Una de las cosas que caracterizan a First Dates es la diversidad de sus citas. Hay personas heterosexuales, homosexuales, demisexuales, jóvenes, mayores, poliamorosas, nonógamas, cisexuales, transexuales, y así, un largo etcétera. En la entrega de este jueves 15 de febrero, dos hombres maduros han ido a buscar el amor, Javier y Francisco.
Javier ha vivido cuatro décadas junto a su pareja, a quien define como “el amor de mi vida y el único”, pero falleció hace tres años. Ha tenido rachas de poco ánimo, y hace todo lo posible por superarlo. Además, confía en la vida en el más allá, pues decía: “sé que mi madre y él, estén donde estén, me están apoyando”. En la actualidad vive en Ourense, una ciudad de la que huyó en su momento porque se reían de él.
La historia de Francisco, de 64 años, no es mucho más sencilla. Tuvo una pareja que se quedó en silla de ruedas hace dos años, y le cuidó hasta que se murió con 84; entre ellos había una diferencia de edad, pues le conoció cuando tenía 68. “Fueron los mejores años de mi vida”, recuerda. En la actualidad nota que la gente más joven se interesa con él, pero le gustan maduros.
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El primer encuentro entre los dos comensales ha sido positivo, pues se veían hombres normales. Ya durante la cena, Francisco quería saber qué buscaba su compañero, y Javier le respondía que amistad lo primero. Ambos notaban cierta complicidad, una falta de cariño, y recordaron con ternura a las que fueron sus parejas. “Lo más bonito que me llevé cuando se murió fue su sonrisa”, decía uno de ellos.
Al hablar de trabajo, Javier contaba que había sido peluquero “toda la vida”, pero que hace un año dio “carpetazo a todo”. Y es que se tuvo que prejubilar por enfermedad, pues un cáncer de estómago le ha hecho pasar tres veces por quirófano. “Me han quitado todo el estómago, pero se quedó todo en un susto”, se alegraba. “Es un hombre muy humano, muy sincero”, decía en el confesionario su cita, aparentemente contento por la persona que estaba conociendo.
No todo fue rodado, sin embargo. Y es que hubo un detalle que no gustó a Francisco; Javier le reconocía que antes que en su cara, se fijó en su reloj. “Ha perdido muchos puntos, yo primero me fijo en la cara, en la persona y luego ya en lo que lleva”, aseguraba su acompañante. Sin embargo, tenía una explicación, y es que colecciona estos complementos. A la hora de decidir si volverían a verse, los dos dijeron que sí.