El cierre de TardeAR, un día más, estuvo en manos de Kike Quintana, el sobrino de Ana Rosa Quintana que lleva a cabo la sección Fila Zero. Mientras la presentadora subía a la grada donde está sentado Kike, preguntó si le pone cables alrededor para que se mate. “A ver si heredo ya de una vez, pero no lo consigo”, decía el colaborador y guionista del programa, con su habitual acidez.
“No hay nada más bonito que la familia”, continuaba, para después criticar el vestuario de Ana Rosa de este martes, un traje de chaqueta a rayas azules y blancas. “Has venido con el pijama. Eso significa que te sientes como en casa”, le soltaba a su tía, para luego bromear sobre cómo ha bajado la media de la edad de los colaboradores del programa. “Hay gente guapa, menos Sardà”, apostillaba Kike.
En ese momento, Javier Sardà, que ya se había ido, regresaba para responder, pero Ana Rosa le invitaba a que no volviese. El comunicador catalán intentaba responderle, pero Kike le cortaba: “Sardà, ya has tenido la tertulia, y Crónicas Marcianas cien años, déjame a mí”, le pedía.
En su repaso a los contenidos de los últimos días, Kike hizo humor por la la tecnología que se usa en el formato producido por Unicorn Content, en concreto, poniendo unas imágenes en las que Laura Madrueño hablaba de las olas del mar moviendo un folio. “Yo entiendo que cuando tú no estás los viernes, que está la segundona (Beatriz Archidona) no le vas a dar toda la alta tecnología a Madrueño. Pero si la chica ha puesto lo de la ola en el papel donde tenía los apuntes de BUP, pues vamos a ver. Tienes aquí tres pantallas de 250 megapíxeles, estás por la NASA, y viene y hace la ola con unos apuntes”, ironizaba y recreando los gestos de Madrueño.
“El otro día, porque salgo muy poco y ya se me olvida cuando te lo dije...”, continuaba Kike, pero Ana Rosa se justificaba diciendo que la culpa no es suya. “La culpa es de Joseba, ese señor que le robó la chaqueta a su bisabuelo en el lecho de muerte. Que hay que tener poca vergüenza de llevar esa chaqueta, con lo que cobra ese hombre”, apuntaba, refiriéndose a uno de los compañeros que está detrás de las cámaras, y cuya cara acabó saliendo en la pantalla, sin poder aguantarse la risa.
Antes de despedirse, Kike lanzó un último dardo a TardeAR por los datos que cosecha: “Yo tengo que buscarme en mi futuro, y las audiencias no acompañan”, espetaba, poco antes de que la entrega de este 14 de noviembre finalizase.