Ya era hora de que Antena 3 dejara de ser una señorita de pitiminí
Desde hace ya años, Telecinco y Antena 3 se han tachado la una a la otra de ser, o bien demasiado colorida, o bien demasiado blanca. La primera no ha tenido nunca inconveniente en reconocer que es una televisión de colores, una televisión viva basada en el directo. Y en el directo, ya saben, puede pasar de todo.
Sin embargo, la segunda siempre ha huido del concepto de blanca. De hecho a sus directivos siempre les costó pronunciar esa palabra. Preferían conceptos como familiar, saludable o respetuosa.
Tal fue esa imagen impecable que se quiso mostrar a los medios, los espectadores y, por supuesto, los accionistas y analistas, que se decidió fulminar de su parrilla programas más polémicos como Donde estás corazón o El diario de Patricia. Los programas de corazón o testimonios, o que generarán algún tipo de polémica, quedaban estrictamente prohibidos.
Aquella obsesión llegó a tal punto que a veces rozó el ridículo.
Aquella obsesión llegó a tal punto que a veces rozó el ridículo. “Me dirijo a todos los españoles para decirles que con todo el cariño del mundo esta noche voy a dejar de decir tacos y palabrotas”, leyó Natalia Jiménez en la tercera gala de El Número Uno.
“Me he hecho una lista de palabrotas televisivas como ‘me cachis en la mar’, ‘me cachis en la porra’, ‘recorcholis’, ‘caramba’, ‘de órdago’ o ‘lo has hecho de perlas’”, recitó la cantante como poseída por Ned Flanders.
Sin embargo, la imagen era la imagen y el modelo era el modelo. “Antena 3 es una televisión respetuosa y responsable con la audiencia y los anunciantes y las marcas, en la que no todo vale”, repetían una y otra vez.
Una obsesión enfermiza
Mucho aplaudían esa firmeza. Otro modelo de televisión era posible. Sin embargo, sin saberlo, esa obsesión enfermiza por un modelo saludable se estaba convirtiendo en un problema para el futuro, como así ha terminado siendo.
En televisión, tanto conservadurismo no es bueno. El espectador puede llegar a aburrirse de tanta corrección. Necesita más emoción, más espontaneidad, más naturaleza. De hecho, uno de los programas que más éxito ha tenido en la cadena durante estos años ha sido Tu cara me suena, un programa vivo y lleno de emoción.
A una show woman como Mónica Naranjo no se le puede reprimir su espontaneidad
Sin embargo, no todo es Tu cara me suena. Por mucho que se intentara imitar el formato de Gestmusic con ¡A bailar!, ni Zeppelin tiene la maestría de dicha productora para este tipo de formatos, ni a Mónica Naranjo se le puede reprimir su espontaneidad, como así ocurría. A una show woman hay que dejarla hacer. Que se vuelva loca, que grite, que sea imprevisible.
Fue ahí donde muchos descubrimos que Antena 3 tenía un problema. No se puede ser tan estirada, tan señorita de pitimini. Se necesitaba un cambio o corría el riesgo de estancarse. Después, la decisión de dar luz verde a Tu cara me suena mini y alargarlo hasta trece galas, a pesar de que con ello corrían el riesgo de quemar el formato, confirmó los presagios.
Un tiempo nuevo
Sin embargo, parece que en San Sebastián de los Reyes también se han dado cuenta de que son víctimas de su propia obsesión y esta semana conocíamos que Antena 3 volverá a probar suerte en los géneros del reality y el dating. “El modelo será el mismo, pero abriremos nuevos territorios”, defienden desde la cadena. “Se abren a nuevos territorios porque el modelo es insuficiente”, apunta su rival.
Poner significa una parrilla diversa en géneros
A ninguno le falta razón. Por una parte, Antena 3 corría el riesgo de estancarse si no se abría a nuevos géneros teniendo en cuenta que el género del talent show parece estar en poder de Telecinco . “Poner significa una parrilla diversa en géneros”, decía su campaña PONE.
Pero, por otro, es una realidad que después del cierre de canales, Telecinco ha ganado a su rival todos los meses con una gran diferencia. Además, Antena 3 sólo ha mejorado sus datos en 2013 en dos décimas.
Falta ahora por qué tal se le dará a Antena 3 esta vuelta al reality o al dating teniendo en cuenta sus antecedentes. De no aceptar, ¿se atreverán a explorar más territorios?