verbo fluido y gran conocedor de su profesión, escucharle hablar de los más diversos rincones que visita, es toda una enciclopedia viajera.
EL ESPAÑOL de Castilla y León ha podido sentarse en una mesa, en otra ciudad que "le gusta" y en la que ha pasado mucho tiempo, como es Salamanca, para hablar de su profesión, sus metas, sus viajes y, cómo no, de su añorada Zamora, por la que "siente algo de lástima".
Muchas gracias por aceptar esta entrevista, recién llegado de un viaje de un mes a Manila. ¿Podría contarnos un poco sobre usted y su trabajo como ingeniero aeronáutico?
Si me permites, antes de nada, por motivos muy especiales, quería dar las gracias a mi familia, mi padre, mi madre y mi hermana que, sin su ayuda, nada de lo que he llegado a ser hubiera sido posible. Ellos siempre han estado detrás animándome y apoyándome.
Empecé estudiando ingeniería de energía. Desde niño me gustaba mucho la informática y siempre creí que me iba a dedicar a ello. Con 11 o 12 años me gustaba mucho programar e, incluso, hacía páginas web para compañías, principalmente de Latinoamérica que me contactaban a veces. Era un poco mi afición, me gustaba mucho, y creía que iba sería ingeniero informático o ingeniero de telecomunicaciones.
Cuando tienes 18 años y empiezas a pensar lo que quieres estudiar, quizá porque ya estaba un poco fatigado de ese tema, decidí hacer un cambio un poco radical, y me matriculé casi sin pensarlo en Ingeniería de la Energía.
¿Por qué universidades pasó?
En la ULE. Estuve en León tres años y luego hice un Erasmus en Italia, que me interesaba porque estaba centrado en asignaturas relacionadas con hidrocarburos, turbinas y la eficiencia energética. Allí había bastantes físicos e ingenieros aeronáuticos, y al tener que realizar una tesina durante mi estancia en la Universidad de Perugia, fue realmente cuando me empezó a picar la curiosidad por la ingeniería aeronáutica, allí estuve algo más de un año.
Después de mi experiencia en Italia, busqué irme una temporada a otro país. Me llamó mucho la atención Australia, porque allí tenía amigos, y estuve unos meses en Sídney. Tras un tiempo me surgió la intención de estudiar ingeniería aeronáutica allí, pero las matrículas eran tan caras, que al final decidí regresarme a Europa. Me matriculé en la Universidad Carlos III de Madrid, pero finalmente decidí volverme a León.
Pero el regreso a León fue distinto a lo esperado, muchos de mis amigos se habían ido, y el estudiar en la ULE se me hizo algo repetitivo, por lo que decidí contactar a varias universidades por todo el continente americano, con la esperanza de poder trasladarme allí a estudiar en otra universidad. Así fue como me contactó en un inicio la Universidad de Querétaro, pero por recomendación de algunos compañeros mexicanos, me dijeron que no era el mejor sitio si no tenías un buen método de transporte, porque la universidad está bastante lejos del centro de la ciudad.
Poco después, recibí un correo de la Universidad Marista de Guadalajara, en Jalisco, en el que me invitaban a estudiar con ellos. Conseguí que se realizará un convenio entre la ULE y esta universidad para poder realizar una posterior convalidación.
Tras muchos tramites, y dolores de cabeza, allá por julio, me fui puse rumbo a México. Me gustó, y mucho, porque la enseñanza era más práctica, y como ya tenía una carrera, considero que poseía una base teórica bastante completa. La experiencia en México genial, hice muy buenos amigos. La vida allí es bastante distinta, y la seguridad quizá es un punto pendiente en este país, pero fue realmente una experiencia que me cambió la vida, y sobre todo mi manera de pensar. Fue algo muy positivo. A mi regreso decidí finalizar mis estudios en la Universidad Politécnica de Cataluña.
"Lo que más me gusta de mi trabajo es que me he convertido en un profesional. No es nada monótono. Además, soy una persona un poco hiperactiva y que tenga que realizar varias funciones me gusta".
¿En Barcelona comenzó su vida profesional?
