El fin de Amar es para siempre marca también la culminación de un ciclo que comenzó allá por 2005, cuando comenzó a emitirse en la sobremesa de La 1 la emblemática Amar en tiempos revueltos. Su salto a Antena 3 en enero de 2013 con una serie derivada amplió el universo de una ficción que, en total, ha estado 19 años en emisión si se tienen en cuenta ambas etapas. Por ello, Atresmedia tenía un reto muy grande con cuál fuese su sucesora.
A diferencia de otros títulos como La Promesa, La Moderna o, inclusive, Acacias 38 o El secreto de Puente Viejo, se trata de un relevo de una producción histórica, que ha marcado el devenir y el estilo que gusta en las series diarias frente anteriores producciones que reproducían el modelo de telenovela latinoamericana, con un inicio y un final pensados desde el comienzo.
Por ello, ha sido lógico que Atresmedia apostase por Diagonal TV, la misma productora que está detrás de Amar es para siempre, sea la encargada de su sucesora. Surge así Sueños de libertad, la cual es una libre adaptación de la telenovela turca Fugitiva (Sen Anlat Karadeniz). Aunque las bases sean las de la ficción producida por Sinegrat Film, la ficción creada por Joan Noguera tiene esencia propia, con un relato de espíritu coral y que evoca las últimas temporadas de Amar en tiempos revueltos.
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Es en ese sentido donde se ve la mano de los creadores de Amar y que convierten a Sueños de libertad en una correcta sucesora. Es de agradecer que Antena 3 apostase por el mismo equipo que ha estado detrás de la ficción diaria más veterana que ha tenido la televisión española (si se tienen en cuenta los años de Amar en tiempos revueltos). Esa mano se nota en su episodio piloto, que comienza con garra y nervio, con una poderosa escena en la que Begoña, la heroína principal que encarna Natalia Sánchez, huye en el bosque de su desquiciado marido, Jesús, interpretado por Alain Hernández.
Una secuencia digna de un thriller y propia de una ficción para el prime time que provoca intriga. Posteriormente, la ficción retrocede a unos meses antes, en los que se ve al clan De la Reina. Es ahí donde se ve la magia de los guionistas, en saber abrir varias tramas paralelas a la central que conformarán el triángulo amoroso que protagonizarán Begoña, Jesús y Andrés, hermano del marido déspota que interpreta Dani Tatay.
Un triángulo amoroso y una guerra familiar digna de 'Succession'
Y es que Sueños de libertad recuerda que una serie diaria debe ser mucho más que el amor imposible de sus protagonistas. En este caso, se ve una guerra entre familias digna de Gran Reserva o, inclusive, de Succession. De hecho, más de un espectador verá ciertos paralelismos entre la serie de Atresmedia y la de HBO, dado que ambas en su primer capítulo son testigos de cómo el gran patriarca de la familia vive un inesperado contratiempo de salud que puede hacer que toda la empresa familiar se tambalee.
Pero, más allá de crear la intriga alrededor de los De la Reina y los Merino por el control el imperio de perfumerías que dirige con mano férrea Damián de la Reina, encarnado por Nancho Novo; la ficción sabe crear otros personajes secundarios que ya apuntan a ser verdaderos roba-escenas. Es el caso de Carmen, la dependienta que interpreta Candela Cruz, o Claudia, la vendedora recién llegada a la fábrica y tienda de la perfumería, encarnada por Isabel Moreno.
Ese cuidado por las subtramas se ve también en la elección de los actores. Son muchos nombres de primera línea los que están en esta apuesta diaria, no sólo Natalia Sánchez, Alain Hernández o Nancho Novo. Nombres como los de Marta Belmonte, Javier Beltrán, Ana Fernández, Daniel Albadalejo o Juan Gea están en este amplio plantel, con el que se ve el compromiso por el detalle de la ficción de Diagonal TV.
Esa coralidad se ve ya en este primer episodio, diferenciándola de los pilotos de La Promesa o La Moderna, su principal competencia. En ambas producciones de TVE, el capítulo inicial mostraba romances épicos. Por un lado, el de Jana y Manuel, cuyo primer encuentro bien podría evocar a Downton Abbey, por el otro el de Matilde e Íñigo, que recordaba a los mostrados en Seis hermanas.
En este caso, el romance no ha surgido de un primer encuentro o de un reencuentro, éste irá apareciendo conforme vayan pasando los episodios. En ese sentido, se ve la mano de Diagonal a la hora de crear transición entre temporadas de Amar, en las que los protagonistas iban irrumpiendo poco a poco, creando un universo propio con el que enganchar al público. Por otro lado, esa manera llevar la trama consigue mostrar también cómo se va forjando una relación tóxica, cómo el auténtico carácter de Jesús irá mostrándose y cómo cuando Begoña se dé cuenta, será demasiado tarde.
Factura técnica impecable que muestra el compromiso por la calidad en las series diarias
Sus guiones están coordinados por Eulalia Carrillo y cuenta con un plantel de guionistas conformado por Roberto Goñi, Almudena Vázquez, Julia Altares, Ignacio Pérez de la Paz, Antonio Hernández, Fede Muñoz, Bárbara Alpuente y Ana Muñiz, con Guillermo Escobedo como guionista en plató.
Eso lo consigue Sueños de libertad, cuya factura técnica es exquisita y va en sintonía con la calidad que se exige a las producciones diarias actuales. Lejos quedaron los decorados low cost que caracterizaban a las producciones de sobremesa. Sueños de libertad goza de un vestuario exquisito, obra de Berto Brezo y Montse Sancho, que recuerda al que había en la fabulosa Velvet. Los decorados son exquisitos, con dirección de arte de Marcelo Pacheco. Su fotografía no tiene nada que envidiar a producciones de época pensadas para el prime time como Gran Hotel o Isabel.
A ello se suma la cantidad de exteriores que cuenta. Da gusto ver una ficción que no está enclaustrada en pocos escenarios, que va más allá de la fábrica de perfumes y la mansión de los De la Reina. Con una factura técnica magnífica, un reparto exquisito y un primer episodio que deja con ganas de más. Sueños de libertad se erige como una digna sucesora de Amar es para siempre gracias a ser una apuesta continuista que lleva a otro terreno a un público que quedará cautivado tanto la historia de sus protagonistas como por ese lucha familiar y empresarial y unos personajes secundarios carismáticos.