En la provincia de Salamanca, varios pueblos son conocidos por su excelente gastronomía, pero uno de los más destacados es Guijuelo. Esta localidad es famosa por la producción de jamón ibérico y otros productos derivados del cerdo de alta calidad. Guijuelo es el epicentro de la denominación de origen Protegida (DOP) Jamón de Guijuelo, y allí se encuentran algunas de las mejores bodegas y secaderos de jamones de España.
Aquí, el jamón ibérico es el protagonista indiscutible de la gastronomía, y la mayoría de los restaurantes y bares locales ofrecen platos en los que este exquisito manjar es la estrella. Dos locales destacan, como son el Viro Gastrobar, donde se cuida la cocina de autor con sus toques y productos tradicionales, y El Pernil, la cuna del buen comer, con una carta donde los productos del cerdo ibérico son los auténticos protagonistas.
Además del jamón, en Guijuelo se pueden degustar otras delicias tradicionales de la cocina salmantina, como las carnes a la brasa y del cerdo ibérico tales como secreto, presa, pluma, solomillo, cruceta o carrilleras, los guisos de cordero, así como embutidos variados (chorizo, salchichón, lomo o incluso el carpacho de solomillo, todo un lujo al paladar). También es común encontrar tapas y platos elaborados con productos de la matanza, una tradición arraigada en la región.
La calidad de la comida en Guijuelo se debe a la combinación de productos autóctonos, una tradición culinaria centenaria y la dedicación de sus habitantes a la gastronomía. Por tanto, si visitas este pueblo, disfrutarás de una experiencia culinaria excepcional, en especial si eres amante de los productos derivados del cerdo ibérico.
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EL PERNIL IBÉRICO
El restaurante que regenta la familia Ramos Martín, que es como decir José, Catalina y Josete. Cada uno con su función bien estructurada dentro de la empresa que, en su haber, están también los Salones del Pernil.
Con un equipo profesional en comedor, barra y cocina, son ya más de 25 años los que hacen de los derivados del cerdo toda una delicia. A tener en cuenta, en primer lugar, que todo lo que se sirve son productos del cerdo ibérico de bellota, entre los que destaca, como es lógico el jamón de bellota del 75%, que abre cualquier menú. Y hablando de carta, existe un menú degustación ibérico para "dar a conocer los productos del ibérico, cambiando unos productos por otros cada semana, por ejemplo", explica Ramos.
El Pernil pone en valor el cerdo ibérico en todo su despiece. "No sólo servimos las carnes nobles, sino que ofrecemos otros productos menores como la jeta". Las croquetas de jamón, longaniza a la sartén -una de las especialidades de la casa desde sus orígenes-, una tabla de jamón, lomo, chorizo y queso. Un carpacho de solomillo inigualable, bien regado con aceite de oliva virgen de Arribes. Después, unas patatas revolconas con papada, o Arroz Guijuelo, confeccionado con caldo de jamón y trozos de carne ibérica.
Las carnes, todas de cerdo ibérico. A destacar que, en cada momento se ofrecen unas distintas, pero siempre "primando mucho la calidad, ya que todos los productos que ofrecemos son de Guijuelo. Así, podemos tener carne de las piezas nobles del cerdo". Hablamos de presa, pluma, solomillo, cruceta o carrilleras. A destacar, según Ramos, que "el cerdo tiene más de quince clases de carnes"
Postres de calidad para cerrar el menú, como es la tarta de Queso Arribes o la cuajada artesanal. Y todo regado con una bodega en la existen 400 referencias, aunque en la carta ofrecen alrededor de 150 referencias, que "vamos cambiando para que no sean siempre los mismos".
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El gastrobar VIRÒ
Este ya afamado restaurante, regentado por el joven Víctor Rodríguez, fundamenta su argumento en la búsqueda de ofrecer "una carta elaborada de comida de fusión entre lo tradicional, fundamentado en el ibérico, y lo moderno". Eso sí, aclara, "todo son productos de primera calidad, autóctonos y con el ibérico como estandarte".
