Roser Tapias: "El público cada vez es más exigente por las plataformas, por eso 'Sueños de libertad' innova tanto"
La actriz interpreta a una mujer compleja en la exitosa serie de Antena 3, que se ha erigido como la ficción más vista de la televisión española.
1 julio, 2024 01:17No hay personajes que provoquen más pasiones polarizadas que los villanos. María, interpretada por Roser Tapias, es uno de ellos en Sueños de libertad. Hija del amigo y mentor de Andrés de la Reina (Dani Tatay), desde que se casó con el vástago del clan que domina el comercio de los productos de tocador. Un personaje que va más allá del cliché de la ‘esposa despechada’. “La idea era que el público pudiera empatizar con ella”, defiende la actriz.
Lo cierto es que los papeles antagónicos recuerdan la importancia que haya una gama diferente de arquetipos en las ficciones diarias. “Son personajes que reciben poco cariño del público, ciertamente”, comparte. “Pero son esenciales para narrar una historia. Todo tiene que ponerse en perspectiva, no sólo hay una mirada. También, todos los personajes terminan siendo piezas de engranaje de un relato mucho más grande. El que esté presente María u otro personaje permite que la trama fluya”, explica en una entrevista exclusiva concedida a BLUPER.
Sueños de libertad ha logrado erigirse como la serie española más seguida de la televisión nacional en abierto. Desde su estreno, la ficción producida por Diagonal TV supera el 13% de cuota y la media de 1,2 millones de espectadores. Son datos magníficos que la colocan como uno de los foratos más seguidos de cada jornada y que le han permitido dominar ampliamente la franja de la sobremesa.
Un éxito para Antena 3 que, por otro lado, fue un salto al vacío, dado que Sueños de libertad tomaba el relevo de una ficción de éxito y veterana, Amar es para siempre, emitida entre 2013 y 2024 con 12 temporadas. Junto las siete tandas que tuvo en La 1 entre 2005 y 2012 con el nombre de Amar en tiempos revueltos, era uno de los títulos más longevos de la televisión española. Sin embargo, el público ha bendecido esta nueva historia sobre un amor imposible en la España de los años 50.
- Has estado en varias series diarias de éxito, tanto a nivel autonómico como La Riera, como en otras a nivel nacional como Bandolera, Amar en tiempos revueltos, El secreto de Puente Viejo y Acacias 38. Ahora estás en Sueños de libertad, ¿qué la hace diferente y cómo crees que se ha convertido en éxito?
- Sueños de libertad es un paso más en el mundo de las series diarias. Tiene cosas que la diferencia de mis anteriores trabajos. Por ejemplo, los exteriores son todos reales, y eso hace que tenga unos paisajes y unas vistas impresionantes, lo que refleja el alto nivel de factura de la serie.
- Fue justo algo que se apreció cuando BLUPER asistió al rodaje de la serie, que buena parte de la ficción está rodada en exteriores. ¿El público pide algo más a las series diarias?
- Sí, el público se vuelve más exigente. Por suerte, eso hace que nos pongamos las pilas para realizar cada vez más productos más buenos, con los que estemos a la altura de lo que el público demanda. Estamos rodeados de mucha ficción, especialmente con la llegada de las plataformas. Hay muchísimos canales, se produce mucho y el listón está muy alto. Eso nos hace esforzarnos más para poder competir.
- Ahora se ve Sueños de libertad como un éxito rotundo, ¿pero no hubo incertidumbre al principio, al ser sucesora de una ficción tan veterana como Amar es para siempre?
- Sí, impresionó mucho. No estábamos nada seguros. Veníamos de Amar en tiempos revueltos y Amar es para siempre. Era muy difícil coger ese relevo, de una serie tan importante para la audiencia. Estábamos realmente asustados. Sabíamos que Sueños de libertad tenía todos los ingredientes para poder funcionar… pero nunca sabes cuál es la receta del éxito. Pero, claro, una vez recibimos ese cariño, ha sido muy gratificante.
