Julian Iantzi: "Cuando me preguntan si me aburro de 'El Conquis', les digo: 'Esta es mi oficina. ¿Cuál es la tuya?'"
Después de ser apartado de ETB, el vasco se pone al frente de la adaptación de 'El Conquistador' de La 1.
3 septiembre, 2023 16:00¿Se imaginan a Julian Iantzi presentando Vamos a ver, el nuevo magacín matinal de Telecinco que sustituirá a El Programa de Ana Rosa en septiembre? Pues, en una realidad paralela, hubiera podido ser así. Y es que lo que no muchos saben es que el vasco llegó a grabar un piloto del extinto espacio para ser sustituto de Óscar Martínez.
"A mí me va la marcha y me gusta probarme. Hacer siempre lo mismo es un coñazo, es un aburrimiento. Entonces, yo intento hacer diferentes cosas: magacines, aventura, directos, corazón... Por ejemplo, cuando Óscar Martínez se fue de El programa de Ana Rosa, hice las pruebas para ser su sustituto y les gusté. Llegué a hacer incluso un piloto con Ana Rosa. Sin embargo, al final se quedó Joaquín (Prat), pero en la productora se quedaron con la copla y me llamaron para hacer el piloto de ¡Vaya par!", recuerda el presentador.
El vasco, que siempre ha intentado compaginar sus trabajos en la televisión nacional con la autonómica vasca, regresa ahora a La 1 para presentar El Conquistador, la versión homónima de la televisión pública del formato de aventuras de la ETB. Un trabajo que al final ha llevado a que la cadena vasca rompa su contrato con el mismo programa tras 19 años al frente.
"Nosotros somos profesionales, a veces nos contratan y deciden si renovamos o no el contrato. Después de 19 años, ETB ha decidido que es el momento de cambiar. Sé los motivos de ETB, pero no quiero hacerlos públicos. Simplemente lo acepto", comenta.
- Tú que llevas ya 19 ediciones a tus espaldas. ¿Cuál crees que es la cualidad que más se repite entre la gente que gana El Conquistador?
- Bueno, hay que decir que la gente que viene a El Conquistador es gente normal, gente de la calle: hay urbanitas, deportistas, más altos, más pequeños, más corpulentos, menos corpulentos. La mitad son hombres, la mitad son mujeres. Hay un poco de todo. Ha habido ganadoras femeninas, ha habido ganadores masculinos. Es gente sobre todo fuerte mentalmente. Y luego el físico también tiene que ayudar porque en la última prueba, que es una prueba larga, hay que tener formación. Hay gente que llega a la final y no es el típico cachas. Eso te puede ayudar, pero si eres inteligente y estratega te puedes plantar en la final.
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Siempre he dicho que mientras haya trabajo en ETB, mi familia y mi casa están ahí.
- ¿Habrá alguna diferencia en esta versión?
- Yo que he estado en las 19 vascas, te puedo decir que está igual de duro, igual de intenso... Está siendo igual. Luego es cierto que hay más presupuesto y menos capítulos. En ETB tenemos 24 más la final y aquí hay menos. Es un poco lo que cambia. Pero lo que es la intensidad de las pruebas, los campamentos, es igual.
- ¿Cómo afrontas el reto de dar el salto a la televisión nacional con este formato?
- Yo siempre digo que trabajo al mundo de la comunicación, hay una cámara, yo estoy en un lado y en el otro está el público. Entonces, mientras yo entretenga al público y tenga la capacidad de contar historias y que me las crean, da igual donde sea. Es mi trabajo y siempre intento hacerlo bien. Evidentemente, cuánto más grande es la televisión, mayor es la repercusión y mejores son las condiciones. Pero, yo trabajo siempre igual.
- Aunque lo cierto es que tú siempre has ido saltando de una televisión a otra...
