Jorge Javier busca su despido de Telecinco: la foto con la que se ríe de todos
Sus compañeros andan en 'Sálvame' como en un campo de minas, respetando las reglas del juego, pero él no. Hasta veo algo extraño en su 'impasse' laboral.
30 mayo, 2023 10:35El 17 de mayo de 2023, miércoles, fue la última vez que Jorge Javier Vázquez pisó un plató de los estudios de Mediaset España. Ese día, nada hacía presagiar que el catalán causaría baja por "prescripción médica". Estuvo como siempre, en su línea: divertido, guasón, sarcástico... e incluso se disfrazó, si no mal recuerdo, de novia en alusión al dramón de Tamara Falcó y su vestido.
Al día siguiente llegó la sorpresa cuando Carlos Sobera se vio obligado a sustituirlo en la gala de Supervivientes, pues, a la luz de sus propias palabras, Vázquez estaba "indispuesto". Ese viernes tampoco se puso al frente del Deluxe. Silencio sepulcral en su entorno más próximo hasta que la cadena de Fuencarral emitió un comunicado el 23 de mayo.
"Jorge Javier Vázquez causa baja de manera temporal por prescripción médica", y añadían: "Desde Mediaset España le deseamos una pronta recuperación". EL ESPAÑOL, entonces, pudo conocer que se trataba de una cuestión "anímica". Dicen por ahí que leyó una noticia -presuntamente falsa- sobre su contrato con Telecinco y que eso lo alteró sobremanera.
[Jorge Javier Vázquez, de baja temporal en Mediaset por motivos de salud: el comunicado]
Sea como fuere, los días fueron pasando. Los recuerdos públicos de sus compañeros, también -María Patiño le dedicó unas emotivas palabras al fin de la Sálvame Fashion Week-. Hasta que este pasado domingo, Ion Aramendi deslizó que el jueves 1 de junio Jorge Javier presentará el programa selvático.
Pero a mí esta información no viene a paliar mi runrún: ¿y si Jorge Javier, más allá de cuestiones médicas, hubiera dicho basta a la cadena con un rotundo golpe en la mesa? Y si, en realidad, se estuviera riendo en la cara de todos. Y si ya todo le diera igual y estuviera provocando su despido de Telecinco.
Tengo demasiados 'y sis' porque el puzzle no termina de encajarme. Veo a los demás, en Sálvame, como en un campo de minas, respetando con cuidado las reglas del nuevo juego, pero Jorge va por libre. Actúa con esa chulería y tranquilidad que sólo da la soberbia de quien no conoce la autocrítica y está sobrado de pasta como para no tener la necesidad de trabajar nunca más.
Sospecho, desconfío, no sé por qué, de este impasse laboral, más allá de las razones médicas, que no soy quien para poner en duda. Para colmo, el pasado jueves 25 -presten atención al dato, que para mí no es baladí: día en que tendría que estar al frente de Supervivientes en Telecinco-, Jorge Javier reaparece ante las cámaras. Sonriente y muy atento con su público antes de entrar al Coliseum de la Gran Vía para ver el musical de Aladdin. Vázquez -hete aquí el quid- no estaba solo: lo acompañaba la que se ha convertido en una buena amiga, Rocío Carrasco.
Y así, de golpe, las piezas me encajan. Se encajan solas. Esa foto, en efecto, tiene música, mensaje y significado. Es una provocación, -¿la última provocación?-: es toda una declaración de intenciones. A nadie se le escapa que a Rocío Carrasco se la señala como la responsable de la nefasta nueva era que emprendió hace un tiempo Sálvame y La fábrica de la tele.
Para muchos, Rocío fue el principio del fin de la fórmula exitosa de Sálvame. Sus dos series documentales, y el maremágnum que se creó alrededor de ellas -hablan de sectarismo y pensamiento único-, terminaron haciendo añicos una audiencia que hasta ahora se había mostrado fiel. La gente comenzó a cansarse y dejó, paulatinamente, de sintonizar Sálvame. Todo fue yendo en picado.
Vasile se fue, llegó un nuevo mandamás y se implantaron vetos: la Carrasco fue uno de los personajes de los que no se podía hablar. Jorge Javier y los colaboradores se revolvieron -dentro de sus limitaciones- y mostraron, veladamente, su descontento ante tamaña decisión. Paralelamente a este momento y a la debilidad del programa, la productora de Ana Rosa ha cogido empaque -más aún- y se hará con las tardes cuando Sálvame acabe.
Porque es una realidad: el 23 de junio chapan. Ya me dijeron hace unas semanas que morirán matando y que se cobrarán pequeñas venganzas. Me juego el cuello y mis dos piernas a que la fotografía que vimos el pasado jueves -con un Jorge Javier feliz de la mano de Rocío Carrasco en Madrid- es una de esas vendettas personales de él contra la cadena. No será, ni mucho menos, la última, pero sí que es muy significativa.
Parece estar diciendo Jorge Javier que así como no tiene más remedio que plegarse ante las órdenes y los mandatos de los jefes, cuando no está trabajando, en su vertiente privada, manda él y se junta tan pimpante con esa persona non grata en Mediaset: Rocío Carrasco. Me da a mí que Jorge Javier va a poner en práctica, en estos días que le quedan al frente de Sálvame, aquello de para lo que me queda en el convento, me c... dentro.
Sí, lo digo: a Jorge Javier ya todo le da igual. Quiere irse de la cadena, ya no se siente parte de esa casa que tanto le dio y en la que tanto poder tuvo. En realidad, hace tiempo que no está cómodo. Desde que no ejerce como "enano dictador", como él mismo se define.