Crítica 'El Caso': el ritmo que se puede permitir sólo una TV pública
No es tan fácil enfrentarse a El Caso como parece. No es una serie de generalistas a pesar de ser una ficción de género. No es una serie con ritmo de privadas ni con la intención de arrasar. Y eso no la convierte en una serie de televisión fácil. La convierte en una ficción interesante y potente.
Este martes llega a TVE un nuevo título para la colección de la tele pública. Un título que no quedará escondido en la parte trasera del archivo, sino que servirá para reivindicar la posición que una cadena como TVE debe y puede tener en el sector seriéfilo. Una posición que queda empañada por cuestiones empresariales.
El Caso es una serie brillante. Por dentro y por fuera. Su exterior, sus curvas y su silueta quedan retratadas por una fotografía exquisita que mete de lleno al espectador en los años 60 sin retozar en lo rancio. Y un interior de guiones e interpretaciones hipnotizante.
Las tramas no se preocupan por el ritmo al que obliga la televisión española
El buen fondo es lo que hace de El Caso una serie complicada para el gran público. Un piloto al que hay que enfrentarse con paciencia y con ganas de degustar un menú de estrella Michelín. Y es que a veces apetece cenar hamburguesa. El primer capítulo pones sus bazas sobre la mesa: las tramas no se preocupan por el ritmo al que obliga la televisión española y se toma las cosas con calma. Más degustación.
Resulta lento en su presentación. Su primer plato es un calmado saludo a los personajes. Un dibujo hecho con mimo y esmero para saber cómo se comportarán en cada situación sin juicios. Un piloto que se hace largo pero no aburrido. Que termina cuando debe y quiere terminar. Un primer capitulo que se centra mucho en los protagonistas y que no explota a los secundarios que dejan con ganas de más.
La ficción debe buscar su propio ritmo, no puñetazos a la cara
TVE ha aprendido a no tener que fijarse en las privadas a la hora de producir ficción. La ficción debe buscar su propio ritmo, no puñetazos continuos a la cara del espectador. La calidad por encima de la cantidad. Un elemento fundamental del que a veces se ha olvidado TVE.
Plano a Plano vuelve a demostrar que están en el camino correcto para ser (más) una productora de referencia. Tras El PrÍncipe y Allí abajo, la productora demuestra con El Caso que se puede enfrentar a otro tipo de ficción más procedimental y que a la vez maneja un fondo de serie de trama.
Lo bien que le va a venir a Verónica Sánchez esta serie. Aunque tampoco se ha equivocado a la hora de elegir proyectos televisivos, El Caso le ofrece un guión en el que lucirse como protagonista con un personaje que se puede convertir en esos que hacen que el espectador se olvide de tu nombre real. De esos que las señoras gritan a los cuatro vientos para pedirte una foto.
Pero si hay un actor que luce y reluce, ése es Fernando Guillén Cuervo. Cosa de genes. El actor ha dado en la tecla con un personaje oscuro y pretencioso pero amable y encantador a ojos de la cámara. Un papel que le otorga la posibilidad de llevarse todos los premios del sector si El Caso consigue llamar la atención lo suficiente.