El programa First Dates ha celebrado esta noche una entrega muy especial. Y es que el Carnaval ha llegado al restaurante que regenta Carlos Sobera, y por eso no han faltado los disfraces, la música, ni tampoco la pasión. Uno de los afortunados que han podido tener una cita ante las cámaras de Cuatro ha sido Juan, de 25 años. Un joven que se define como “hetero 100%” y al que no le cuesta ligar. Se describe como alguien “caliente, carismático, deportista, una persona culta y educada”, y que da mucha importancia al sexo. Tanto que tuvo que ir a una sexóloga porque quería “más, más y más”.

Buscaba una chica fina y elegante, y la organización le emparejó con Bruna. Otra joven a la que le gusta cuidarse, que va al gimnasio y que ha pasado por quirófano para lucir su actual busto. En el primer encuentro ya hubo química entre ellos; Juan veía a su acompañante como una mujer “elegante”, como deseaba, a pesar de que no llevase demasiada ropa. Él era “rubito, de mi estilo”, según Bruna.

Entre plato y plato, ambos reconocieron tener interés por su cita, y encontraron cómo tienen en común el gusto por el cuidado personal. Bruna, con mucha sinceridad, relató que no le gustan los hombres que estuviesen “mazados” porque luego se ha encontrado “cositas muy pequeñas”, en referencia al tamaño del pene. “No sé si los mazados la tienen pequeña, pero creo que conmigo no se va a poder quejar”, presumía el soltero.

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El programa les entregó a ambos unas preguntas referidas al sexo, que había que leer con una lupa. A Bruna le tocó responder que cuál era su postura sexual favorita, y ella explicó que “la que vuelve loca a todas las chicas”. Como su compañero parecía no saber a cuál se refería, ella aclaró que “a cuatro, se siente más”. En el confesionario, Juan detallaba que a él también le gusta esa postura, porque “visualmente es muy bonita”. En la cena, narró que le gusta mucho “ella encima, pero yo no soy de quedarme parado, de que hagan y no hacer, eso sí te lo digo. Me gusta tener el control de la situación”. Una sentencia que a Bruna le pareció estupenda.

Ella leyó entonces otra pregunta, sobre cuántas veces había tenido sexo en una noche. Para él, “lo máximo ha sido ocho veces, con la misma persona, te hablo”. Bruna bromeó sobre si fue algo rápido, por si era breve en la cama. “No, al contrario”, le aclaraba. Ella, por su parte, reconocía haber hecho el amor “cuatro, cinco” veces en el mismo encuentro.

Ambos coincidían también en ser muy calientes. Bruna no puede estar más de dos semanas sin tener relaciones, porque se “sube por las paredes” y empieza a escribir a sus contactos. “Yo no puedo estar más de cinco días”, aseguraba él. A la hora de decidir si querían una segunda cita, los dos respondieron que sí.