Desde el pasado 28 de septiembre, el público puede degustar las delicias del salón de té de La Moderna, la nueva serie diaria de TVE. Adaptación de la aclamada novela Tea Rooms. Mujeres obreras de Luisa Carnés, la ficción heredaba el horario original de La Promesa, emitiéndose de manera diaria a las 16:30 y provocando así que la serie de Bambú pase a las 17:30. Lo que parecía una cuidada estrategia se ha visto con un inesperado hándicap: la reacción negativa del público.
Nadie esperaba que hubiese un movimiento contra el cambio de horario. Por un lado, ha sido habitual en la estrategia de nuevas ficciones diarias, que La 1 desplazase a su serie titular de las 16:30 a la franja de las 17:30. Esto pasó cuando Acacias 38 cambió su horario por el desembarco de Servir y proteger y volvió a ocurrir cuando Mercado central y Dos vidas arribaron a la sobremesa, desplazando a la siguiente franja la serie policial diaria.
Con lo cual, el paso de La Promesa al horario de las 17:30 era un movimiento más que lógico y esperable. Es más, la cadena, a diferencia de las anteriores veces, fue preparando al público para este cambio. Lo hizo con las emisiones de dobles episodios, con las que así testeaba el funcionamiento de la serie de Bambú y Studio Canal. El resultado fue excelente, La Promesa lograba liderar frente a TardeAR y frente a Pecado original.
Con una franja más fácil para probar con una ficción nueva, era más que lógica que La Moderna heredase el horario de las 16:30, enfrentándose a la última temporada de Amar es para siempre y a Así es la vida, magacín que partía como el tercer formato más visto de la sobremesa. Sin embargo, nadie contaba que el fenómeno fandom fuera a rebelarse contra el cambio de horarios.
Han sido muchas las reacciones en redes sociales que han expresado un rechazo inusual al cambio de horario. De hecho, ha surgido incluso un boicot hacia La Moderna y que ha afectado también a La Promesa, con público declarando en redes que está dispuesto a seguir la ficción de Bambú a través de RTVE Play, para así no contar dentro de la media de la televisión lineal.
Una reacción inesperada que muestra, por otro lado, que incluso las estrategias más estudiadas pueden sufrir un revés. La Moderna ha comenzado a flaquear en esta última semana, marcando mínimos en la franja diaria del 7,6% de share este pasado martes 10 de octubre, así como de espectadores también, al apenas congregar unos 664.000 seguidores.
'La Moderna', una ficción que merece una oportunidad
Realmente, las cifras han sido más bajas, dado que TVE apostó por la emisión de doble episodio en prime time para La Moderna el pasado 4 de octubre. ¿Resultado? Un pobre 6,4% de cuota y apenas 679.000 espectadores para su primer capítulo, cifra que bajó a unos alarmantes 500.000 seguidores en el late night. Evidentemente, para una serie nueva, se trataba de un movimiento arriesgado, dado que depende mucho de la continuidad.
Más allá de analizar esta estrategia, la cual ya se hizo con La Promesa (con muchos mejores resultados), resulta llamativo cómo una estrategia estudiada puede fallar. Nadie contaba con que el público reaccionara tan negativamente al cambio de franja. Y es que la baja recepción de La Moderna ha provocado un efecto arrastre negativo en La Promesa, con la emisión de sus últimos episodios bajando del millón de espectadores y marcando mínimo de temporada en cuestión de seguidores el pasado 5 de octubre, cuando se quedó en 910.000 seguidores.
Y es que La Moderna no está generando el mismo entusiasmo que sí causó La Promesa en su debut. Esto se puede comprobar con los datos de las primeras semanas. Mientras que la ficción creada por Josep Cister se movía entre los 800.000 y los 900.000 espectadores; La Moderna lo está haciendo entre los 660.000-800.000. En términos de cuota de pantalla, sí que la propuesta de Carlos Martín Eguía y Joaquín Santamaría está obteniendo un share similar al que tuvo La Promesa en sus inicios.
Demasiados cambios de nombre
Pero La Moderna vive una presión que La Promesa no tenía. Esta llega en un momento de grandes cambios en la parrilla tanto de La 1 como de cadenas rivales. Es más, TVE buscó reforzar a su primer canal apostando por un magacín de tarde, La plaza, el cual ha tenido que ser retirado por el efecto arrastre negativo que provocaba en El Cazador.
Quizás un aspecto negativo al que sí se le puede responsabilizar a TVE es el vaivén de nombres que tuvo la ficción de Boomerang TV hasta el día de su estreno. Originalmente llamada Tea Rooms, como la novela homónima que adapta; pasó después a ser llamada La Exquisita (clara referencia al nombre del salón de té en el libro original de Carnés). Sin embargo, en la primera nota de prensa oficial, que incluyó imágenes del rodaje, se anunció que su título era Salón de té La Moderna. Ese era el nombre al que se ha hecho referencia hasta la actualidad, a pesar de que, ya en la rueda de prensa de la ficción, se anunció que su título se acortaba y que ya pasaría a llamarse sólo La Moderna. Demasiados cambios de nombre que podrían haber confundido a su público objetivo.
Escuchar al público si este no responde positivamente
Es prematuro hablar de una posible cancelación de La Moderna, a la cual se le ha dado menor margen de emisión respecto a La Promesa. En este sentido, TVE debe hacer alarde de su labor de servicio público y darle un mayor margen de crecimiento. Para empezar, el ente debería descartar más emisiones en el prime time. Con La Promesa, lo que se hizo fue emitirla en el access prime time, franja que ahora ocupa 4 estrellas, y ya esto generó críticas, debido a que corría el riesgo de convertirse en un comodín que desgastase a la ficción.
Por otro lado, en caso los datos no terminen de remontar (pero que tampoco bajen), quizás cabría la posibilidad de escuchar los reclamos del público. Sí, la estrategia era la adecuada, pero la recepción ha sido mala. Hacer un cambio de horario sería una respuesta similar a la de no dejar de emitir 4 estrellas durante el mes de agosto. El público se sentiría escuchado y esto podría reforzar ambos productos.
En el caso de la ficción diaria del access prime time, la recepción fue más que positiva, logrando superar en audiencia a las reposiciones de El Hormiguero en varias ocasiones. De momento, toca esperar si, finalmente, el público termina acostumbrándose al cambio de horario o toca aceptar que incluso las estrategias más estudiadas pueden fallar.