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“Estábamos asustados de ser la serie que sustituía a la mítica ‘Amar’, no nos sentíamos seguros"
- Los tiempos en las series diarias son vertiginosos. ¿Cómo vives los márgenes que hay de grabación de la ficción y de preparación para el personaje?
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Con una serie sacamos una hora de ficción al día, más o menos. Esto quiere decir que no hay tiempo de ensayo-error. Hay poco espacio para ello y para nada el tema de la investigación o la exploración del personaje. Cierto, te pierdes un poco esa parte de la preparación, pero luego tiene esta cosa que exige a los actores que tengan mucha inmediatez. Nos exige mucha maleabilidad, estar siempre vulnerables y dispuestos a jugar.
Aquí jugamos mucho con la adrenalina del momento y eso también engancha mucho. Como actor es algo muy divertido poder trabajar en este juego, el de intentar conseguir equilibrios constantemente, porque sabes que cada día va a ser un salto al vacío y esto también es muy atractivo para el oficio.
- De hecho, parte de la gracia de las series diarias es que un personaje que, al inicio, era antagónico, termina cautivando al público y los guionistas le van dando distintos matices. ¿Cómo vivirías que María se cambiase de bando?
- Sí, justo está ahí. Lo cierto es que un actor de una serie diaria no puede cerrarse nunca a todas las posibilidades que los guionistas le van a brindar. No te puedes etiquetar. María [el personaje que interpreto en Sueños de libertad] no es ni buena ni mala. No se debe categorizar tan a la ligera, porque no sabes por dónde te van a llevar los guionistas y lo que se te va a exigir.
- ¿El personaje de María trata de romper con el cliché de mujer despechada?
- Absolutamente. María está escrita para ser una de las villanas en la ficción. Lo es en el sentido de que es una pieza discordante en la historia de amor principal. La idea es poder interpretar esa maldad, pero desde la humanidad, es buscar entender de dónde sale y darle profundidad a la frustración que siente. Como actriz me toca entender los actos que hace, aunque no los comparta y por muy retorcidos que sean. Es esencial comprender su lógica para poder interpretarla.
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“María es una villana, pero sus actos nacen de la desesperación”
- Se trata de una señora joven de los 50. ¿Crees que en la actualidad sería una mujer muy diferente?
- Por supuesto. Hay que analizar el personaje con las gafas de los años 50. María es una mujer que está muy arraigada en la moral de esa época. En esa década, lo más importante para las mujeres era ser buenas esposas y estar al servicio de sus maridos. Para María, ese es su objetivo y hay que analizarlo desde esa perspectiva. En una época en la que el divorcio era ilegal y que, además, era visto como un pecado y una vergüenza. Ella intenta evitar todo eso.
- ¿Es importante ver una gama de matices en los personajes de una ficción? No todos los protagonistas pueden ser seres de luz. ¿Cómo es la alianza de María con Gema [Agnès Llobet]?
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Es muy interesante. Realmente, es una amistad que se calificaría como tóxica en la actualidad, dado que hay mucho abuso de poder. No quiere decir que no se quieran, creo que sí cariño y una estima importantísima entre ellas dos. Sin embargo, su amistad nace porque se necesitan mutuamente. Gema para conseguir ser la señora de la casa que siempre ha querido ser y María porque necesita un cómplice en esa casa, puesto que se siente muy sola.
- ¿Cómo vives tus secuencias con Natalia Sánchez? En la serie, Begoña y María no es que se lleven bien precisamente.
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Confieso que son secuencias complicadas. Primero, porque el personaje de María tiene una escala de valores muy diferente a los míos. Cuando hago estas secuencias, que se llamarían de pelea de gatas, intento abstraerme, no juzgarlo, tomar distancia y pensar que bueno, pues hay que defenderlo y ya está.
