Claudia Kästner-Krombholz y su casa rural La Hidalga que se ubica en el término municipal vallisoletano de Villavicencio de los Caballeros, de algo más de 200 habitantes, recibieron hace unas semanas el segundo de los galardones de los Premios Ecoempleo 2023 que entregó la Diputación de Valladolid.
El jurado de la institución provincial decidía conceder este segundo premio dotado con 4.000 euros a este alojamiento ecosostenible turístico para rediseñar y renovar el lugar usando la economía circular en base a las “9 R”: repensar, reutilizar, reparar, restaurar, remanufacturar, reducir, reproponer, reciclar y recuperar, para lograr un uso sostenible de los recursos.
Destacaba la renovación de las instalaciones buscando la reducción de emisiones y residuos, a la oferta gastronómica y de actividades sobre producción ecológica, este proyecto enlaza con las mejores prácticas en materia de reto demográfico, pues supone el arraigo de una familia de cinco miembros en una localidad de menos de 300 habitantes.
Conocemos más de Claudia y de un lugar para visitar en este reportaje:
Una infancia feliz en Alemania y unos estudios
“Soy una ingeniera paisajística y de planificación de espacios abiertos especializada en control de la erosión y recuperación de suelos y desarrollo rural. Madre de dos hijos maravillosos e hija de padres emprendedores que se han trasladado, todos juntos hasta Villavicencio de los Caballeros, un pequeño pueblo de 234 habitantes en la provincia de Valladolid”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Claudia Kästner-Krombholz.
Nacida en Halle (Saale), en Alemania del Este siendo la ciudad en la que nace el compositor Händel, nuestra entrevistada vive su infancia en Alemania Oriental, antes de la caída del muro, cuando la parte oriental todavía estaba ocupada por Rusia. Lo hace en una urbanización prefabricada de su ciudad natal para irse, los fines de semana, a un pueblecito junto al bosque.
“De niña, era maravilloso porque teníamos la libertad que queríamos y no nos preocupábamos por la delincuencia. Estábamos seguros en todas partes y en todo momento. A partir del segundo curso, íbamos solos de excursión por las tardes con un pequeño grupo de compañeros al bosque, a la piscina, a la pista de patinaje, al parque de atracciones... al campo. También había muchas actividades, por la tarde, organizadas por la escuela y el Estado. Por ejemplo, yo tocaba el fagot en una orquesta juvenil”, asegura nuestra protagonista, hablando de su infancia.
Estudió un programa de estudio que ya no existe en su forma actual. Se ha fusionado ahora con la arquitectura. Ella planificaba el paisaje y los espacios abiertos y vigilaba todo lo que ocurría al aire libre. Le interesaba, sobre todo, el desarrollo rural y la recuperación y control de la erosión del suelo. Lo que, aunque no lo parece, es la clave de nuestras vidas.
“Mi curiosidad y mis estudios también me llevaron a Japón, donde completamos un proyecto sobre arquitectura de jardines para paisajistas japoneses. Volví a mi ciudad natal para formar una familia y trabajé en relaciones públicas y gestión de proyectos, aunque al margen de mis estudios. Hace poco trabajé en un proyecto de desarrollo rural en Austria como mentora de mujeres que empezaban de nuevo su vida laboral. Fue muy interesante, porque se trataba de desempleadas de larga duración o mujeres que habían abandonado la escuela o la formación profesional y ahora querían volver a trabajar”, nos explica.
Su llegada a Villavicencio de los Caballeros y un ecohotel rural de ensueño
Claudia buscaba una casa donde poder hacer realidad sus ideas y Villavicencio de los Caballeros, con sus 234 habitantes y en la provincia de Valladolid contaba con “el espacio y la ubicación perfectas” para hacer realidad sus sueños. Compró la casa en mayo de 2022. Tenía más defectos de los que se veían. El anterior propietario había combinado y convertido dos antiguas casas de adobe del pueblo en una casa rural diez años antes. De hecho, llegaron a encontrar hasta una vieja clave en un arco que databa del año 1691.
“Estaba claro que nuestro hotel debía gestionarse de forma ecológica y sostenible dada mi formación. Habría sido una mala estudiante. Hubo otro momento en mi vida en el que me di cuenta de lo sensibles que somos nosotros mismos. Fue cuando uno de mis hijos desarrolló una neurodemitis cuando tenía poco menos de dos años. Sólo mejoró con una dieta especial y estricta basada en alimentos de cultivo ecológico. Lo llevé a una clínica especializada durante 4 semanas y media. Al cabo de un año, pudo volver a comer de todo. Esa situación me hizo pensar y apostar por lo natural”, añade Claudia.
Abre, hace casi dos años, el Hotel Rural La Hidalga, en un municipio pucelano que le ha dado una “cálida bienvenida“. Ahora ya no tiene que aguantar grandes atascos para ir a trabajar, y después tiene la tranquilidad que aporta una localidad en la que se respira paz.
“Queremos seguir renovando la Casa Rural, pero cuando acabemos habrá siete habitaciones de alquiler. También hay un salón para fiestas, que utilizamos como biblioteca y sala de conferencias. Un amplio patio y un gran jardín con una pequeña piscina. La cocina seguirá siendo probablemente nuestro talón de Aquiles durante algún tiempo, ya que no está diseñada para un funcionamiento verdaderamente completo y profesional“, añade.
Las habitaciones “son muy sencillas“ pero “intentan amueblarllas con cariño“. De momento no cuentan con empleados, porque la renovación está durando más de lo previsto. Sin embargo, la idea es la de contar con dos trabajadores. Ofrecen desayuno y también quieen dar la bienvenida a turistas de habla alemana y ofrecerles un programa interesante que les acerque a España, lejos de las costas mediterráneas y de Mallorca.
Un premio para seguir trabajando con ganas
“El premio se nos entregó por el concepto que perseguimos con la casa rural. Queremos gestionarla de la forma más sostenible posible, también para poder dar ejemplo y transmitir nuestros conocimientos. Supone una gran satisfacción que el concepto haya recibido tanta aprobación, pero también es un incentivo y una obligación ponerlo en práctica lo antes posible. Simplemente quiero cumplir mi palabra y ver cómo evoluciona todo”, añade nuestra protagonista.
Todo tras recibir el Premio Ecoempleo 2023 de la Diputación de Valladolid por su concepto de negocio. Un galardón que quiere aprovechar, igual que toda su experiencia, para “contribuir al desarrollo de la región”. Para que los pueblos de la provincia consigan tener una salida y no caigan en el ese terrible concepto de la España vaciada.
“Mirando al futuro, me gustaría llevar a cabo proyectos a largo plazo directamente con los agricultores para resolver problemas urgentes como el del estiércol o la pérdida de fertilidad del suelo y la capacidad de almacenamiento de agua. También buscaré terminar la renovación de la casa este año para que todo quede de diez”, finaliza Claudia.