Ya había trabajado previamente, pero no en relación con la ingeniería aeronáutica. Uno de los profesores me invitó a unirme a su equipo, que él trabajaba en una empresa en Barcelona dedicada a realizar trabajos de consultoría en relación con la aviación, principalmente de análisis medioambientales de rutas aéreas, aeropuertos, etc. Allí finalicé mis estudios, y trabajé hasta que llegó el COVID. Estaba realizando un proyecto, pero se cancelaron la mayoría de los proyectos ante la incertidumbre futura. Un amigo me dijo que estaban buscando ingenieros en La Coruña, y me trasladé a esa ciudad, por un periodo de unos siete meses, donde trabajé en temas de certificación.
Realicé varios cursos durante este periodo de pandemia de mantenimiento aeronáutico. De Coruña me mudé a Madrid a trabajar por primera vez en una aerolínea, como auditor aeronáutico. Básicamente lo que hacía era revisar el trabajo de los trabajadores, instalaciones, y las aeronaves, para que todo estuviera en orden cumpliendo con la legislación vigente, así como realizar procedimientos de mantenimiento de la compañía, que estuvieran acorde a las indicaciones de la agencia estatal de seguridad aérea española.
Estuve aproximadamente un año. Mi trabajo en esencia era supervisar lo que habían hecho otros. Pero en esta etapa yo buscaba algo distinto, no quería supervisar, quería realizar.
De por medio, me surgieron varias entrevistas en distintas empresas. La que más me gustó fue la actual, principalmente, porque la mayoría de otras ofertas eran de grandes aerolíneas, y cuanto más grande sea una empresa, los puestos son más específicos, y realizan menos acciones. Mientras que en la que estoy, con una flota más reducida, consideraba que aprendería mucho en este puesto porque debías realizar múltiples funciones. Es cierto que era mucho más estrés, sí, pero me llamaba mucho la atención, y hasta el día de hoy.
¿Qué es lo que más le gusta del trabajo aeronáutico?
Que aprendes a diario, lo que te ayuda a convertirte en un profesional. No es nada monótono, lo cual es beneficioso ya que soy una persona un poco hiperactiva; que tengas que hacer muchas funciones y distintas es algo que me gusta, aunque, al principio, me estresaba mucho, sobre todo el tener que estar 'on-call', digamos, disponible 24 horas en ciertos momentos. Luego te crea un poco de adicción, y hasta acaba gustándote, en el sentido de que te surja un problema, y tener que buscar soluciones. Son un poco las dos caras de una moneda. Por un lado, te causa estrés, pero por otro lado, satisfacción.
¿Cuáles diría que han sido los principales desafíos que ha enfrentado como joven aeronáutico?
En la carrera aprendes ciertas cosas que están bien. Luego, en la aplicabilidad del trabajo real, no es tan alta. También es verdad que hay muchos tipos de trabajos. Entonces, dependiendo a qué te dediques, te será más útil o menos. Creo que las carreras en España están más enfocadas a algo más teórico. Así, cuando te metes en un tipo de trabajo como el mío, que tienes que conocer muy bien la aeronave y debes tener la suficiente experiencia. Independientemente de que hayas estudiado en la universidad, vas a necesitar muchísimo formarte posteriormente. Y la mayoría por tu cuenta.
Resumiré mi trabajo asegurando que la principal finalidad del mantenimiento de manera escueta es que la aeronave sea aeronavegable, es decir, que esté en buenas condiciones para poder volar. Para ello siempre hay uno o varios ingenieros, así como un grupo de mecánicos que se trasladan, y se encargan de realizar las distintas funciones para lograrlo.
¿Cuál fue su motivación para elegir esta carrera y comenzar a viajar como parte de su trabajo?
Mi principal motivación, como ya dije, siempre me había gustado la ingeniería. Recuerdo que desde niño además me gustan mucho los aviones, tenía varias maquetas de aviones con las que jugaba, y aún conservo, pero la motivación como tal fue algo que me surgió más de mayor. Nunca me lo había planteado hasta estudiar en Italia.
¿Cómo comenzó a viajar, una de sus pasiones?
