No sé exactamente cuándo perdimos el rumbo y dejamos de tenerla en cuenta. Si todo va bien, te distancias de la guía que te ha llevado a ese punto de gracia. Y solo recurres a ella, desesperado, cuando tienes miedo, estás abandonado, perdido y no encuentras una salida. Si eres creyente, te habrás visto más de una vez alejado de Dios cuando has tenido una buena racha; pero si a tu madre le han detectado un cáncer, hasta el más ateo, reza y promete volver al redil si 'El Jefe' se hace cargo del problema. Es una especie de chantaje contra la fe. Una manipulación inconsciente. Una desesperación incontrolada. No suele durar mucho, independientemente del resultado.
Con la Constitución sucede lo mismo. Mientras todo está bien, nos metemos a debatir artículos que ya están más que estudiados desde cualquier prisma, cortinas de humo que se van activando para tapar actualidad que, en la mayoría de los casos, ni siquiera percibimos. Nos hemos cuestionado el artículo 2, "la indisoluble unidad de la Nación española". Eso ya nos ha costado dinero y disgustos a la mayoría de los ciudadanos. Y, aún así, ahí sigue Puigdemont con su 155 profanado, dando vueltas por Europa. De eso parece que ya nos hemos olvidado.
El artículo 31.1, también está a la orden del día. El "sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo"... palabras mayores. De todo este entramado, cada presidente de Gobierno tiene su lectura. Pero lo que no podemos negar es lo que está ocurriendo: las grandes rentas se van de España. No los culpo, es un abuso. Aquí cada uno a la mínima que puede, hace sus chanchullos, a pequeña o a gran escala. Cada uno en su nivel. Pero esta es la realidad. Igual desde el Gobierno deberían hacerse mirar esto. Asfixiar al empresario implica perder sus impuestos. Puede que sea más inteligente quedarnos con el 30% de todos, que exprimir el 49% de los pocos que se quedan. No soy yo muy de números, pero creo que las cuentas salen. Además, si la clase trabajadora depende de que haya empresas que los empleen, algo está haciendo mal la izquierda. Llamadme loca. Pero tiene mucho que ver con el sentido común.
Sobre el artículo 47 ni hablamos: "Una vivienda digna y adecuada". Frente a eso tenemos el Bono de Alquiler Joven. "WOW". Una medida que nada que tiene que ver con comprar votos y no arreglar absolutamente nada. Nótese la ironía. Porque de las viviendas de oferta pública prometidas, ni si quiera un tercio se han desarrollado.
Podríamos seguir desgranando otros artículos y no acabaríamos nunca. Lo que está claro es que hemos perdido el norte. Y que, ahora que vienen mal dadas, deberíamos volver a la Constitución de 1978. No seré yo quien defienda a la Corona. Pero viendo el panorama político actual, nuestros mejores representantes, sin ninguna duda, son los Reyes. Al menos son los únicos que se bajan al barro. Literalmente. Tanto ella como él.
Resumiendo, como bien dice Mariano Rajoy, "la Constitución no hay que cambiarla, solo hay que aplicarla".