La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca junto a ALUMNI-USAL, el Foro 'Periodismo 2030' y el Programa 'Nos Impulsa' de la Junta de Castilla y León, celebran el centenario de la radio en España. El evento reúne a algunas de las personalidades más destacadas del mundo de la radio en España, que tanto de forma online como presencial aportan su visión sobre el pasado, el presente y el futuro de la radio. Es que el 11 de abril de 1926 sonó por primera vez la radio en España. La 'Marcha Real', interpretada por un quinteto musical dirigido por el maestro Bernardo García Bernalt, fue lo primero que se escuchó en el país. Y se emitió desde Salamanca.
Aprovechando este evento, conviene hacer historia en la historia de la radiocomunicación española, destacando la importancia que tuvo la ciudad de Salamanca. Así, un 19 de enero de 1937 -camino de los cien años- se funda Radio Nacional de España, por el general José Millán-Astray y Terreros, fundador del Tercio de Extranjeros o La Legión, en Salamanca. Ocurrió en plena guerra Civil Española, por orden y deseo de Francisco Franco, y la radio adoptó el adjetivo 'nacional' porque así era conocido el bando sublevado. Sus primeros estudios estaban en el Palacio de Anaya de la capital salmantina, sede de la Oficina de Prensa y Propaganda, cuyos primeros directores lo fueron asimismo de Radio Nacional de España.
Antes de nada, recordar a Millán-Astray, que fue parte esencial en la creación de RNE. Con la llegada de la República, el militar legionario fue retirado de servicio activo, por lo que viajó a Hispanoamérica ganándose la vida como tertuliano de radio. Cuando se produjo la sublevación del 18 de julio y comenzó la guerra civil, Millán-Astray volvió a España para ponerse a las órdenes de Franco. Una de las primeras misiones que tendrá el fundador de La Legión será la creación, desde Salamanca, de una emisora de radio llamada a ser la voz oficial del nuevo gobierno de la España nacional.
El primer emisor para ponerse en funcionamiento, con una potencia de 20 kW, era de la marca Telefunken. Este aparato emisor, Radio Associació de Catalunya, asegura, lo había contratado a una empresa alemana. En esos momentos se empezaba a conocer el inmenso potencial propagandístico de la radio, que sería ampliamente explotado en la contienda civil. Un hecho que tiene su 'miga'. Ante la necesidad de aumentar potencia, Radio Associació de Catalunya en Barcelona había contactado con la empresa Telefunken para la adquisición de un aparato más potente. Este emisor, al llegar a la frontera –posiblemente por una decisión del gobierno alemán, que estaba totalmente en consonancia ideológica con los franquistas-, se derivó hacia Salamanca. RAC, que ya había avanzado dinero, se quedó sin nada y las complicaciones de la guerra no facilitaron la compra de otro emisor. Aunque, desde el lado nacional se tiene otra lectura. Veamos
El origen de RNE
Corría el mes de octubre de 1936, algo más de medio año de comenzar la sublevación, cuando Francisco Franco fue nombrado jefe del Estado, creándose la Sección para la Prensa y Propaganda, con el general Millán-Astray como director. Esta nueva sección se instaló en el Palacio de Anaya, sito en la plaza del mismo nombre y frente a la Catedral de Salamanca. El 14 de enero de 1937 se le dio una vuelta de tuerca a esta sección de la propaganda franquista, creándose en la misma Salamanca la delegación de Prensa y Propaganda, adjunta a la Secretaría del jefe del Estado, nombrando su delegado al profesor y economista valenciano, el ultraconservador Vicente Gay Former, quien ya se había ocupado de la censura de las emisoras de radio.
Desde el principio de la guerra, para los sublevados, fue objetivo prioritario hacerse con el control de las cadenas de radio como medio eficaz de propaganda, piezas fundamentales para lograr elevar la moral de las tropas y de sus partidarios para la obtención de la victoria.
La versión 'nacional' sobre la radio portátil Telefunken-Lorenz, que había llegado a la frontera a finales de 1936, y que RAC reivindica como propia, decir que llegó al puerto de Vigo y venía desde Alemania, algo en que todos coinciden. Aunque, según el lado nacional, era un regalo de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler. Una radio que ya había sido estrenada en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, hasta el punto que existen informaciones de que fue utilizada por Adolf Hitler durante esos juegos.
Y aquí entra nuevamente en protagonismo Salamanca, ya que fue entregada en la Hospedería del Colegio Fonseca, donde se encontraba la embajada alemana. Es curioso todo el traslado, como recordaba el primer locutor e intérprete de Radio Nacional de España durante la guerra civil, Fernando Fernández de Córdoba, que pasó a la historia de la radio y de España por poner su voz al parte del fin de la guerra. La radio llegó a Salamanca desde Vigo montada en siete camiones. Para su trayecto se hubieron de ensanchar algunas carreteras para permitir su paso. Al parecer, dado el alto secreto del material transportado, nacieron todo tipo de historias relacionadas con su contenido.
Una vez este transporte llegó a Salamanca, se montó en la plataforma de dos camiones alemanes de la Legión Cóndor, que estaba ubicada en Santa Marta de Tormes, concretamente en un corral del abogado Tomás Marcos Escribano, a la entrada del municipio, cerca de donde está el molino de la familia Marcos y el antiguo matadero.