El VIRÒ se presenta como un refugio de sofisticación y frescura. Su diseño interior, cuidadosamente elaborado, fusiona elementos modernos con toques industriales, creando una atmósfera acogedora y 'elegante'.
Con una carta que desafía las convenciones y celebra la creatividad, los platos que salen de su cocina son auténticas obras maestras gastronómicas. Desde tapas innovadoras, como las patatas Virò, hasta platos principales como el sabroso Tataki de vaca, que fusionan sabores y técnicas culinarias, cada bocado es una explosión de deleite para el paladar.
Entre esas joyas destacan las milhojas de solomillo ibérico, un plato que se vende mucho, que gusta y los comensales saborean. Qué decir de la jeta asada, convirtiéndose en el más natural bocado, asada al horno, con su textura tierna por dentro y crujiente por fuera, sin ningún otro añadido. A ello se suma la carne, ibérica o autóctona de vacuno de Salamanca, como el tataki de vaca 'discarlux' madurado 40 días, y el resto de añadidos locales como el secreto, solomillo o la pluma. Todo ello acompañado por una abundante bodega, con cerca de ochenta marcas de vino más admiradas, donde destacan los tintos de Ribera del Duero y Toro, y otros de las tierras de Salamanca.
No podemos dejar al margen los postres, "todos auténticamente caseros', recuerda Víctor. Destacan cuatro, la tarta de queso, un placer al paladar; los chocolates puros, como el que tiene propiedades cremosas y suaves que permiten una progresión gradual del sabor en la boca; el arroz con leche, y, cómo no, los cucuruchitos de helado, un tren de sabores que relajan después de la completa mesa.
Otros pueblos
Además de Guijuelo, otros pueblos como Ciudad Rodrigo, La Alberca, Peñaranda y Candelario también son conocidos por su gastronomía tradicional, donde se pueden degustar platos típicos como el hornazo, el farinato, el tostón, el cordero, la carne de morucha a la brasa y el cabrito asado.
Si buscas una experiencia gastronómica auténtica en Salamanca, estos pueblos son excelentes opciones. Aunque, elegir el mejor pueblo de Salamanca para comer es difícil, ya que depende de los gustos personales, mencionamos algunos de los más destacados por su gastronomía.
Ciudad Rodrigo: comer en Miróbriga es una experiencia única por su rica tradición culinaria, que combina productos locales de alta calidad, como la carne de ternera morucha, embutidos y platos típicos de la región, con influencias castellanas y extremeñas. Además, el entorno histórico y monumental de la ciudad añade un encanto especial a cada comida, ofreciendo una fusión de gastronomía y cultura en un ambiente medieval incomparable.
Peñaranda: Comer en esta ciudad salmantina es una experiencia única por su rica gastronomía castellana. Destacan los platos tradicionales como el cochinillo asado, las carnes a la brasa y los embutidos ibéricos de calidad. Además, muchos de sus restaurantes conservan la esencia de la cocina casera, utilizando ingredientes locales frescos.
Ledesma: comer en Ledesma es una experiencia única debido a la riqueza de su gastronomía tradicional, que destaca por sus productos locales frescos, como embutidos, quesos, el chorizo al vino y carnes de alta calidad. Los platos típicos, como el hornazo, el lechazo y los guisos caseros, reflejan la herencia culinaria de la villa. Además, la combinación de un ambiente tranquilo y la hospitalidad local hacen que la experiencia sea aún más agradable, con una cocina auténtica en un entorno rural encantador.
La Alberca: este pueblo en la Sierra de Francia ofrece una gastronomía que mezcla lo tradicional con lo serrano. Aquí puedes probar embutidos locales, carnes a la brasa y platos como el cabrito asado o el típico limón serrano.
Candelario: además de su belleza, este pueblo destaca por sus platos tradicionales como el cochinillo asado, las patatas meneás y el chorizo de la olla.
Cada uno de estos pueblos tiene su encanto y sus especialidades, por lo que elegir el mejor depende de lo que estés buscando y dispongas en tu bolsillo.