La espiritualidad ha estado muy presente en First Dates este miércoles. Y es que el programa ha unido en una cita a David, de 51 años, y a Yoany, de 46. Ella se define como una mujer “sensual y pasional”, pero también mística. En ese sentido, le contó a Carlos Sobera a su llegada al restaurante que realiza rituales de Ho oponopono, una práctica que tiene devotos como Raquel del Rosario o Dani Rovira, y que es procedente de Hawái. Ho oponopono, traducido, vendría a significar “Dejemos que las cosas vayan mejor o rectifiquen un error”.
En el amor, esta soltera ya ha pasado dos veces por el altar, y no descarta darse un tercer sí quiero, por un ritual exótico, o por la iglesia. Busca hombres “que me impongan”, y que sean buena persona. Ese pensamiento espiritual lo compartía con David, pues él cree que el éxito viene de la mano de la paz mental y la tranquilidad. En el primer cara a cara, ella vio a su compañero muy frío, y no le gustó que saludase primero al presentador, luego al camarero y por último a ella.
La distancia no parecía un problema para la pareja. Yoany vive en Canarias, y David conoce bien las islas. “Mi exmujer es de allí y mi hijo también vive allí”, explicaba. Más adelante, David le preguntó a su cita por los rituales que practica, y contó que él medita, va al gimnasio y cuida su alimentación, porque es “muy cuadriculado”.
A la soltera canaria no terminaba de convencerle ciertos aspectos de su cita. David no trabaja en la actualidad, vive con sus padres, y antes vivía “del sueldo de mi mujer”. Ella pensó que no estaba para mantener a nadie. De la espiritualidad y del trabajo al sexo no hubo mucho. Así, David explicó que “me encanta el sexo, evidentemente”. “Ah, ¿sí? Quién lo diría, con la charla esta filosófica…”, deslizaba ella. “El sexo no tiene nada que ver con la filosofía”, aclaraba el comensal.
En el confesionario de First Dates, David admitía que este dardo le había sentado mal. “Me ha molestado. Que sea una persona espiritual y tranquila no significa que la sexualidad sea...”, aclaraba. En la cita, de nuevo, admitía que él necesita “contacto” y que es “muy sensible”.
A Yoany le gustó hablar de sexo, porque se estaba “durmiendo” con tanta charla filosófica. “Ahí dije: hay persona”, admitía ante la cámara del programa, sin que su compañero pudiese escucharla.
A la hora de decidir si tendrían una segunda cita, David respondió que no, y que no repetiría la experiencia. Algo que ya dejaba caer a solas, porque comentaba que no le gustaba ni el pelo ni la forma de vestir de la persona que habían elegido para él. A pesar de algunos comentarios previos, Yoany sí que consideró que David era una persona interesante a la que conocería un poco más.