Toni Cantó regresa a la tele: "No soy consciente de que se me hayan cerrado puertas"
Toni Cantó vuelve a televisión. El primero actor y más tarde político precipitó su salida de la política tras su confrontación con UPyD, aunque sigue en este mundo de manera más sosegada y no lo quiere abandonar totalmente.
Ahora, vuelve al mundo de la interpretación cinco años después de su fracaso con Vida loca en Telecinco. Lo hace para vivir, porque es su profesión y es a lo que se dedica realmente, y cree que su paso por la política no le han cerrado puertas, tal como ha confirmado en una entrevista concedida durante la presentación en el FesTVal de la nueva temporada de Amar es para siempre, serie en la que ahora participa.
¿Qué te ha llevado a esta vuelta a la interpretación?
Yo vivo de esto, básicamente. Pasado ese paréntesis político yo sigo dedicándome a lo de siempre. Lo primero que me ha llevado a aceptar este trabajo es que tengo que vivir de esto. Tengo la suerte de poder hacer proyectos que me gustan y he podido provocar mis propios proyectos, sobre todo en teatro. Mientras tanto surgió la oportunidad de trabajar en una serie como esta y no lo dudé ni un instante. Entrar en una serie en la que te ofrecen un contrato como este que te ocupa un año entero es una anomalía y un privilegio.
Entrar en una serie en la que te ofrecen un contrato como este que te ocupa un año entero es una anomalía y un privilegio
¿Qué es más culebrón, una serie diaria o la política?
Los dos son culebrones. La serie es un culebrón que como mucho puede alegrarnos o entretenernos. La política puede tener consecuencias que te afectan de manera muy seria y que nos empobrece.
¿Tienes con tus compañeros tertulias políticas?
No lo puedo evitar. Pero yo siempre he tenido mucha tertulia política porque siempre me ha gustado mucho la política. Es verdad que muchos de mis compañeros acuden a mí con curiosidad y me preguntan sobre la experiencia. Pero cuando estás en una serie como esta con 25 folios que aprenderte la mayor parte del tiempo las dedicas a estar con el papel delante.
¿Son dos profesiones vocacionales?
Para mí son ambas vocacionales. Cuando llegué a Madrid, en el carnet de identidad había que poner la profesión y tardé seis o siete años en poner como profesión actor porque no me atrevía a reconocer que esa era mi profesión y quería vivir de ello. No terminaba de creer que iba a poder vivir de ellos y por lo tanto ser un actor el resto de mi vida. Era muy complicado, y ahora lo es más.
Es vocacional. Yo soy un tío muy afortunado y que la primera vez que he cobrado el paro ha sido después de dedicarme a la política. No era exactamente el paro, es a lo que tienen derecho los diputados. En política también he sido afortunado. Yo creo en la política vocacional, por desgracia no siempre es así. Hay un porcentaje muy elevado de políticos que no han trabajado en su vida fuera de la política. Eso explica gran parte de los problemas de nuestro país.
En el arte se miente para encontrar la verdad. En política es todo lo contrario
¿Te ha tocado ser actor en la política?
No tiene nada que ver. En el arte se miente para encontrar la verdad. En política es todo lo contrario. En política se enmascara continuamente la verdad.
¿No has tenido que poner alguna sonrisa de más?
En política me he caracterizado por ser un poco bocazas y por no disimular demasiado. Eso me ha valido algún que otro rapapolvo, pero yo lo doy por bueno. Me fastidia mucho lo políticamente correcto y para aburrirme no me hubiese metido en la aventura.
¿Te ha desencantado la política?
Para nada. La sigo valorando a tope y me sigue fascinando. Espero seguir y sigo vinculado a ella.
¿Cómo vas a compatibilizar las dos vidas?
Espero poder echar una mano en lo que pueda.
¿Tenías miedo de haberte olvidado de actuar al entrar en el plató?
Esa era mi sensación, pero esto es como la bici. Cuando llevas cinco años sin actuar, es cierto que hay ciertas mecánicas y técnicas a las que tienes que estar atento. Hay un momento que esas cosas las haces con naturalidad y no te bloquean.
¿Lo has cogido con más ganas?
Echaba de menos actuar tanto en televisión como en teatro. Para mí son muy distintos.
¿Ha habido un salto cualitativo desde que dejaste la televisión?
Recuerdo las series con las que yo crecí o las series que yo hice y ves ahora cómo se está desarrollando la ficción y es obvio y es otra televisión. El resultado que se consigue no tiene nada que envidiar a la ficción que se hace fuera de este país. Eso es para sentirse orgulloso y darnos cuenta de que lo que le hace falta a una industria es competencia y es mercado.
¿Se te ha cerrado alguna puerta como actor por haberte dedicado a la política?
No que yo sea consciente. Yo me di cuenta muy pronto que había una parte que yo llevaba muy mal y me angustiaba mucho, que era que yo no provocara los acontecimientos y los trabajos. Hubo un momento en que me puse a hacer gestión cultural y a producir mis propios proyectos. Me causaba angustia porque nada estaba en mi mano y dependía de una llamada, de que alguien de fuera decidiera lo que yo podía o no podía hacer.
Para mí, la reapertura de Canal 9 no era prioritaria
Encarnas al cardiólogo de Franco. ¿Cómo se prepara uno este papel?
Lo primero, sobreponiéndome a la sorpresa de que Franco tenía corazón. Y que encima no fuera negro. Luego, la trama en la que realmente está sumergido el personaje es en la de amor. Está completamente enamorado del personaje de Elia Galera. Es un tío muy ambicioso que en algunos momentos puede chocarle al público.
¿Cómo ves que se vuelva a abrir Canal Nou?
Siempre dije que para mí no era prioridad prosupuestaria. También he defendido que en una comunidad con dos lenguas cooficiales, como es la Comunidad Valenciana, defiendo una televisión pública. Por supuesto, que sea sostenible y no nos deje una deuda de 1.000 millones que tenemos que pagar los valencianos. Que no existan unos informativos que se dediquen a alabar al poder de turno porque eso no es una cadena pública, eso es una televisión del partido. Si el PP la quiere, que se la pague con sus comisiones.
Al final todo esto tiene que ver con la propaganda. Todos los partidos critican al que está gobernando por la utilización de las televisiones públicas pero nadie se las carga. Lo que hacen es darle la vuelta a la tortilla y utilizarlas ellos como propaganda. Ves lo que hacen en la Comunidad de Madrid, que parecía que iba a ser una revolución, y están cambiando los nombres a las calles y haciendo auténticas chorradas. Al final todo es propaganda.