Una noche más, varios solteros han buscado a su media naranja en First Dates. Este pasado martes 28 de mayo, el público del dating show ha visto el posible florecimiento de un amor otoñal. María, una mujer de 86 años, ha querido darse una oportunidad en el amor. Procedente de Valencia, se ha definido como una mujer autodidacta, al ser su padre pastor.
La jubilada buscaba tener una cita con un hombre cariñoso y que sepa bailar. “Yo he bailado mucho”, comentaba al equipo del programa. Viuda en dos ocasiones, María lleva sin pareja desde hace ocho años y quería un hombre con el que compartir la vida. “La soledad es muy mala”, confesaba. Ahora bien, para la mujer, era esencial que fuese un hombre aseado. “Lo primero que hago es ir al cuarto de baño, vestirme y pintarme los morros”, expresaba.
El programa le propuso una cita con José, también de 86 años y procedente de un pueblo cercano a Elche. El hombre se ha mostrado muy honesto, hablando abiertamente de uno de sus defectos. “Tengo un pronto, que hay que saber aguantarme”, compartía. El hombre era un empresario jubilado, que dirigió una empresa de más 1.2000 operarios con una producción de 15.000 parejas de zapatos diarios. “Por cojones, tenía que tener el genio que tengo”, justificaba.
La primera impresión que María sintió era que José tenía un poco de sobrepeso. “Eso no tiene remedio, no le vamos a quitar la carne ahora”, confesaba. Lo primero que le preguntó la jubilada a su cita era si le gustaba bailar. Hay hubo una primera conexión, dado que José le confesaba que le gustaba mucho. Al de Elche tampoco pareció disgustarle su cita. “No voy a pedir una Claudia Schiffer, yo no soy Robert Redford”, argumentó.
José dio muestras de caballerosidad y le llevó a María su bebida a la mesa. La cena fue fluyendo. Ambos estaban a punto de cumplir 86 años. María confesaba que buscaba un compañero de vida porque “la soledad era muy mala”. Él le comentó que llevaba 25 años viudo, aunque sí que le comentó a ella que había disfrutado de su soltería en estos años. Por su parte, la jubilada le confesaba que había sido viuda en dos ocasiones.
María le compartía que enviudó por primera vez 40 años atrás. Posteriormente, estuvo con un hombre durante 25 años que también murió antes que ella. José tiró de humor y expresó una duda graciosa. “A ver si voy a ser yo el siguiente”, le dijo. El soltero le compartió a su cita que había sido un hombre de mundo y había recorrido muchos países. Por el contrario, María solamente había visitado Benidorm.
Ambos coincidieron también en el tema monetario, dado que los dos eran pensionistas. “Me gusta pobre, me gustan como yo”, dijo la jubilada. Ambos vivían de alquiler y eso hizo que José comentase que no le importaría mudarse a su zona. La conversación se vio interrumpida cuando a María comenzó a sonarle el móvil. Fue ahí cuando se vivió un momento digno de First Dates.
“Yo tengo un pretendiente de Torrente que es rico. Yo le digo que se busque otra mujer y que no me llame más, pero me llamo todos los días”, explicaba al equipo. María, ni corta ni perezosa, respondió al teléfono con un mensaje de rechazo de lo más tajante. “Calla, por favor. No puedo contestarte. ¡Hala, adiós!”, expresó rotundamente. Una demostración de que el dinero no puede comprar el amor. "Ya le he dicho que no le quiero", agregó a la organización.
Ambos comentaron qué era lo importante que tenían que tener cerca para vivir. José confesó que un médico, dado que había tenido un cáncer y seguía en tratamiento. María alabó su honestidad. “Yo estoy más para allá, que para acá… tengo carrocería, pero el motor lo tengo para el desguace”, expresó él. Por su parte, María necesitaba tener cerca de su casa un sitio donde bailar.
Sin duda, la chispa entre ambos surgió. Ambos estaban encantados de haberse conocido y, a la hora de entrar en el reservado, no dudaron en compartir un primer baile. Ambos se gustaron y coincidieron en que querían hacerse compañía. A la hora de decirle que sí a una segunda cita, ella fue clara. “En tema cama, estamos de baja ya, ¿no?”, expresó María. José no dudó en reír y le dijo que, para él, la cama es “sólo para dormir”.