Hace unos días, el cantante Carlos Right anunciaba, a través de sus redes sociales, que abandonaba la música. Como tantos otros jóvenes artistas, a Carlos lo conocimos gracias al concurso Operación Triunfo, del que fue participante en la edición de 2018. Hasta el momento, lo cierto es que Carlos parecía ser un afortunado. Había lanzado un disco en 2019 con Universal, y varios sencillos, el último de ellos, Mi mundo, publicado a finales de 2022. Pero deja “la industria musical” porque es “un mundo en el que me metí hace cinco años, sin saber nada de él, cometiendo mil errores, siendo inocente y dejándome llevar”, y en el que “me ha hecho mucho daño y no va conmigo”.
En aquel OT 2018, Carlos tuvo como compañero a Damion Frost, luego conocido artísticamente como Damien. Un artista al que a inicios de junio grabó una usuaria de TikTok cantando en el metro de Madrid, en la parada de El Retiro, en uno de los pasadizos subterráneos. Damien tiene sí sigue apostando por la música, e incluso un par de semanas después tenía un concierto en una conocida sala madrileña. Quizá estaba haciendo promoción del bolo, quizá quería ganarse unos euros haciendo lo que más le gusta, pero en cualquier caso, es un ejemplo de que OT no le regala nada a nadie.
Ahora que se prepara una nueva edición de Operación Triunfo de la mano de Prime Video, es esencial que los futuros concursantes sepan que esto puede suceder. Que un día te ven millones de personas por televisión, gritan tu nombre, pero que luego puede costar muchísimo el mantenerse, no ya en la cresta de la ola, sino en la industria en general. O que tienes que promocionar tu música de cualquier forma, incluso yéndote al metro con la guitarra.
[Xuso Jones será el presentador del programa diario de ‘Operación Triunfo’ en Prime Video]
En ese sentido, es interesante recordar que en aquella temporada Noemí Galera, directora de la Academia, ya advirtió a los triunfitos de que no se creyesen, literalmente, Lady Gaga. “Tenéis una plataforma estupenda para que la gente os conozca y la estáis dejando pasar. Os vais a ir a vuestra casa y no os va a ver nadie. Las firmas son un puto espejismo. Y ahora vais como si fueseis Lady Gaga”, reprochó Galera en una bronca al mes y medio de competición.
En aquella ocasión, la catalana les leyó la cartilla porque los concursantes hicieron una huelga porque les dijeron que las puertas del dormitorio se abrirían a las 22:30 horas y no a las 22:00 para evitar fiestas en su interior.
No había sido la primera vez que les echaba un rapapolvo así. Días antes, ya les leyó la cartilla por la actitud que todos tenían. “OT os puede asegurar que grabaréis un CD cada semana. Una vez salgáis por esa puerta, ya veremos quiénes de vosotros puede grabar un CD, porque a lo mejor salís y no os conoce nadie, ni siquiera a los que estén aquí tres meses. Tener una carrera musical es dificilísimo y, si yo soy un productor discográfico y estoy viendo a doce personas encerradas, apasionadas por la música, que están grabando un CD y tiene que subir su profesora de técnica vocal a darles un toque porque bajan con desgana, a lo mejor se me quitan las ganas de grabar con esa gente”, expuso a los concursantes.
Entonces expuso que el próximo fin de semana saldrían a firmar discos, pero que lo mismo se encuentran con mil seguidores, dos mil, o nadie, “porque a lo mejor salimos y no hay nadie. Y si hay 2.000 personas, nos quieren mucho, pero cuando salgamos quizá hay cien. La tele tiene algo bueno: llegas a la casa de la gente muy rápido y nos conoce todo el mundo. Pero también tiene algo malo: cuando se pagan estos focos, en quince días nadie sabe quién eres”. “No sabemos si llenaréis un Bernabéu. Ojalá tengáis una carrera discográfica. Pero la realidad es que no será así. Vivid el presente. Disfrutad lo que tenéis aquí”, les espetó a los triunfitos.
Aquella lección que Galera dio a los concursantes, entre los que estaban precisamente Carlos Right y Damien, sigue siendo igual de valiosa en 2018 y en 2023, mientras se llevan los castings de la nueva temporada. Los artistas en potencia que entren en la Academia deben aprovechar al máximo cada minuto. Porque OT suele ser un fenómeno que interesa mucho a los espectadores, pero hay que luchar mucho una vez se deja de cruzar la pasarela. Que un día estás firmando con Universal, y otro puedes estar cantando en el metro. O renunciando a una carrera en la música para poder abrirte a otros proyectos que nada tengan que ver con el mundo de la canción.