La pandemia de coronavirus fue un duro golpe para el sector turístico. Dos años después, tras una lenta recuperación, la incertidumbre económica mundial vuelve a someterlo a prueba. La subida de las materias primas, especialmente de la energía, ha disparado todos los costes, y los establecimientos hoteleros se hallan ante el dilema de incrementar precios o perder volumen de clientes.
En Castilla y León ha habido iniciativas encomiables en estos últimos dos años, desde ámbitos tanto públicos como privados, para dinamizar el sector turístico. Un ejemplo fue la oferta 2X1 en bonos de hotel puesta en marcha por el Ayuntamiento de Salamanca. El cliente tenía la opción de disfrutar de dos noches de hotel, pero solo pagaba una, ya que de la otra se hacía cargo el Consistorio.
La diferencia entre la medida habilitada en Salamanca y otras similares llevadas a cabo en otras ciudades fue la facilidad que se dio al visitante para acceder a la oferta. Una metodología simple, gracias al acuerdo entre el Ayuntamiento y el sector, que permitía al cliente acceder al bono 2X1 de manera directa, sin tener que reclamar luego que alguien le abonara la segunda noche. Esto era algo que el Consistorio y los establecimientos hoteleros solucionaban luego internamente.
Gracias a este tipo de medidas directas (también las políticas municipales de favorecer la ampliación de terrazas) y a otras complementarias, como la organización de todo tipo de eventos, exposiciones, conciertos, etc., el sector turístico de nuestra comunidad autónoma ha podido salir adelante.
La profesionalidad, la innovación y la excelencia en el sector se están traduciendo en la recuperación de las cifras que se habían conseguido antes de 2020. Según datos del Barómetro del Turismo Mundial de la OMT, el turismo internacional se ha recuperado notablemente a lo largo de este año.
La llegada de turistas a España en 2022 se está acercando ya a los niveles de los cuatro últimos años antes de la pandemia. Y en Castilla y León, según el Boletín de Coyuntura Turística, en septiembre de este año prácticamente se había duplicado el número de viajeros con respecto a los de 2021 (6,16 millones, frente a los 3,39 millones que arrojó todo el año anterior).
Según el Boletín de Coyuntura Económica de Castilla y León, el turismo rural ha tenido también un buen comportamiento a lo largo del año, pero, tras el auge de los meses de verano, su evolución fue peor en septiembre.
La inseguridad económica actual y la inflación son las dos grandes amenazas que se ciernen ahora sobre el sector turístico regional. El invierno se presenta duro para algunos establecimientos, que tendrán que tomar la decisión de mantenerse abiertos o cerrar durante algunos meses para evitar los elevados precios de la energía.
Como en otros momentos difíciles, la innovación y la calidad deberán ser una vez más el distintivo. Y las administraciones públicas tendrán que ayudar en la medida de sus posibilidades.
Nuestra ventaja es que Castilla y León, con su inmenso catálogo de monumentos históricos, sus inigualables y variados espacios naturales, sus acogedoras ciudades y pueblos, su excelsa gastronomía… no necesita de maquillajes para vender su imagen. La Feria Intur, siempre en la segunda quincena de noviembre, es el escaparate de esas bellezas.