- Siempre he dicho que mientras haya trabajo en ETB, mi familia y mi casa están ahí. He hecho muchas cosas, pero profesionalmente ir a otros sitios también es enriquecedor. Cuando arranqué en Madrid, lo primero que hice fue Brainiac en Cuatro. Fue una temporada en la que no tenía trabajo y me planté en Madrid para tocar puertas. Fue curioso porque, cuando me llamaron, yo me había comprometido con ETB para hacer El Conquistador. No tenía nada firmado, pero me había comprometido. Me llamaron de la productora y les dije que había dado mi palabra. Así que me preguntaron que cuando volvía de Patagonia para ya poder hacerlo.
- ¿No te sorprendía que todavía no se hubiera adaptado este formato?
- Sí, de hecho todo el mundo lo comentaba. Que un programa que a nivel vasco es más que un fenómeno televisivo, es un fenómeno social, que no hubiera sido adaptado era sorprendente.
- ¿Qué es lo que hace que enganche tanto?
- La verdad.
- ¿Crees que se pueden repetir los datos de audiencia a nivel nacional?
- No tengo ni idea. La tele es un mundo.
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Lo bueno de este programa es que los llevamos al límite y les enseñamos a que, cuando estás jodido, tienes que sacar el animal que llevas dentro, El conquistador que llevas dentro.
- Conseguir esos datos en Euskadi, ¿puede que tenga que ver con el espíritu más aventurero de los vascos?
- Mira, a nosotros la pandemia nos fue muy bien. La gente estaba en casa aburrida, empezaba a trastear y de repente se encontraba con El conquistador. Se enganchó mogollón de gente. Entonces, más allá del País Vasco, a nivel de toda España somos trending topic todos los lunes y miércoles en redes. Y nosotros somos un caballito pequeño y ganamos a estos purasangres. Entonces, hay algo que también atrae. En el País Vasco somos muy de trekking, somos de montaña, somos muy de aventura, pero por España también la hay. Pero este programa no es solo aventura: es la convivencia, las estrategias, el salseo...
- Dicen que este programa engancha tanto que abandonan pocos...
- Bueno, hay gente que abandona de forma voluntariamente. Aquí hay de todo: hay gente que aguanta y gente que no aguanta, gente que llega al final, le animas y se viene arriba... Lo bueno de este programa es que los llevamos al límite y les enseñamos a que, cuando estás jodido, tienes que sacar el animal que llevas dentro, El Conquistador que llevas dentro. Porque cuando el cuerpo no puede, pero la mente tira, la mente tira del cuerpo. Sin embargo, cuando la mente se va, aunque el cuerpo esté bien, este no tira de la cabeza. Es una de las enseñanzas que se llevan: que cuando creen que ya no pueden y que están jodidos, logran una victoria y se vienen arriba. Aquí aprenden a ver eso, que sus niveles de tolerancia al esfuerzo, al sacrificio total, son mayores de lo que ellos creen.
- ¿Cómo es tu día a día en El Conquistador?
- Te levantas a las 05:00 de la mañana y acabas a las 23:00 de la noche. Luego hay calor, humedad, bichos, muchas horas de grabación, muchas horas de espera... De 05:00 a 23:00 de la noche estás en stand by pendiente de que te llamen, incluso por la noche porque si hay un cisco en un campamento tienes que irte para allá con un cámara. Os lo puede decir Raquel, que ha flipado con el nivel de exigencia.
- ¿Cómo es trabajar con ella?
- Acojonante. Es una máquina. En el capítulo tres, ya lo había pillado todo. Aquí hay una jerga, una manera de trabajar, de apretar...
- Tú que has estado en todas las localizaciones, ¿qué te ha parecido trabajar en la República Dominicana?
