“La teoría de Pérez Reverte es una idiotez. La gente tenía que ver más Salvados que Sálvame. Esa historia se va a tomar por saco cuando una sola persona que vea Salvados vea Sálvame. Estoy seguro que hay más de una persona que disfruta viendo Salvados, pero también viendo Sálvame”, decía el pasado sábado Jorge Javier Vázquez en Un tiempo nuevo.
¡Y tanto! Y para que quede constancia: yo soy uno de ellos. Sí, lo confieso. Podéis fustigarme. Después de una dura jornada de trabajo, los jueves he disfrutado viendo los momentos de Ylenia en Gran Hermano VIP y los viernes me gusta sentarme a ver Deluxe con una copa de vino.
Aquel que diga que nunca ha visto Sálvame, Deluxe o Supervivientes, miente. Y miente a consciencia.
Pero luego llega el domingo y disfruto con Salvados, El Objetivo, Cachitos de hierro y cromo o rescatando en RTVE a la carta los magníficos reportajes de Ochéntame otra vez. Y llega el lunes y sintonizo El ministerio del tiempo y Alaska y Segura. Y llega el miércoles y río a carcajadas con ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Pero llega de nuevo el viernes, y lo dicho, disfruto viendo el Deluxe.
Empiezo a estar harto de la hipocresía que a veces reina en el sector. Y es que aquel que diga que nunca ha visto Sálvame, Deluxe o Supervivientes, miente. Y miente a consciencia. Y miente tanto como aquellos que en su día dijeron que no vieron la primera edición de Gran Hermano. ¿Por qué El Intermedio hace chistes sobre Gran Hermano VIP que su público entiende a la perfección?
“¡Yo amo la tele!”, dijo laSexta en su nacimiento y lo defendimos en Bluper en el nuestro. Y lo vuelvo a repetir: ¡Yo amo la tele! Amo la tele que me enseña, que me divierte, que me hace reír, que me hace llorar. Una tele que goza de salud porque puedo encontrar lo que me apetece dependiendo de mi estado de ánimo.
De críticas y alabanzas
Y al igual que algunas veces criticamos ciertas decisiones o estrategias, otras veces las aplaudimos. Estamos aquí para remar en la misma dirección, para hacer una tele mejor. Lástima que a veces sólo tengan repercusión las críticas y no las alabanzas.
Que yo me siente a ver Gran Hermano VIP, no significa que no pueda criticar las actitudes racistas que tuvieron Los Chunguitos. Que yo diga que Risto Mejide no se ha dejado engullir por una marea de mediocridad que amenaza Mediaset España, no significa que esté atacando a toda una cadena sino a esa peligrosa estrategia de sólo apostar por ciertos personajes.
No pasa nada por decir que Sálvame ha cambiado el lenguaje televisivo
Está bien que Mediaset España pague a Belén Esteban X euros por participar en un reality porque después lo va a recuperar en audiencia, en publicidad, porque gracias a GH VIP después Telecinco invierte en cine. Pero también está bien alzar la voz cuando no se valora el talento de determinados profesionales.
Está bien decir que Sálvame es un programa que ha revolucionado la televisión, que ha cambiado el lenguaje televisivo, pero también denunciar que ha habido ciertos momentos en los que ha jugado en la línea que separa lo legal de lo ilegal.
Somos una generación que nos sentamos cada día frente al televisor sin prejuicios. Sabiendo que detrás de cada programa hay un equipo, personas, historias. Que gracias a Salvados el Gobierno se ha visto obligado a dar explicaciones por el caso Zaida, pero que gracias a Gran Hermano VIP hay cientos de profesionales trabajando.
Yo veo Salvados y también Sálvame. ¿Y qué?