La final de MasterChef se celebra este lunes. Samya, Ángela, María y Gonzalo peleaban por la victoria, y, como es tradición, la última noche arrancó con la prueba de seguir al chef. Para esta ocasión el jurado invitó a Jesús Sánchez, ganador de 3 soles Repsol, quien elaboró un plato en la que el lenguado y el calamar eran los ingredientes principales.
Jesús ya estuvo anteriormente en el programa, en la versión Junior, y “los niños casi le vuelven loco”, pues contestó todas las preguntas que le hacían. “Le vamos a exigir que no tenga piedad”, advertían los jueces a los aspirantes. Sin embargo, el chef fue bastante benevolente y explicó con calma y buena mano cada una de las elaboraciones, entre las que había un crujiente de tinta de calamar o un tartar de calamar.
La prueba pudo comenzar con ciertas dificultades, por ejemplo, para Ángela, que no podía arrancar bien la piel del lenguado. Y María en algún momento se perdía, pero Ángela le guiaba hacia el buen camino. Todos iban tan ligeros que Jesús Sánchez llegó a exclamar: “Alguno va a terminar la receta antes que yo”.
De todos los aspirantes, el peor de la primera prueba fue, con diferencia, Gonzalo. “Está perdido, ya empieza a preguntar a los demás. Ese es el primer indicio de: me estoy perdiendo”, comentaban los jueces sobre su desempeño. Su cocinado fue caótico, e incluso rompió algún utensilio de cocina.
“La he liado, me siento fatal”, decía en confesionario Gonzalo. Y es que se dio cuenta de que había cocinado su pescado más de la cuenta, y tampoco consiguió hacer bien una emulsión. “La maldición del pil pil”, decía entre dientes.
Un auténtico desastre
Más pronto que tarde, Gonzalo entendió que sería muy difícil ser el mejor de la prueba, y, por tanto, garantizarse el pase al duelo de la gran final. “Asumiéndolo desde temprano. No me quería perder el exterior”, se justificaba, bromeando conque deseaba participar también en la segunda prueba.
Cuando acabó el cocinado y los jueces cataron los platos, Gonzalo llamó al suyo “Prisa Mata”, justificando así que ha trabajado tan rápido que todo le ha salido mal. “Un auténtico desastre”, decía Pepe Rodríguez al ver su plato.
En su explicación, Gonzalo explicó que había tres elaboraciones en las que falló: metió el lenguado a cocinar una hora antes de lo que correspondía, se le vino abajo la nata que estaba cocinando por batir más de la cuenta, y echó mal el aceite en la emulsión. “Voy muy rápido y he querido ir más rápido que el chef…”, se lamentaba el aspirante. Samantha Vallejo-Nágera, por decir algo bueno de él, dijo que el aliño de su tartar.
Finalmente, María fue la mejor de la prueba, y la que obtuvo la chaquetilla de duelista. Además, los jueces quisieron hacer un ranking con el trabajo de todos los participantes, y en segundo lugar quedó Ángela. Samya fue la tercera, y Gonzalo, como era de esperar, el cuarto.