En la aviación, cuando se trabaja con aerolíneas, por lo general, la mayoría de los puestos tienen que realizar viajes. No hablemos ya de los puestos de tripulantes, que obviamente están todo el día viajando.
Viajar he debido viajar cuando era auditor, así como en mi actual puesto, en la empresa en la que estoy ahora mismo, debido a que realiza lo que se llama contrato 'ACMI', la compañía tiene una flota de aviones y "de manera coloquial “alquila” alquila a otras aerolíneas, empresas y/o particulares, la aeronave con todos sus servicios, tanto la tripulación, como mantenimiento, y otros servicios adicionales.
La parte del mantenimiento es a la que me dedico, y estas labores normalmente se realizan en la base de la aerolínea que requiere las aeronaves, por lo que mucha plantilla de la compañía se debe trasladar a esa ubicación. Además de por trabajo, también me gusta viajar por ocio, con amigos, obviamente nada tiene que ver a viajar por trabajo, en este caso te centras más en otro tipo de actividades.
¿Qué ha aprendido en esos viajes?
En todos los viajes aprendes algo, ya sean por ocio o trabajo, y, aparte, algo que me gusta mucho en mi trabajo, que al estar tantos días fuera de España, debes trabajar por periodos largos con personas de distintos países. Al final, aprendes un poco de distintas culturas, la manera de trabajar, de realizar las funciones, como se organizan las jornadas laborables, eso es algo que me llama mucho la atención y que me gusta, digamos, el contraste entre culturas y países.
Aprendes muchísimo de toda esa gente, porque cada persona, por su experiencia previa y/o cultura, tiene su manera de realizar ciertas funciones, además cada compañía tiene sus procedimientos adaptados a la legislación del país donde se encuentra, esto, es algo muy positivo, ya que trabajar en el entorno de tantas aerolíneas, te aporta una visión muy global.
Me afirmaba que la prevención, sobre todo la sanitaria, es básica al viajar tanto.
Sí, eso siempre es básico. Cuando vamos a viajar a algún lugar, siempre hay unas vacunas obligatorias o recomendadas. Yo siempre me pongo todas. Aparte, ya cuando me mudé a México, el primer mes lo pasé un poco regular, debido a esto. Desde entonces, siempre que viajo me intento vacunar. Desde que estuve viviendo en varios países, y luego los viajes constantes, creo que mi sistema inmune ya está bastante acostumbrado y, por suerte, no he tenido problemas desde hace tiempo. Actualmente no me cuido demasiado cuando viajo a un país, en el sentido de que siempre te recomiendan no beber agua, ni tomar hielo o tal, pero la verdad es que ahora creo que ya tengo inmunidad.
¿Con qué desafíos se encuentra al trabajar en distintos países?
Normalmente, como son períodos limitados, porque el 'leasing' de la aeronave se realiza por un período limitado de tiempo, el principal desafío es buscar todo lo que necesitas a tu alrededor, en el lugar donde te encuentres en ese momento, por ejemplo, si tienes que realizar ciertos trabajos en la aeronave, vas a necesitar ciertas herramientas y servicios, como pueden ser grúas, plataformas y otra maquinaria.
Todo ese tipo de elementos, al final, es uno de los desafíos, intentar hacerte con un conjunto de empresas, que tengan disponibilidad para alquilarte o vender todos esos materiales que necesitas en un periodo de tiempo más o menos corto, por lo que una parte importante de mi trabajo es la planificación con suficiente antelación, aunque en muchas ocasiones siempre hay imprevistos que hacen que este tiempo sea muy reducido.
Usted es muy activo en las redes sociales, mostrando paisajes y culturas de muchos países.
Sí, es algo que me gusta, pero no lo hago para mostrarlo a la gente. Para mí es una manera de tener mi propio álbum. Si lo puedo compartir con la gente, es algo positivo, pero ni me lucro con ello, ni es algo que tenga demasiada importancia para mí.
¿Qué consejo daría a los jóvenes que quieran seguir una profesión similar?
