Cuando arrancó Maestros de la costura, muchos vimos en el talent una versión de corte y confección de MasterChef. La estructura del programa era muy similar a la del programa culinario, con una prueba individual, una grupal y una de expulsión en cada entrega, con una presentadora y tres miembros del jurado que se muestran impasibles ante los aprendices. Por no hablar de un maravilloso y carismático cásting.
Sin embargo, ambos formatos no tienen el mismo impacto. MasterChef es una piedra angular de la programación de La 1,con 16 ediciones entre las versiones Junior, Celebrity y de adultos. Y Maestros de la Costura, sin embargo, en su segunda edición está mostrando mucho desgaste en audiencias, pese a tener una estructura similar, y se posiciona como la tercera opción de los miércoles. ¿Por qué?
Las normas que van y vienen en ‘Maestros de la costura’
Uno de los principales problemas de Maestros de la costura es, como ya analizamos en este portal, esas normas que van y vienen al gusto de los jueces. Una semana deciden no expulsar a nadie, pero luego lo compensan echando a alguien en el siguiente en la primera prueba. Los jefes de equipo cambian de discípulos en mitad de una confección, y así mil pequeñas normas más que desconciertan al espectador.
¿El resultado? Que haya una indignación constante, como se pudo palpar la semana pasada en las redes sociales cuando se expulsó a Sergio a las puertas de la semifinal, pues todos los que seguimos el formato veíamos en él a uno de los finalistas, cuando no al ganador de la edición.
En MasterChef, los jueces son rígidos, pero no tienes la sensación de que te toman el pelo. Sus decisiones se suelen aceptar por público y concursantes, actúan siempre igual, y no tienen a ningún concursante siempre entre ceja y ceja, como ocurrió por ejemplo con Antonio en la primera edición de Maestros, que hiciese lo que hiciese acababa siempre en expulsión.
El nivel de los concursantes
Otro problema es el nivel de los concursantes. En MasterChef es difícil saber cómo cocinan los aspirantes, aunque los veas entre cacerolas y fogones. Tú ves un plato mejor o peor emplatado, pero siempre falta el veredicto del jurado para que desvelen al espectador si es un manjar o un desastre absoluto la preparación.
En Maestros, sin embargo, una de las quejas más frecuentes que se leen en las redes sociales es el bajo nivel de los participantes; tú como espectador sabes si ese traje está bien confeccionado o no, si tiene los bajos sin acabar, o si eso le sentará a una modelo como a un santo dos pistolas.
Pasan las semanas y los aprendices no saben encontrar el centro a las prendas, las críticas del jurado se repiten y repiten, y da la sensación de que, en comparación, el nivel es más bajo que en el programa de cocina.
Que quizá no lo sea, pero un plato bonito aunque con sabor a infierno indigna menos que cuando ves un trapo envuelto en el maniquí, tal como ha ocurrido en esta edición.
Por una tercera edición más pulida
El formato de Maestros de la Costura es bueno y sería interesante ver una tercera edición en la que se subsanasen los errores, analizando por qué MasterChef es capaz de hacer sombra a Gran Hermano y los costureros no (porque también se enfrentaron al reality por excelencia y salieron perdiendo).
Habría sin duda que reducir su duración para que no alcanzase la una de la mañana y su ritmo fuese más fresco, sumado a unas pruebas que quizá no saquen a la luz tanto los defectos de los concursantes, y que el jurado se deje de cambiar jefes de equipo cada vez que lo estimen oportuno. Lo que no debe cambiar es el ramillete de concursantes, pues el cásting suele ser genial, y que en un futuro nos encontremos a personajes como el nervioso Pedro, la altanera Lara, o el disciplinado Toni.
Además, hay que seguir apostando por Caprile, María Escoté y Palomo Spain, que tienen los tres un buen instinto televisivo, saben dar juego y cada vez están más cómodos y desenfadados ante las cámaras, sabiendo lo que la pequeña pantalla requiere de esto. Quién sabe si algún día se convierten en iconos de La 1, igual que ahora mismo lo son sus colegas Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera. ¿Se imaginan a Anne Igartiburu dando la bienvenida al año nuevo junto a Palomo y Lorenzo, tal como ocurrió con Pepe y Jordi en otras ocasiones?