En su versión de anónimos, de niños o de famosos, MasterChef es una de las joyas de la corona de RTVE. El concurso culinario suele dejar grandes datos en audiencia y mucho calor en las redes sociales, si bien, siempre se enfrenta a un mismo problema: su excesiva duración.
De nada sirve que Televisión Española haya suprimido sus programas de access prime time. En la primera entrega de la actual edición de MasterChef Celebrity los espectadores tuvieron que aguantar hasta más allá de las dos de la madrugada para saber quién era el expulsado; en la segunda entrega, hasta la una.
Al equipo de Shine Iberia le gusta recrearse en los detalles. Cierto es que tienen un ritmo muy bien cogido, que el programa no se hace pesado, y que nos permiten conocer muy bien a los concursantes y enamorarnos de ellos (o cogerles manía, según el caso). Sabemos cómo cocinan, y qué esperar de ellos.
Es un formato fresco y divertido, que cumple muy bien su función de servicio público. Entretiene al espectador a la vez que nos descubre nuevos enclaves nacionales en las pruebas de exterior, nos acerca a la a veces desconocida gastronomía nacional e internacional, y de paso, nos presenta a algunos de los mejores chefs que trabajan en nuestro país. Pero, no deja de ser incómodo perder horas de sueño para ver cuál es el desenlace del capítulo de turno.
¿Sería posible dividir ‘MasterChef’ en dos partes?
Una pregunta interesante sería analizar hasta qué punto podría dividirse cada entrega en dos partes como y sucedió en la primera edición de La Voz, y así, emitir MasterChef Celebrity dos días de la semana, a poder ser, consecutivos. Esto permitiría al espectador que quiera irse a la cama sin tener que descubrir a través de las redes sociales o los medios de comunicación qué cantante, actor o deportista abandonó las cocinas.
Sin embargo, por el propio ritmo del formato, la opción de partir el programa por su mitad tendría poco sentido. Para muchos, dejar la prueba de exteriores en pausa no tendría ningún interés. Y lo que más sentido tendría es emitir una primera entrega con las pruebas de líder y de exteriores, lo que ya superaría las dos horas de emisión.
De esta manera, sabríamos qué concursantes se quedan con las papeletas de ser expulsados, o quiénes están, al más puro estilo de Gran Hermano, nominados para abandonar las cocinas. Así se dejaría al televidente con ganas de un poco más, y ya, al día siguiente se emitiría esa prueba final, en la que las emociones se ponen a flor de piel.
Sería difícil saber si esta forma de emisión interesaría a la audiencia o no. Además, los datos del programa variarían, ya que la media de espectadores y la cuota de share varía en función de la franja que ocupa, y variaría la percepción de éxito o de fracaso que tenemos actualmente.
'MasterChef Celebrity'
Otra opción: aligerar las pruebas
Cierto es que cada emisión tiene su propio inicio, nudo y desenlace, y el espectador quiere saber qué concursante seguirá y cuál tendrá que abandonar las cocinas de Televisión Española para siempre. Por lo que dividir el programa en dos, dejaría una incómoda sensación de interruptus.
La versión de EEUU dura 40 minutos; la de España 180
Una forma de hacer más ligero el formato sería suprimiendo una de las pruebas. Se podría hacer una prueba en en el plató y otra en exterior y que la eliminación se basase solo en el desempeño individual de los participantes en esa segunda prueba.
O bien, podría haber dos pruebas en las famosas cocinas del programa, una para elegir al mejor y otra con el único fin de eliminar a un participante. Si uno se da una vuelta por cómo se hace el programa alrededor del mundo comprobará, por ejemplo, que en la versión de Estados Unidos, con Gordon Ramsey, el formato dura solo 40 minutos, frente a los más de 180 que vemos en España. Es decir, con una gala española se harían cuatro galas en otros países.