Por segunda semana, Sábado Deluxe contó con una intervención de Ángel Garó. Aunque esta vez no solo acudió a plató, sino que protagonizó un vídeo donde se realizaba una autoentrevista donde habla de su actual situación y su presunta agresión a su expareja Darío Albelaira.
Dos Ángel Garó sentados frente a frente; uno de ellos, de negro, era el entrevistado, con cara de póker. Y frente a él, un débil Ángel Garó vestido con camisa blanca y chaqueta azul, el entrevistado, que se derrumbaba por las preguntas que él mismo se realizaba.
“Lo que más me duele es que me relacionen con el maltrato, es lo que me está matando”, se contaba a sí mismo Ángel Garó, poco antes de pedir que se parase la grabación, llorando. “Esto no se puede hacer, contra el maltrato no se puede hacer”, decía entre lágrimas y tono compungido, delante de la atenta mirada de sí mismo como entrevistador. “Dice que lo empujé y que le hice un esguince y el otro día sale en la tele haciendo de vieja. Es muy doloroso”.
El Colacao de la abuela
Durante la primera mitad de la autoentrevista Garó recordó su infancia, y tuvo duras palabras hacia su abuela, que días atrás entró en Sálvame para hablar mal del cómico. "Mi abuela nunca ha querido a su hija. No tenía que hacer el daño que hizo desde los 18 años a mi madre”, comenzó diciendo el gaditano afincado en Málaga, que pronto se calentó.
“Mi abuela ha sido un reptil con mi madre, y los reptiles viven entre ellos. El dolor que le ha causado no lo voy a perdonar. Ha sido una maltratadora toda su vida”, continuó diciendo, y dijo que nunca había ejercido como abuela con sus nietos. “Ha sido una maltratadora toda su vida. No nos ponía colacao, no nos ponía ni pan”, afirmó. Unas declaraciones que pronto llenaron las redes sociales de chascarrillos, e incluso luego en plató también bromearon con Garó por esta misma frase.
Un ejercicio teatral
La semana pasada ya demostró ser un gran conocedor del medio audiovisual, y esta semana Ángel Garó lo ha vuelto a hacer. La entrevista era casi una obra teatral televisada, una forma de ejercer su profesión de actor para contar su historia y en la que sabía jugar perfectamente sus dos papeles, según correspondiese. Algo a lo que además ayudó la buena realización, con los insertos del Ángel entrevistador asintiendo o con mirada empática mientras el Garó entrevistado explicaba su vida de manera triste.