‘Gym Tony’: la vergonzosa desgana de Cuatro en el mundo de la ficción
Cuatro estrenó este miércoles su ¿esperada? nueva ficción, Gym Tony. La serie vuelve a marcar un hito en el mundo de la ficción de la cadena. Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo dejando que un producto como Dreamland viese finalmente la luz, ha llegado este pseudo Cámera Café que pretende recuperar el humor al más puro estilo Escenas de matrimonio. Un mal intento.
Gym Tony es un no parar de gritar durante la media hora que dura la serie. No sé si el plató no tenía buena acústica, pero he contado 10 minutos de reloj en los que no ha habido una frase de guión que no rompiese mis tímpanos. Gym Tony es radicalmente insultante para la ficción que se hace y se ha llegado a hacer en España.
Por la serie pasan todos los supuestos estereotipos que te puedes encontrar en un gimnasio. Sin embargo, he visto a más gente vestida de calle que haciendo gimnasia en esas escenas. Por no hablar de los planos de fondo que tiene la serie. El guapo con dos dedos de frente, la pija sin neuronas, la recepcionista borde o el chulo de pueblo. No le falta uno.
Personajes calcados que intentan crear una macedonia de éxitos sin sentido
Antonia San Juan era la que conservaba todas mis esperanzas de hacerme esbozar una sonrisa. Y me he encontrado con una Antonia San Juan pasada de rosca, exagerada y a la vez paródica de su mismo personaje en La que se avecina. Lo mismo que me pasa con Santi Rodríguez, otra vez el frutero. Personajes calcados que intentar crear una macedonia de éxitos sin sentido alguno.
El primer capítulo hace un pequeño guiño a la relación guionista-actor. Curioso, cuando el creador y principal guionista de esta comedia es el actor Javier Veiga. “¿Es que el texto no se lo inventan los actores?” dice el protagonista en una de las escenas. Quizá es que el propio Veiga se creyó esta mentira a la hora de crear Gym Tony.
Cuatro es una cadena con un renovado prime time que posee grandes títulos como Viajando con chester, Hermano mayor, Adán y Eva. Ha aprendido a reírse del mundo real con ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y ha devuelto el espectáculo al prime time de Mediaset con Killer Karaoke. Poco entendible es que en una cadena con un perfil tan definido todavía entren este tipo de producciones en las que recurrir constantemente al tortazo es lo más gracioso que hemos podido encontrar. Eso ya lo ví en El juego de la oca. Y me hacía gracia.