“Mi padre tenía ganas de vivir. Quería disfrutar de sus nietos, de su familia y de su jubilación después de una vida trabajando”. Sin embargo, no pudo ser así. Una mala decisión tomada desde el servicio de Urgencias del hospital Río Hortega lo evitó. A Mario López Méndez, de 65 años y vecino de Laguna de Duero (Valladolid), no le diagnosticaron un infarto de corazón, volvió a su casa y murió cuatro días después. “Mucha gente me dice que sería su hora, pues no, no era su hora, mi padre murió porque alguien no hizo su trabajo”, lamenta su hija Victoria López.
La semana pasada fue ella quien recibió la llamada de Santiago Díez, el abogado de El Defensor del Paciente, que ha llevado el caso desde hace cinco años para notificar que la justicia había reconocido el error del Sacyl (Sanidad de Castilla y León) y que recibían una indemnización. “Fue agridulce. Ves que se hace justicia a la memoria de tu padre, pero se confirma que podría estar vivo y disfrutando de la vida y de sus nietos”, lamenta durante la entrevista concedida a El Español Noticias de Castilla y León.
Su padre se encontraba mal los días anteriores a su muerte. “Con los síntomas previos”, advierte, “cansado”. Fue al médico de cabecera, donde se comprobó que su saturación era baja, por lo que decidió ir a Urgencias. Allí el trato no fue el esperado. Sin hacerle las pruebas necesarias que marca el protocolo, le diagnosticaron ansiedad y le recetaron ansiolíticos. Incluso Victoria recuerda que un cardiólogo le dijo que no se iba a morir de corazón y “eso le tranquilizó”. Victoria muestra su dolor y rabia. “No soy médica, pero todos sabíamos que a mi padre le iba a dar algo al corazón, se tenía que haber quedado ingresado”.
[Más de 140.000 euros de indemnización por un infarto no diagnosticado en un hospital de Valladolid]
La hija de Mario rompe a llorar cuando habla de la figura de su padre, un “trabajador autónomo de toda la vida” que se había jubilado dos meses antes. “No es justo lo que le ocurrió”, lamenta entra lágrimas.
"Había algo raro"
Era fin de semana y el lunes festivo al ser San Pedro Regalado, 13 de mayo de 2018. Esa madrugada murió en casa de infarto al corazón como posteriormente certificó la autopsia que la propia jueza que fue a levantar el cadáver solicitó porque “había raro” en el fallecimiento. “Este fallecimiento se hubiera podido evitar con la realización de esas sencillas pruebas, o aquellas que hubieran resultado necesarias y útiles para conocer la causa de su sensación de asfixia. Causa que nunca llegó a diagnosticarse precisamente por no agotar los medios diagnósticos disponibles”, denuncian desde El Defensor del Paciente.
Victoria recordará para siempre aquel día en Urgencias que pudo cambiarlo todo porque “ahora nos han roto la vida” a un hombre que quería seguir disfrutando de su mujer, de sus dos hijos, de sus dos nietos y, sobre todo, de la vida. La de Laguna de Duero critica el trato que a veces se da en Urgencias. “No vamos a pasar la tarde, vamos porque estamos mal y nosotros no tenemos que pagar los problemas que tengan en la profesión”, lamenta. Desde ese día, no deja de insistir cuando acude con un problema médico. Y esa es la recomendación que hace a todos los ciudadanos. Aunque no ha dejado de creer en la Sanidad de Castilla y León, reconoce que le cuesta asimilar que por culpa de un error, su padre está muerto. “Hay que leerse los informes e insistir en Urgencias, no nos podemos quedar de brazos cruzados”.
En este duro camino, Victoria también ha tenido que hacer frente a las aseguradoras. “Hemos tenido que luchar contra un seguro que todo son pegas, que han agotado todas las vías para intentar que abandonemos”, asegura, pero ella lo tenía claro. “No tenía prisa, no estaba luchando contra una enfermedad o contra el reloj. Mi padre ya estaba muerto. Ha sido muy largo” y recuerda que la pandemia, la huelga de los juzgados y la multitud de papeles que han solicitado a la familia, en algunas ocasiones sin querer ser entregados, que ha provocado que el caso se haya alargado en el tiempo durante cinco años.
Un lustro después las huellas de aquellos días siguen presentes en una familia que no esperaba un desenlace así para Mario, con nueve hermanos, incluso su madre dejó de andar con se enteró de la terrible noticia. Pero Victoria tuvo claro desde el primer día que quería llevar esto hasta sus últimas consecuencias. “Mi madre no quería, pero le dije, ¿qué habría hecho papá en este caso”. Su madre no lo dudó: luchar hasta el final. Fue su respuesta.
La indemnización ha sido de 140.000 euros, pero eso para la familia es de lo menos. “Yo he podido disfrutar de mi padre durante 65 años, pero mi hijo todavía me pregunta que por qué ya el abuelo no le va a buscar al colegio”.
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