Juan García tiene 42 años. Es vallisoletano y lleva toda la vida en el mundo de la hostelería. Su padre, Felipe, es uno de los hosteleros más reconocidos en la ciudad del Pisuerga. Esther Sanz, de 39 años, es su pareja. También pucelana. Lleva años trabajando con los dos hasta que decidieron abrir un negocio por su cuenta.
“Comenzamos en la Plaza de la Circular con el Gastrobar Descosidos. Abrimos en agosto de 2018. Superamos todos los impedimentos y la crisis del coronavirus hasta que tuvimos varios problemas”, asegura Esther en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Por esta razón tuvieron que buscar otro local con el fin de “continuar tranquilos y con ilusión” haciendo su trabajo. Después de un tiempo cotejando diversas ubicaciones encontraron el lugar que es su nueva casa desde el pasado 14 de junio que abrieron, tras decorarlo a su gusto, en la calle Cervantes 22.
En la actualidad son un total de cuatro los trabajadores que intentan dar el mejor servicio a todos los clientes que se acercan hasta el coqueto establecimiento hostelero. La idea que tiene en mente la pareja pasa por “ampliar la plantilla” aunque nos confiesan que “no es una tarea fácil”.
“Nuestro bar es un lugar que cuenta con un ambiente desenfadado, acogedor y familiar. Aquí se puede disfrutar de cafés, cervezas, pinchos y hasta raciones originales, chuletones o un menú degustación”, apunta Juan con orgullo, como no podía ser de otra manera después de los problemas por los que han pasado. Aún así, el negocio sigue en pie
Cuando les preguntamos por la especialidad del lugar, la pareja no hace mención a ningún tipo de plato o elaboración. Su labor pasa por “hacer que nuestros clientes disfruten comiendo y pasando un buen rato”, explican.
Los comienzos, tras el cambio de ubicación, han sido difíciles por ese periodo de adaptación al nuevo local, pero la pareja “está contenta” porque los clientes “les han acompañado en el proceso”.
“Después de la pandemia y varios problemas, no queremos pensar en el futuro. No sabemos lo que nos espera. Seguimos luchando, con ganas, para continuar dando todo lo que tenemos y hacer realidad nuestro proyecto”, afirma Esther.
Lo único que quieren es “conseguir una estabilidad” y “lograr que todo vaya bien” con el fin de “trabajar tranquilos” en la nueva ubicación.
Que todo el mundo sepa que el Gastrobar Descosidos no ha cerrado, sino que se ha trasladado y le queda aún mucha guerra que dar.