La pasada semana, Netflix estrenaba Niquelao, la adaptación española de Nailed it!, un descacharrante programa de repostería que es casi la antítesis de MasterChef u otros talents culinarios. Allí los participantes no saben casi hornear, y de ellos se esperan que hagan auténticos estropicios en la cocina. Y los jueves no les critican por ello, sino que hasta les aplauden.
El programa tenía un desafío importante. Los que siguen el formato original saben que parte del alma del espacio es la presentadora Nicole Byer, un auténtico huracán en el plató que habla de temas picantes, y tiene un don especial para burlarse de manera encantadora de los pasteles que cocinan los participantes.
Además, va secundada por el maestro chocolatero Jacques Torres, que da un contrapunto muy bueno a Byer, si bien también es desenfadado y sabe cómo hacer chistes sobre las réplicas más dulces de complicadas tartas de unicornios o castillos.
Una Terremoto para hacer sombra al huracán Byer
En España, Netflix ha optado por poner al frente a la Terremoto de Alcorcón, y ha conseguido con nota no echar de menos a Nicole Byer. Para evitar comparaciones, en otros países como México o Francia se optó por poner a un presentador masculino, con el que será más fácil de evitar comparaciones. Pero aquí no ha sido el caso, se apostó por una mujer, ¡y qué mujer para estar al frente del primer programa de entretenimiento que la compañía de streaming estrena en nuestro país!
Aunque es su primer programa de televisión como presentadora, la Terremoto de Alcorcón se mueve como pez en el agua; se nota ahí su experiencia teatral, en la que ha sido maestra de ceremonias en espectáculos como The Hole. La Terremoto está cómoda, transmite alegría, y sabe darle al programa lo que necesita. Lo mismo se tira en plancha contra el suelo que le echa de manera absurda los tejos a un concursante.
Además, la Terremoto ha sabido darle un toque de distinción al programa, apareciendo en cada entrega con un look peculiar, vinculado a veces con la comida (una rosquilla, un plátano), con pelos imposibles y maquillajes excesivos. Ni ella es una réplica de Nicole, ni Niquelao es Nailed it! Es lo mismo, pero no es igual. Tiene sabor propio, sin caer en el tipical spanish.
El acierto de Christian Escribà
Escribà es un talentoso pastelero que dirige su boutique de pastelería familiar, fundada en 1906 en Barcelona. Y su fichaje como juez para Niquelao es todo un acierto porque, dentro de su seriedad, demuestra ser un niño grande, capaz de entrarle al trapo a las travesuras de la Terremoto, que parece tener un talento innato para jugar con la cámara, a la que enseña la lengua llena de colorante alimentario si procede.
También destaca casi todo el elenco de jueces invitados. La entrega dedicada a Paquita Salas, en la que aparecen Mariona Terés y Yolanda Ramos es francamente divertida, y Mariona se revela como una artista que bien podría darnos grandes momentos televisivos en un show como Tu cara me suena.
Menos acertada estuvo, por su parte, Irene Junquera, invitada en una entrega dedicada al fútbol. Se encontraba un tanto perdida, y no conocía en absoluto el código del programa, en el que siempre se alaba la labor del concursante aunque su pastel haya sido miserablemente fallido. No sabía si tenía que juzgar con dureza, si debía reírse o qué se esperaba de ella. Sin duda, estaba fuera de juego.
Un interesante ramillete de concursantes
El casting de concursantes ha resultado interesante. Desde una vendedora ambulante a una limpiadora, pasando por opositores. Gente variopinta y con gracia que han hecho en los fogones lo que se esperaba de ellos: unos auténticos desastre.
Los hay que entran en pánico y no atinan ni a encender al horno, mientras que otros rezan a Santa Gema para que les ilumine el cocinado. Han presentado desastres crudos y pegajosos, otros excesivamente secos. Se ha recurrido al truco de emplear arroz inflado en lugar de bizcocho para simular ante los jueces que se ha hecho la tarta requerida, e incluso hay quien ha presentado únicamente un amasijo de fondant como si fuese un pastel. A pesar de que ninguno a hecho una versión niquelá del dulce original, al final de cada programa hemos visto cómo el ganador recibe un trofeo y se lleva a casa 5000 euros.
El programa tiene escasas seis entregas, que acaban sabiendo a poco. No sabemos si habrá más entregas, pero en una entrevista a este portal, Terremoto aseguraba que "una segunda temporada es una apuesta casi segunda, y yo ya estaría pensando en la décima". Además, es un programa que sale relativamente barato, pues en el mismo plató se han grabado las versiones de España, Francia y Alemania, y además, permite a Netflix hacerse promoción a sí mismo y a sus estrellas. Así, en la versión estadounidense hay una entrega con los chicos de Queer eye, y en esta se ha hecho un homenaje a Paquita Salas.