"Ven aquí a disfrutar y antes de marcharme, déjame que te enseñe Tel Aviv", cantaba hace ahora tres años el representante de Israel en el Festival de Eurovisión, Nadav Guedj, en la canción Golden boy (Chico de oro).
Dos años después, IMRI también elegía aquella ciudad israelí para demostrar lo maravillo que es vivir allí en el videoclip de I feel alive, la propuesta con la que representó a su país en Kiev.
Todo ello ha hecho pensar a la comunidad eurofan que Tel Aviv, que además es conocida por ser uno de los mayores destinos turísticos gay, será la ciudad elegida para celebrar el Festival de Eurovisión 2019 tras la victoria en Lisboa de Netta con la canción Toy.
Sin embargo, a la hora de seleccionar qué ciudad israelí albergará la próxima edición del Festival, también pesará la cuestión política, como así han explicado a BLUPER periodistas y eurofans de aquel país desplazados hasta Lisboa.
De hecho, el primer ministro israelí Benjamin Nentanyahu ha escrito en su cuenta de Twitter que "el próximo año nos vemos en Jerusalén".
La osadía de Donald Trump
La razón se encuentra en que Israel lleva años luchando porque la comunidad internacional reconozca a Jerusalén como su capital, algo que hizo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace sólo unos meses con bastante polémica.
De hecho la Unión Europea se mostró en completo desacuerdo. El presidente de Francia, Emmanuel Macron advirtió y pidió a Estados Unidos abstenerse a dar el paso. “Es una decisión desafortunada, Francia no la aprueba, y contradice el derecho internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo entonces.
Por su parte, la jefa del Gobierno británico, Theresa May, fue más moderada que el francés al condenar la osadía de Donald Trump: “Discrepamos con la decisión estadounidense. Creemos que es de poca ayuda en lo que respecta a la perspectiva de paz en la región”.
Siempre Jerusalén
Antes de la victoria de Netta, Israel había ganado tres veces Eurovisión y, siempre que lo hizo, optó por Jerusalén como ciudad anfitriona. No obstante, tras ganar por segunda vez consecutiva en 1979, decidió rechazar celebrar al certamen al año siguiente y en su lugar se hizo cargo Países Bajos.
La última vez que el certamen musical se celebró en Israel fue en 1999 después de que un año antes se alzara con la victoria Dana Internacional. Ya entonces hubo cierta controversia a la hora de designar la sede del festival ya que grupos de judíos ultra ortodoxos se mostraron completamente en contra de esta designación.
Ahora parece que la historia volverá a repetirse. La pelota está ahora en el tejado de la televisión pública israelí, que tendrá que garantizar a la UER que Jerusalén será una ciudad segura para albergar una evento tan gay friendly como Eurovisión.