Pero es verdad que me cuesta, porque me llevo muy bien con Natalia y le tengo mucho cariño y, claro, me da apuro a veces. Pero bueno, era una cosa muy habitual de la época, se solía culpar a las mujeres más que a los hombres. Esto es una opinión personal, pero María debería poner más el foco en la traición de su marido que en su cuñada, a la que termina poniéndole la etiqueta del enemigo. Yo diría que quien tiene que dar explicaciones es él. Pero bueno, este tipo de situaciones se dan también en la actualidad, tristemente. -
“Hay que ponerse las gafas de los años 50 para entender a mi personaje"
- ¿El 'amor ciego' impide que se exijan responsabilidad a la persona de la que se está enamorado y se opte por 'culpabilizar' a un tercero?
- Por supuesto. También luego pasa una cosa. Ella vive una situación que, actualmente, llamaríamos ‘luz de gas’, el ‘gaslighting’. María se está dando cuenta de que su marido tiene una relación con su cuñada, pero él se lo niega. El insistirle que no hace que ella pierda poco a poco la percepción de la realidad y comience a entrar en una especie de bucle de desesperación. Bueno, es un tipo de disonancia cognitiva, el no entender por qué le están negando algo que ella misma está viendo con sus propios ojos.
- María no es una mala malísima, ¿era un reto evitar esa sensación y darle un trasfondo para que el público empatice?
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Sí, esa era la idea, que el público pudiera empatizar un poco con ella. A pesar de esto, María es una persona que, por lo se puede ver por sus acciones, le falta un poco de inteligencia emocional. Sus emociones son válidas, porque lo que siente es algo con lo que nos podemos sentir identificados. Pero le falta esa inteligencia emocional que he comentado antes, ese autocontrol a la hora de gestionar un tema. Quizás, la mejor manera de afrontar un problema no sea fingir un embarazo, por ejemplo.
Le faltan herramientas para afrontar bien la situación. Entonces, lo que le pasa no es extraño, pero no está bien resuelto. No sabe reaccionar ante la situación que se le está presentado. Es un personaje muy reactivo a nivel emocional, muy explosivo y poco reflexivo. Es esto lo que la pierde un poco, la verdad. - ¿Es María un personaje completamente distinto al que has interpretado antes en otras series diarias?
- Sí, yo digo que este es el personaje más complejo que he interpretado. Vamos, no lo dudo. En parte, es por lo que he comentado antes. Más allá de ser un papel de época, algo en lo que ya tengo experiencia, es que tiene una personalidad completamente alejada de mí. No es sólo una cuestión histórica, sino también personal. De ahí, que sea tan complicado para mí. Intento no juzgar a María y encontrar los motivos que justifiquen sus actos, por muy retorcidos que sean. Esto, como actriz, lo necesito, porque no tendría donde agarrarme. Es un papel de muchísima intensidad.
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“Lo sufre mi personaje en 'Sueños de libertad' se lo calificaría de 'luz de gas' en la actualidad"
- ¿Sería posible una serie como Sueños de libertad sin personajes antagónicos? ¿Habría que reivindicar más a los 'villanos'?
- Pues se agradece que se diga, porque son personajes que reciben poco cariño del público, la verdad. Cierto, son villanos, pero son imprescindibles para contar la historia. Hay que poner las cosas en perspectiva también. Al final, todos los personajes son las piezas de un engranaje mucho más grande. El hecho de que mi papel o el de otros compañeros exista permite que la historia se narre mejor.
- Sin decir spoilers, ¿qué puede esperar el público de María, próximamente?
- Hará todo lo posible para retener a su marido. Aplicará la famosa frase de ‘el fin justifica los medios’. Vamos a ver una María que estará dispuesta a todo con tal de no perder a Andrés [Dani Tatay]. Estará completamente fuera de control y pondrá toda la carne en el asador para lograr que su matrimonio siga vivo.