Los actores Fernando Gil y Fele Martínez fueron los protagonistas de este miércoles en El Hormiguero. Y es que acudieron a presentar la segunda temporada de Machos Alfa, ficción de los hermanos Caballero que Netflix estrena el próximo 9 de febrero. Tras detallar cómo son sus personajes y dar algunas pinceladas de su argumento, los dos invitados compartieron con Pablo Motos algunas de las anécdotas que han vivido por su oficio de actor.
En concreto, Pablo les preguntó por cómo han interactuado con personas de la calle cuando iban caracterizados de alguno de sus personajes. Así, Fele Martínez contó cómo durante un ensayo de la obra de teatro Flor de Otoño, en la que interpreta a un abogado sindicalista de los años 20, y que por la noche es transformista en un cabaret. “Tenía que bailar un tango con Paco Maestre, y le dio un viaje. Tuvimos que llamar al SAMUR”, relataba el actor. “Llegan rápido, lo montan en la camilla y lo llevan al hospital. El paramédico me pregunta a mí que qué le ha pasado, y notaba que me miraba raro”, seguía narrando. Hasta que se dio cuenta que “llevaba la pestaña puesta, pechos con cristales, liguero… Cuando vi en su cara lo que estaba pasando me pareció surrealista”, se sinceraba.
Fernando Gil, por su parte, contó cómo estaba grabando en la India una película, La cinta de Álex, y en la que hay un supuesto ataque terrorista y una explosión. Como su maquillaje era complicado, decidió no quitárselo, lo que incluía ir ensangrentado y llevar un hueso por fuera de la pierna. Al regresar de comer se perdió, no encontraba el set de grabación, y acabó en una calle muy transitada. “Pensaban que era un semidios, que había caído del cielo, de un ovni”, aseguraba. Para salir del entuerto, explicó como pudo dónde tenía que ir y le guiaron. “No había ni cobertura”, recordaba.
Fernando Gil también contó una anécdota, el día que pensó que su carrera había acabado. Alquiló un coche que se abre con el teléfono móvil, y al salir, se dejó su terminal dentro. Temía que alguien lo alquilase y se quedase con su teléfono “y todos mis contactos como actor”, y por eso se decidió a romper un cristal del vehículo para recuperarlo. “Voy a contenedor, cojo una piedra y no había manera, no se rompía”, contaba. Y por eso tuvo que hacer algo más drástico, romper el cristal con “una bolsa de escombros que había en un contenedor”.
“Cojo el móvil, y veo tres patrullas y digo: dios mío. El fin de todo, mi carrera, el trullo”, seguía narrando. Un policía, con la mano en la pistola, le preguntó si estaba robando, y no terminaban de creerse su historia. Al explicar que es actor, ya le reconocieron. “Y dicen: tú eres el portero de discoteca, el príncipe Felipe, y empiezan a recitar mi carrera. Y digo: el mismo. Me salvé por cómico y me fui de rositas”, finalizaba.