Jose Luis Sánchez es el alcalde de Miranda de Azán, un pueblo de 457 habitantes cercano a Salamanca, en el que gobierna como primer edil desde 2019, tras dos mayorías absolutas. Llama la atención, como un oasis en el desierto, que lo hace bajo las siglas de Izquierda Unida, consiguiendo resultados históricos, de siete concejales ha obtenido seis, con el 86% de los votos, un 21% más que en 2019.
El alcalde está licenciado en Historia, aficionado del arte, la cultura, los viajes y la política. Y dentro de esta última, se siente feminista, ejerciendo su compromiso social en la lucha de los derechos LGTBI, no obstante lleva viviendo en el pueblo desde 2007 con su pareja. Es sintómatica la idiosincracia de este municipio que en algún que otro rincón se pueden leer carteles como "Pareja joven busca casa para alquilar".
Pregunta: ¿Alcalde, podríamos decir que Miranda de Azán es un oasis en el desierto?
Respuesta: Hay más municipios de izquierda. Izquierda Uniada ha sacado a nivel provincial 15 concejalías, y dos alcaldías, Terradillos y nosotros con mayoría absoluta. Y, además, Izquierda Unida va a ser decisiva en Candelario y Peñaranda.
P: Pero este altísimo porcentaje de votos en Miranda de Azán, ¿a qué se debe?
R: Supongo que al trabajo bien hecho. Sinceramente, nos sentimos orgullosos del trabajo que hemos realizado. Nos lo hemos currado, se ha trabajado duro. Somos un equipo muy versátil, que ha sabido llegar a las necesidades de la amplia mayoría de los vecinos. Evidentemente habremos cometido fallos, habremos hecho cosas que gustan o no, pero los resultados lo que nos dicen es que la gente quería que siguiésemos nosotros. Por tanto, estamos contentos con lo que hemos hecho y con la respuesta que hemos tenido.
P: José Luis, un pueblo rojo en una provincia de derechas.
R: No sabría decirte, porque en las elecciones generales y autonómicas los resultados dicen otras cosas. Pero un pueblo comprometido, sí.
P: ¿Qué entiende usted por comprometido?
R: Trabajamos desde 2011, con el anterior alcalde cuando empezó Izquierda Unida, a sacar mayoría absoluta en este municipio comprometido con la sociedad, con los valores clásicos de siempre. Miranda, en mayo de este año, hizo diez años de ser el primer Municipio del Bien Común, por lo que estamos preparando un encuentro especial.
Son los valores con los que deberíamos funcionar siempre, como son el respeto a la persona y a la dignidad humana. Eso es muy importante. Es fundamental para nosotros la convivencia, la confianza, la participación ciudadana. Eso se consigue con el día a día, con la transparencia, con el respeto al otro y, eso, la gente también lo valora. El ver que aquí da igual a quién hayas votado o cómo pienses, eres vecino y como vecino tenemos que tener respeto entre todos. Respeto al medio ambiente, solidaridad, una justicia social tanto en lo político como en lo económico. Todo eso lleva a que actúes de una determinada manera, fomentando el comercio local, las ayudas sociales, el respeto al medio ambiente, a dejar de utilizar herbicidas para mantener a raya la vegetación al lado del arroyo... Pero también es una forma de entender que la comunidad que formamos no es solo de personas, sino en el entorno. Todo eso lleva parejo una serie de medidas y de compromisos que tenemos que tomar y que, si sale adelante, es porque los vecinos también, poco a poco, ven que es beneficioso para ellos y para el pueblo, y se van comprometiendo con ello.
"Es fundamental para nosotros la convivencia, la confianza, la participación ciudadana. Se consigue con el día a día, con la transparencia, con el respeto al otro y, eso, la gente también lo valora"
P: A la entrada del pueblo hay un cartel que dice Municipio del Bien Común. Explíquenos qué significa.
