Durante la visita al rodaje de En el corredor de la muerte, la serie sobre Pablo Ibar, el español que fue condenado a la pena de muerte en el año 2000, uno de sus productores ejecutivos, Ramón Campos, contaba a la prensa una anécdota sobre cómo se había preparado el papel su protagonista, Miguel Ángel Silvestre.
Según contaba el gallego, tal fue el empeño de Silvestre en conseguir el acento de Ibar que una noche que fueron a cenar a un restaurante, una mujer que le pidió una fotografía al alicantino, le preguntó si realmente era él ya que éste iba siempre con el acento cubano iba allí donde iba.
Las mismas buenas palabras hacia su trabajo tenía el director de la serie, Carlos Marquet Marcet. El doble ganador de la Biznaga de Oro reconoció que no había visto nada de Silvestre y que se sorprendió gratamente de la generosidad con la que se había entregado para preparar el papel. “Es el actor más trabajador que me he encontrado nunca”, comentaba hace unos meses.
Con estos antecedentes, las expectativas hacia el trabajo de Silvestre era muy alta. Unas expectativas que ha cumplido con creces después de ver los cuatro episodios con los que cuenta esta ficción de Bambú Producciones.
Y es que el trabajo de Silvestre es impecable, mimetizándose al 100% con Ibar, adquiriendo su acento cubano, su forma de hablar, sus poses, trasladándonos su angustia. Es, sin ninguna duda, el papel que supone un punto de inflexión en su carrera y que demuestra su perseverancia a la hora de prepararse un papel.
Ayuda a ello sin ninguna duda la excelente mirada de su director Carlos Marques Marcet, quien ya demostró su maestría para desnudar a los personajes en primeros planos en 10.000 km. y Los días que vendrán, y que dota al relato de la emotividad y sinceridad necesaria para hacer sentir al espectador el drama por lo que pasa Pablo Ibar.
Por lo demás, gracias a estos mimbres tan bien compuestos y a un relato contado desde distintos puntos de vista, la ficción es una dura crítica al racismo imperante en la sociedad norteamericana y, sobre todo, a su sistema penitenciario, el cual no ha cambiado ni lo más mínimo en veinte años como así demuestran las excelentes intros mostrándonos a los cuatro últimos presidentes de los Estados Unidos.
Merece también una especial mención Marisé Álvarez, la actriz que da vida a Tanya Ibar, esposa de Pablo, y que supone un gran descubrimiento para el público español.
En definitiva, después de los pinchazos de Instinto, 45 revoluciones o Alta Mar, En el corredor de la muerte nos devuelve a la mejor Bambú Producciones gracias a este tándem perfecto con Nacho Carretero que tantas alegrías ya le dio en Fariña.