- Aquí llego Colón y dijo que: 'El ojo humano no había visto una cosa tan bonita como ésta'. Lo que no sabemos es lo que dijo cuando se metió dentro. Hay que aguantar aquí. Yo soporto mejor el frío. Aquí la humedad y el calor son un poco heavy. Y si estás metido ahí dentro te va minando un poco. A mí cuando me dicen que si no me aburro haciendo El Conquis, yo les digo: ¿Tu oficina cómo es? Porque la mía es esta. Y cada año es distinto. Y aunque aquí llevemos cuatro años, siempre intentan dar una vuelta porque los propios directores no se quieren aburrir.
- ¿Qué es lo que puede motivar a alguien a venir a estar aquí para estar así de puteado?
- Cuando la gente dice eso de qué malos son esos cabrones, cómo les puteáis, yo les digo que la lectura es otra diferente. El Conquistador es un regalo a la gente que quiere descubrir sus límites físicos y mentales, que quiere salir de su zona de confort y se quiere probar realmente. Aquí hay trampa. Eso es un regalo y nosotros somos la parte un poco psicológica también de desenmascarar, de apretar, de ayudar... Somos algo más que presentadores porque somos un poco parte también de lo que es la aventura. ¿Todo el mundo sabe lo que viene? Creen que saben a lo que vienen porque muchas veces se dan cuenta de que hay cosas que van a peor. La gente que ha estado aquí, luego han querido repetir. Aquí sacan enseñanzas de vida, aprender a valorar lo realmente importante, valorar el vivir sin móvil, que es algo de lo que muchos no nos acordamos... Por ejemplo, un ganador me dijo una vez que lo que se llevaba del programa era valorar lo que tenía cercano, a su familia… Me decía que tenía un padre muy rudo, de caserío, muy vasco, y que cuando volviera iba a coger a su padre y decirle que le quería".
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Yo aprovecho El Conquis para hacer una cura de móvil. Quiero estar desconectado del mundo durante un mes.
- ¿Hasta dónde te has probado? ¿En las pruebas, en conocerte a ti, en estar sin móvil?
- Yo aprovecho El Conquis para hacer una cura de móvil. Yo estoy aquí desconectado. De hecho, cuando me quieren dar tarjeta de móvil, digo que no. Quiero estar este mes desconectado del mundo. Me conecto desde el hotel para hablar con mi familia y ya. Para mí esto es como una especie de limpieza mental. Echo de menos el deporte, pero el conocer gente, psicológicamente lo que aprendemos aquí, sociológicamente lo que aprendemos... Para nosotros también es una enseñanza. Por eso no nos aburrimos nunca. Y en cuanto a las pruebas, a mí me pone muy cachondo hacerlas. Me gustaría hacerlas, pero no puedo. Una vez hice una prueba en Patagonia y me marqué toda la cara. Quizá en el fin de la grabación.
- Hiciste ya otro programa muy arriesgado, ¡Vaya par!, con María Patiño y Jesús Mariñas...
- Muy bien. Cuando yo conocí María, no era la María la de la vena. Fue una experiencia agradable. A mí me va la marcha y me gusta probarme. Hacer siempre lo mismo es un coñazo, es un aburrimiento. Entonces, yo intento hacer diferentes cosas: magacines, aventura, directos, corazón... Y el corazón era algo que no me había planteado. Fue cuando lo de Ana Rosa, que se había ido Óscar Martínez y estaban buscando sustituto. Hice las pruebas y les gusté. Llegué a hacer incluso un piloto con Ana Rosa. Sin embargo, al final se quedó Joaquín (Prat), pero en la productora se quedó con la copla y me llamaron para hacer el piloto de ¡Vaya par! Querían poner alguien en el medio, a ser posible uno que no sepa de corazón, y que intente poner un poco de orden aquí. Yo no tenía ni idea de corazón. Estuve un verano y aprendí muchas cosas.
- ¿Qué aprendiste?
- Pero es que en ese mundo también está el que no quiere estar y el que sí quiere estar. Al final es un espectáculo, es un entretenimiento y ya está. Luego, a nivel de compañeros, muy bien. Tanto Mariñas como María. María a mí me ayudó mucho. Muy buena compañera.