R: Entendemos que la política tiene que estar al servicio de la ciudadanía. Política significa gestión de lo público, y que la economía es la gestión de los recursos escasos, que también tienen que ser gestionados con cabeza y en valor de lo público. La gente nos dice, si lo que estáis haciendo es como se vivía en el pueblo en los años 70, cuando esto era un pueblecito pequeño. Pues es eso, generar comunidad, generar confianza y participación entre todos. Lo que hacemos aquí no es algo reglado. Es decir, se intentó hacer una asamblea participativa, la Asamblea de Jóvenes Participativos, y no funcionó. Una vez que consigues la confianza y que hay una paz social, por llamarlo de alguna manera, la gente empieza a confiar en ti y deja de participar en ese tipo de asambleas, en esas cosas regladas. Pero sí es verdad que la gente cada vez opina más y se acerca a ti, si necesitas ayuda, te ayudo. Cuando ocurrió la riada, la gente salió a la calle a ayudar. Cuando organizamos el Mercado Campesino, la gente presta las cosas que tiene para que esto salga adelante, porque esa fiesta ya es suya. También eso es importante, que la gente se identifique con el pueblo, porque así participará más.
P: Una Marinaleda en Castilla.
R: Como no conozco Marinaleda en persona, nunca he ido, no puedo decir si somos eso o no, pero que somos diferentes, creo que sí. Yo no concibo la política de otra manera más que con un compromiso personal y social. Y ya está. Porque vivo aquí. De qué me sirve a mí ganar mucho dinero o tener muchos privilegios si luego mi vecino va a estar mal y eso va a hacer que si yo salgo a la calle tenga que huir de él, o desconfíe o esté mal o empiece, hija, no vayas por ahí en una gran ciudad. Hija, no vayas a tal barrio que es peligroso. Si es que egoístamente lo que nos interesa es que todos estemos bien, porque el dinero no lo compra todo.
P: Desde ese respeto que me habla, ¿cómo se lleva en un pueblo de 500 habitantes de la Castilla rural el tema LGTBI y más en pareja?
R: Me ha sorprendido en este pueblo. Es verdad que cuando vine con mi pareja teníamos un poquito de miedo. Que habrá habido comentarios, evidentemente, pero ha sido un pueblo muy acogedor y abierto y, de hecho, la población LGTBI en Miranda de Azán es considerable. Son ya varias parejas las que hay, algunas con niños también, o bien que viven o bien que tienen posesiones porque están planeando venirse a vivir aquí.
Es que eso es fundamental. Nosotros seguimos comprometidos y seguiremos poniendo la pancarta con la bandera LGTBI y la trans, porque tenemos población trans también a la que hay que defender. Y hay que darle un mensaje bien claro de que no están solos aquí, estamos contigo. Hay que respetar a esas minorías y esos derechos. Ojo, los derechos no son privilegios, son derechos. Entonces, con el respeto y con la igualdad haremos la comunidad. Si es que todo vuelve a lo mismo. Entonces, ¿cómo se vive en un pueblo de la Castilla profunda la cuestión LGTBI? Pues en este en concreto, bien, muy bien de hecho.
P: ¿Qué le diría al resto de alcaldes cuando se plantean en otros pueblos problemas de estas características?
R: Que no tengan miedo a la gente mayor. De hecho, suele ser más tolerante que la gente joven. El problema que estamos teniendo aquí, tanto con el machismo como con la homofobia, es con la gente joven, con ese discurso de odio tan visceral que se oye fuera, que está calando en los jóvenes. Oigo comentarios a críos de 13 años que son auténticas burradas, que no saben lo que dicen, de cómo acosan a otra chica o cómo se tratan entre ellos con la falta de respeto. En cambio, la gente mayor suele ser más respetuosa, más tolerante. Es como que, vive tu vida, sé feliz y a mí deja vivir la mía.
P: Desde Izquierda Unida, ¿cómo son las relaciones con otras instituciones, llámese Diputación de Salamanca o Junta de Castilla y León?
