Hablar de David Bisbal es evocar a uno de los artistas que mejor representa el espíritu de Operación Triunfo. Y lo es porque es la representación más evidente de consolidación en la industria musical por parte de una figura proveniente del que fue el primer talent show con espíritu de reality que tuvo la televisión española. Su éxito y reconocimiento hace tiempo que han trascendido a la marca del formato de Gestmusic, pero no impide echar la vista atrás para reconocer la importancia del concurso en su carrera.
Eso en parte es Bisbal, el largometraje documental que Movistar Plus+ estrena en su plataforma este martes 17 de octubre. 20 años conquistando a público de todo el mundo es una cifra demasiado redonda para pasarla por alto. Por ello, tiene toda la lógica del mundo que el almeriense haya abierto las puertas de su vida para que el equipo realice una interesante retrospectiva con hilo conductor es ese esperado concierto que se celebró en noviembre de 2022 en su ciudad natal.
Para crear un largometraje que sepa captar con solemnidad y una mirada honesta los diferentes rostros de un artista, la elección de Alexis Morante no podía ser más idónea. Más allá de haber dirigido el videoclip de Bisbal con Carrie Underwood, Tears of Gold, el documentalista gaditano ha demostrado ser uno de los mejores exponentes de dirección de documentales musicales.
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Ejemplos hay varios, desde el estupendo El camino más largo, en el que plasmó el hito de Bunbury de ser el primer músico español en conseguir congregar a 90.000 personas en el Estadio Azteca de México; hasta Camarón: Flamenco y revolución, el cual fue una manera magnífica de acercarse al legado del arte del considerado mejor cantaor de flamenco que ha existido; pasando, por supuesto, por Sanz: Lo que fui es lo que soy, en la que logró un correcto equilibrio entre la mirada cercan al artista sin ser nada complaciente.
20 años en la cima del éxito
Con esos avales, puede decirse que Bisbal es un correcto ejercicio que sabe plasmar el recorrido musical del almeriense, así como también hacer un breve acercamiento personal. Aunque centrado principalmente en su faceta musical, el documental sabe ahondar en la personalidad del artista a través de ella; de su impulso por presentarse a Operación Triunfo; de su orgullo de que sus orígenes musicales estén en una orquesta para fiestas en pueblos; de cómo el que sea alguien muy familiar le permitió tener los pies en la tierra, incluso en los momentos de mayor cúspide en su fama; de cómo vive la enfermedad de su padre, quien padece Alzheimer; de su carácter pionero a la hora de adentrarse en ritmos latinos como la cumbia o el reguetón; de cómo ahora ve en retrospectiva temas como Corazón latino o Bulería.
Aunque Bisbal pasa por encima por su faceta sentimental, lo hace de tal manera que se muestra natural, dado que es un documental centrado principalmente en su carrera, ya de por sí fascinante. El film muestra cómo de complicado resulta hacerse un hueco en la industria musical tras volar a solas, al querer ir más allá de lo que significaba Operación Triunfo, así como el camino nada sencillo de ser reconocido de igual a igual entre sus colegas de profesión, a pesar de tener varios galardones en su haber, como tres Grammy Latinos, tres Billboard Latin Music Awards o dos Premios Ondas, entre muchos otros.
Esos puntos son los que más fascinan de esta propuesta, en la que Morante también reflexiona sobre el proceso de cambio de la industria musical española en los últimos años, contando además con testimonios de personas de la industria (y que han trabajado mano a mano con Bisbal), así como con críticos musicales, que han vivido todo este proceso de cambio y valoración de los artistas procedentes de talent shows. Bisbal permite disfrutar de conocer de una forma más profunda al artista tanto para aquellos que sean seguidores del cantante de Silencio o Esclavo de sus besos como para los ajenos a su obra.