Al final, tengo este puesto, un poco habiéndolo buscado. Ya cuando estaba en la Universidad de León, uno de los profesores que tuve de la asignatura de los aeropuertos, se dedicaba a algo similar a lo que yo hago. Siempre nos decía que realizáramos cursos de la Norma 145, y así lo hice, porque me gustaba mucho el mundo del mantenimiento aeronáutico.
Durante la etapa del COVID, sobre todo, aproveché para realizar estos cursos y diría que, si conseguí el primer puesto de auditor aeronáutico, como dije, fue gracias a la realización de los mismos. Por eso, el consejo que doy es formarse, que es algo muy importante, ya no únicamente “consiguiendo títulos”, sino formarse también personalmente para tener ese conocimiento. Creo que es algo que te va a beneficiar laboralmente.
No quiero comprometerle. ¿Cómo ve a Zamora, su ciudad y su tierra?
Es una lástima, porque vas caminando por la calle y cada vez cierran más locales, y cada vez se ve menos afluencia de personas por la calle. Cuando era niño, Zamora era una ciudad con mucha más vida.
En cuanto a los turistas, hoy en día, con el AVE, en una hora puedes estar en Madrid. Lo que hace es que el turismo sea diario, gente que viene por la mañana y se va por la noche, lo que no beneficia nada a los negocios.
Muchos comercios cierran porque la gente compra por internet, o va a otras ciudades, como Salamanca y Valladolid, o incluso Madrid que con el AVE hace que las personas se desplacen a realizar únicamente compras, y es algo que me da mucha lástima. Aparte, hay muy poca inversión en Zamora, muy pocas empresas, y las pocas que había, quebraron, o se fueron a otras ciudades. Está todo muy centrado en el centro de España, lo que causa que gente como yo deba vivir en Madrid, porque oportunidades laborales para mí en Zamora, no las hay. No encontraría trabajo en ninguna de las dos áreas en las que me he formado. Es algo que me da lástima.
Me gustaría que se realizaran cambios, que se dieran ayudas a las empresas para que se concentrasen en Zamora, quizá crear corredores. Que se aprovechara un poco también la cercanía con Portugal, que sería algo beneficioso, ojalá salga adelante algún proyecto relacionado con el hidrógeno verde, aunque pienso que se necesita mucho más, y más iniciativas e intenciones para reavivar a Zamora.
¿Cuál es su desafío o meta profesional?
Mi meta profesional es seguir aprendiendo, evolucionar y avanzar. Creo que no hay límite. Ahora estoy contento con mi trabajo, y tengo intención de continuar en él, más ahora que estamos consiguiendo que nos mejoren las condiciones laborables; es cierto que al final es probable que con el tiempo te acabes de cansar de viajar tanto, pero por ahora eso no ha pasado.
Me contó antes una anécdota.
Sí, me pasó hace poco en un viaje donde iba como pasajero. Hará como un mes, iba a coger un vuelo que salía de la terminal 1 de Barajas. Vamos hacia la cabecera de pista y en la terminal 4, debido a un fallo, tuvimos que regresar al aparcamiento. La gente, siempre se empieza a poner muy nerviosa. Pregunta qué está pasando, por qué no salimos, que le ocurre al avión, y cosas similares. En realidad, el hecho de regresar debería verse como algo positivo, significa que esa aerolínea está cumpliendo unos procedimientos, que haya habido un fallo, y regresemos al aparcamiento, que además es un coste para la aerolínea, es algo positivo.
Al final, resultó que fue un fallo que no tenía la menor importancia. Pero obviamente hay que realizar un nuevo plan de vuelo, hay que repostar de nuevo, y al estar el pasaje dentro, se debe de esperar a que acudan los bomberos, lo cual asusta aún más a los pasajeros. Todo eso lleva mucho tiempo, que nada tiene que ver con el fallo inicial.
Yo, en su lugar, estaría más tranquilo de que haya pasado antes de salir, y se realicen las acciones necesarias para que el vuelo, una vez que se verifique que la aeronave es aeronavegable, se puede realizar en condiciones de seguridad. Es algo que siempre me llama mucha la atención, que la gente se pone nerviosa cuando pasan este tipo de cosas, cuando debería ser lo contrario.