R: Con la Junta de Castilla y León apenas hemos tenido relación. Somos un pueblo bastante autosuficiente. Quiero decir, las subvenciones que nos da la Junta son las que pedimos y nos corresponden. Ese miedo que hay de que si no eres de los que mandan no te van a hacer caso, es mentira. La relación con la Diputación de Salamanca es buena. Con bastantes diputados delegados me llevo muy bien. A otros ni los conozco, porque no hay competencias de comercio, por ejemplo, aquí no hay industria. Luego, lo que sean ellos dentro de sus partidos con distintos sectores, es independiente. Pero en cuestiones de asuntos sociales, medio ambiente e incluso Presidencia, ha sido buena, y que no hayamos sido de la mayoría de los suyos, también nos favorece. Evidentemente, si hay un proyecto grande, se lo reparten entre varios, y a ti te excluyen. Pero repito, en lo que es estrictamente nuestro, evidentemente no nos lo pueden quitar. Y luego, para que no toquemos mucho las narices al ser de la oposición, también nos atienden y nos han ayudado, como fue con el caso de la riada. El delegado de la Junta estuvo aquí y nos ha apoyado muchísimo, al igual que desde la Diputación. Y los problemas que vinieron luego derivados de la riada, como la falta de suministro de agua, en cuanto descolgaba el teléfono nos atendían. O sea, la relación es buena.
P: ¿Cómo sigue el problema de la telefonía?
"El dinero no compra todo, como los derechos humanos. Es fundamental que un partido político respete la dignidad humana de quien sea. Hay partidos de los que estoy radicalmente en contra"
P: Y qué opina de la situación política actual?
R: Me da mucho miedo, muchísimo miedo. Estamos en un retroceso brutal, y no lo queremos ver. Parece como que no pasa nada. Como dicen aquí en el pueblo, que mucho hablan, pero luego poco van a hacer. Que no se atreven. Sí se atreven a hacerlo y lo estamos viendo. Lo que está pasando en Polonia, en Hungría y en Italia, que son países de la Unión Europea, ya no hay que irse a Rusia, ni a Irán, ni a China, o a Senegal o a Angola, donde también hay grandes retrocesos en derechos. Polonia, Hungría e Italia están recortando muchísimos derechos sociales y eso es preocupante. Es preocupante también la parte en la visión que tienen de la economía. Los del bar del pueblo, por ejemplo, se ven como empresarios. No, no son empresarios. Si tú le echas más horas que yo trabajando, eres trabajador y no te das cuenta que el sistema económico que estos plantean, la derecha y la extrema derecha, son a favor de las grandes corporaciones. Al pequeño trabajador o al autónomo se lo van a comer.
Eso por un lado. El respeto al medio ambiente y el negacionismo climático es otro problema. El dinero no compra todo, como los derechos humanos. Para mí es fundamental que un partido político respete la dignidad humana de quien sea. Por eso hay partidos de los que estoy radicalmente en contra. Fíjate que soy bastante moderado en el lenguaje, pero en este caso en concreto tengo que decir que estoy radicalmente en contra. ¿Por qué? Porque no reconocen la dignidad humana de muchísima población española, tanto que dicen que son españoles, pero no reconocen la realidad y la dignidad humana de los propios convecinos compatriotas.
P: ¿Y la izquierda del PSOE en todo este proceso qué pinta?
R: Ante esa situación anterior, ante todo eso que viene, la realidad, por el otro lado, es que la izquierda tiene que ir unida, porque es la única manera que tenemos de enfrentarnos a esos retos. Pero claro, ese moralismo, esa superioridad que algunos creen que tienen, por que se creen con el uso de la razón, la izquierda suele pecar de eso, y hay que bajar a la tierra. Yo soy un trabajador con mis ocho horas, mi familia y tengo que bajar al terreno, a las necesidades reales del día a día. Está muy bien todo lo que han hecho, todas esas leyes, pero han fallado en saberlas comunicar o en los tiempos o en las formas, porque han conseguido que haya mucha gente que no se siente identificada o que no vean la necesidad de esos avances. Eso para mí es lo de bajar al terreno y explicarlo de otra manera, sin creerte superior en lo que estás haciendo. Es necesario, sí, pero habrá que saberlo explicar, porque si ni los propios de tu cuerda te entienden, imagínate cómo vas a convencer al resto. Entonces, la izquierda tiene que ir unida, tiene que hacer muchísima autocrítica de en qué ha fallado. Soy esperanzador con las elecciones del 23 de julio, creo que que todavía hay partido.