Miguel Bosé, sobre su batalla contra las adicciones: "Generalmente se entra y nunca se sale; no aporta nada"

El tercer capítulo del biopic sobre Miguel Bosé en Telecinco narró la época de excesos, llena de juergas con sexo, alcohol y drogas, que el cantante vivió en los años posteriores a Bandido, un trabajo en el que reflejó toda su inquietud. Corrían los años 80 cuando el absoluto descontrol formó parte de la vida diaria del joven cantante.

El que fuera juez de Cover Nigth se sinceró sobre su etapa más oscura en la entrevista que le hizo Joaquín Prat y que se emitió en el debate posterior a la emisión del episodio. Bosé confesó haber caído poco a poco en un pozo sin fondo. Hasta que dijo basta. "En mi caso, fue saturación", aseguró.

"Cuando forma parte de la fiesta, aporta relaciones y cosas... Y es fiesta. Pero cuando pasa a la cotidianidad ya no tiene sentido y pierde la gracia. Pierde la diversión y hay un momento que dices 'ya", declaró.

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En aquella etapa, el autor de Papito consumía todo tipo de estupefacientes pero, afortunadamente, supo reconducir esa situación de la que era plenamente consciente. "Generalmente se entra y nunca se sale. No aporta absolutamente nada". En plató, sus hermanas Paola y Lucía Dominguín se reafirmaron en la fuerza de voluntad que tuvo Miguel para acabar para siempre con esos malos hábitos de vida.  

Lo cierto es que no es la primera vez que vemos a Bosé hablar sobre las drogas. Lo hizo hace apenas dos meses en su visita a El Hormiguero de Pablo Motos. "Seamos sinceros. No voy a mentira ahora. Tenía una cierta afición que luego pasó a cosas mayores y estuve 30 años haciendo de todo. Hasta que empezó el consumo que se apartaba de la fiesta, el consumo diario por costumbre. Estaban mis hijos por llegar y dije 'hasta aquí".

El cantante reconoció haber sido adicto al "alcohol, al tabaco, al sexo y todo lo que pillaba", salvo la heroína, porque le dan miedo las agujas. "Éxtasis, marihuana", continuó enumerando. Bosé, además, no titubeó al reconocer que el alcohol es la droga que más "esclaviza". "Es el veneno más legal, pero es el peor de todos", afirmó recordando que la generación anterior a la suya no caía en la droga, pero sí que eran "todos alcohólicos". Aquel día, además, aseguró a Motos que llevaba 13 años sin tomar "una cerveza o un vaso de vino".