Se jugaba mucho la televisión anoche con el estreno de Mask Singer: adivina quién canta, el formato más adaptado de 2020 y uno de los grandes fenómenos de los últimos años en televisión en todo el mundo.
En tiempos de coronavirus, el peligro de una televisión low cost en la que sólo se mire única y exclusivamente por el accionista se cierne sobre nuestra industria. Tanto que desde Fremantle, una productora que trabaja habitualmente con Mediaset España, no han dudado en resaltar que en Atresmedia habían intentando “poner unos niveles y valores de producción más allá de lo que habitualmente se puede hacer en el país”.
'Mask Singer' se ha convertido en el mejor estreno de entretenimiento en ocho años
“Hemos tenido la suerte de poder trabajar para y con una cadena que busca la excelencia. No quiero hablar de otros formatos. Pero lo podéis ver con otros formatos que tienen en antena”, decía la CEO de la productora, Nathalie García, que actualmente tiene en pantalla Idol Kids en Telecinco.
“Por el bien de nuestra televisión, ya puede la audiencia apoyar con fuerza el estreno de #MaskSinger”, escribía hace unos días en un tuit que molestó tanto en Mediaset España que incluso hubo alguien que decidió parapetarse detrás de una cuenta corporativa para sobrepasar todos los límites con un intimidatorio y despreciable ataque personal.
Y por el bien de nuestra televisión, la audiencia apoyó anoche en masa el estreno del programa con un 27,4% de cuota de pantalla y 3.740.000 espectadores, el mejor estreno de un programa de entretenimiento en ocho años.
Suma así el formato un nuevo triunfo en su periplo internacional y demuestra que en nuestro país no sólo se puede, sino que se debe, arriesgar en apostar por nuevos formatos, cómo así sucede en países vecinos como Francia o Portugal, donde gusta mucho cambiar de formatos.
Formatos además sin una excesiva duración que lleven al espectador a poder irse a la cama al filo de la medionoche y contribuyan así a una mejor racionalización de los horarios.
Una notable adaptación
El reto ahora estará, por supuesto, es saber mantener el interés para las siete galas restantes y la intriga sobre quién se oculta detrás de las once máscaras que quedan por descubrir. La dinámica, sin duda, ya juega a favor. Y es que anoche Twitter y los grupos de WhatsApp se llenaron de todo tipo de teorías, a cada cual más loca.
En tiempos de consumo rápido y de fácil distracción, Mask Singer ha conseguido enganchar al público sacando al niño que uno lleva dentro, jugando a teorizar y agudizando mucho el oído.
Ayudará muchísimo el hecho de que el primer famoso descubierto haya sido Georgina Rodríguez, la novia de Cristiano Ronaldo, alguien muy poco dada a prodigarse en televisión -su última aparición fue como co-presentadora del Festival de San Remo en febrero- y que cuenta con más de 20 millones de seguidores.
También ayudará el excelente tándem que forman los investigadores Javier Ambrossi, Javier Calvo, Malú y José Mota. Los dos primeros han demostrado contar con un gran sentido del espectáculo dando rienda suelta a su locura, siendo una auténtica fábrica de gifs y memes, pero sabiendo hilar muy bien sus teorías; mientras que los dos segundos atrapan al público más adulto, la primera por su experiencia previa en La Voz y el segundo por su más que aplaudido humor.
Y es que, por muy mal que algunos le puedan caer determinadas figuras, nunca hay que olvidar que este tipo de formatos están pensados para atrapar a todo tipo de públicos. Hay más tipos de espectadores más allá de uno mismo. Y en este sentido, con este jurado y con su presentador Arturo Valls, Mask Singer cumple con creces ese cometido.
Aparecieron anoche diversas críticas por lo atropellado de su arranque y su apariencia de show enlatado más propio de la televisión americana, lo cual le resta espontaneidad al programa. Y así fue. Cero discrepancia.
No ayuda tampoco mucho el hecho de que el COVID haya limitado la presencia de público en el plató para dotar al programa de un mayor dinamismo, como así sucede en otras versiones donde se puede ver público en el foso.
No obstante, a medida que el show avanzaba y los investigadores hacían su trabajo, el programa fue ganando en ritmo y animación. Y así, desde que ya la primera máscara empezó a cantar y todos comenzamos a pensar en tal diversidad de famosos que iban de Fernando Tejero a Sergio Ramos o Joaquín, aquello era ya un juego imparable en el que los espectadores habían entrado. De hecho el programa comenzó en un 18,1% y acabó en 32,7%.
Asimismo, el hecho de que el programa sólo durara 90 minutos y no se extendiera más allá de las 00:15 horas es un gran punto a favor para que la audiencia, tan acostumbrada a programas de prime time de tres horas, vuelva a asomarse en semanas sucesivas.
Sea como fuera, Antena 3 y Fremantle han dado en el clavo trayendo este formato a España creando un evento del que poder hablar, ya no al día siguiente en la máquina del café, pero sí a través de todas nuestras redes, provocando así un beneficioso efecto boca a boca. Un formato familiar que activa al espectador y que une a todos en estos tiempos tan convulsos.