Tras las pruebas en Santa Marta, los camiones fueron trasladados a la ciudad, junto al frontón del barrio de San Bernardo, en la actual Avenida de Filiberto Villalobos. Mientras que la redacción de la nueva Radio Nacional se ubicó en el Palacio de Anaya, de donde eran llevadas las noticias hasta la emisora para su locución.
Era voluntad de Franco que Radio Nacional estuviera en funcionamiento para el 31 de diciembre de 1936. Para ello, Millán-Astray fichó a Ramón Rato, luego dueño de la Cadena Rato y padre del político del PP Rodrigo Rato. También al diplomático, historiador y gastrónomo chileno José Antonio de Sangróniz y Castro, que fue embajador en Italia entre 1945 y 1956, conocido como el marqués de Desio. Francisco Franco empleó el pasaporte de Sangróniz para el viaje que le transportó de Canarias a África durante del golpe de Estado de julio de 1936. También se unió a ellos el financiero y político de origen vizcaíno, extremadamente vinculado al régimen franquista, Lucas de Oriol y Urquijo. Y, finalmente, el conocido Ernesto Giménez Caballero, escritor, periodista, intelectual, profesor y diplomático español. Fundador y director de La Gaceta Literaria, fue un destacado representante del vanguardismo, prosista de la generación del 27 y uno de los primeros introductores e ideólogos del fascismo en España.
Con estos puntales, de auténticos ideólogos fascistas, comenzó a forjarse la propaganda radiofónica, y de la otra también, porque ellos decidían también sobre prensa, del régimen instaurado por el general Franco y sus generales.
La casualidad del actor y locutor Fernández de Córdoba
El actor y locutor madrileño Fernando Fernández de Córdoba, era militar y, de paso, también hacía de actor en algunas películas. Así, tras el estallido de la guerra civil, en noviembre de 1936 se encuentra destinado en el Regimiento de Infantería numero 26 de Zamora. Aprovecha un permiso para visitar Salamanca, y tras salir del café Novelty, se encontró con Víctor Ruiz Albéniz, antiguo cronista de la Guerra de Marruecos, que le presentó a Millán-Astray. El militar legionario le ofreció ser locutor para una nueva emisora, que no era otra que Radio Nacional de España.
Y, así, aquel 19 de enero de 1937, el locutor Fernando Fernández de Córdoba declaraba inaugurada Radio Nacional con el programa 'Habla España', concretamente a las 10 de la noche de ese día. A decir que no habló solo el locutor, sino que no se perdió la ocasión de poner su voz Vicente Gay, el ultraconservador y escritor de diversos libros sobre el fascismo italiano y, a la sazón, delegado de Prensa y Propaganda, que dio paso al discurso del general Franco que, además, lo hizo en directo. Franco leyó: "España, país de heroicas gestas, de épocas grandiosas, solar de ascetas y de quijotes, campo de hidalgos, ha despertado con nueva vitalidad su fortaleza".
El bombardeo de Salamanca y la arenga de Millán-Astray
Por curiosidad histórica, reproducimos un artículo de Luis E. Togores, en 'El Debate', un periódico fundado en 1910 y que, de forma sucinta, resume cómo funcionaba aquella Radio Nacional en la que mandaba Millán-Astray.
"Millán no pudo asistir a esta retrasmisión del 31 (de diciembre a cargo de Franco) como consecuencia de una fuerte gripe. Nada más recuperarse se puso en mancha y en menos de 24 horas montó un estudio de radio en el aula de Anaya. Millán quiso inaugurar el nuevo estudio con uno de sus discursos. Situado ante los micrófonos se puso a lanzar una de sus famosas arengas. Giménez Caballero, responsable del tinglado, nada más empezar a hablar el general se dio cuenta de que otra vez no eran capaces de emitir, de lanzar la voz del general a las ondas. No fue capaz de cortar al general. Le dejó que hablara largo y tendido. Recordaba Giménez Caballero: "Pronunció una de sus más hermosas arengas y se me saltaban las lágrimas por haberle engañado, advirtiéndole sólo que había interferencias del enemigo para que tan maravillosa locución no se escuchase bien".
Esos primeros días de enero de 1937, Salamanca fue bombardeada por el ejército de la República. Varias bombas cayeron sobre el colegio Anaya. Nada más terminar el ataque "Millán llamó a Ernesto Giménez Caballero a su despacho, donde estaba acompañado del aviador Joaquín García Morato (al que se consideraba el máximo 'as' de la aviación española), y amenazó con fusilarle por aludir en la presentación de sus discursos la ubicación de la nueva Radio Nacional de España. A Giménez Caballero no le quedo más remedio que reconocer que la arenga de Millán-Astray no había podido ser emitida por problemas técnicos y por tanto nadie la había podido escuchar. Respondió con uno de sus claros alardes de ingenio -Sí, mi General. Merezco un severo castigo, incluso la muerte. Pero no por el delito de que nos oyeran los rojos... sino por otra falta, por la que no le oyeran con lo maravillosamente que habló usted. La radio no funcionaba y yo no me atreví a perderme una arenga de Millán-Astray para mi solo-. Millán sonrió. Pronto llegaron de Alemania equipos modernos de onda media Telefunken de 20 kW de potencia de antena, y Radio Nacional se convirtió en lo que Franco quería, la voz oficial de los rebeldes".