En su gran puesta de largo, MasterChef 11 nos presentó anoche a un nutrido grupo de aspirantes que desean ganar el concurso, y seguir los pasos de María Lo, Carlos Maldonado o Jorge Brazález. Y entre los mismos se encontraba Tuki, a quien Pepe Rodríguez le realizó una pequeña entrevista. Sería una más de tantas que hacen los jueces para tantear a aquellos que quieren entrar al concurso, pero que resultó bastante incómoda, pues se formulaban preguntas que resultaban demasiado invasivas. E innecesarias.
Procedente de Madrid, Tuki contó que trabaja “de fotógrafo y vídeo, y llevo siete meses de excedencia. Me cogí un break para meditar y repensar las cosas. Estaba sin ilusión y pasando un poco por la vida”, reconocía. Con la cocina busca “ilusionarse”. “He visto que me calla el cerebro. Que estamos viviendo y hay voces y esto me silencia”, le explicaba a Pepe, apuntando que esas voces serían “tus varios yos diciéndote muchas cosas”.
“Tuki vendrá de Fiestuki...” introducía Pepe, sobre su particular nombre. “Viene del nombre que me pusieron mis padres al nacer”, respondía. “¿Y ese cuál era?”, quería saber Pepe. “Marta, precioso, pero no me identificaba”. “No te sientes Marta y eres Tuki...”, insistía el juez. “Ahí está. Una persona”. “¿Se podría decir que ni chica ni chico? ¿Se podía decir chique, que a veces se dice...?”, volvía a preguntar el dueño de El Bohío. “O ambos.. Chiqui, chique, como te guste”, le decía con optimismo. “¿No tuviste que hacer nada de cambio físico ni nada?”, quería saber entonces el juez. “Mentalmente sí, tenía disforia y me hice la masectomía”, remataba, dejando así cerrado el episodio de su identidad de género.
Finalmente, Tuki pasó el corte con su plato y se convirtió el participante de pleno derecho de esta undécima edición. En la web de MasterChef han explicado que Tuki se identifica como persona no binaria. “Tuvo una infancia feliz pero al mismo tiempo “algo impostada” porque no iba en consonancia con lo que llevaba por dentro. Su madre es una de sus personas favoritas, vive con ella y es una de sus mejores amigas. Comparten y son tan inseparables que incluso se han ido de fiesta. Lo suyo es la cocina de supervivencia y su especialidad es la vichyssoise. Le encanta Carlos Maldonado por su forma de ser, por cómo se deja la piel y su naturalidad. Quiere rodearse de gente que le transmita buen rollo y necesita expresar lo que siente. Le apasiona practicar deportes como el surf, el snow, skate o pádel”, se puede leer.
Huelga decir que antes de verle cocinar en directo Pepe sabía bien que Tuki es trans, esto es, que no se identifica con el género que le asignaron al nacer, y en su caso, se define como persona no binaria, que no encaja con lo que socialmente se entiende como hombre o como mujer. El programa cuenta con un nutrido equipo de redactores que se encarga de recoger esas historias personales, para que así los jueces puedan hacer las preguntas necesarias para que cuenten algunos de sus episodios de su vida: cómo son sus lazos familiares, si han tenido una mala relación con la comida por trastornos alimenticios o lo que corresponda.
Resulta muy interesante y necesario que una televisión pública tenga a una persona no binaria que pueda contar cómo es, cómo se ha hecho a sí misma, pero dándole el pie adecuado. Y si cree oportuno contar su historia, por supuesto. Resultó de lo más invasivo hacer que Tuki contase cuál es su dead name, esto es, el nombre que le pusieron acorde al género que le asignaron al nacer, y el cual no utiliza. Del mismo modo, Pepe, ni tampoco cualquiera de nosotros, tiene el derecho a preguntarle a una persona trans, o no binaria, si ha tenido que hacer “algo de cambio físico” por encontrar su identidad. Igual que le preguntó su dead name, o si si es ni chico ni chica, sino chique, podría haberle preguntado sus pronombres, por ejemplo.
La humorista Elsa Ruiz ya explicó en su canal de YouTube hace varios años por qué no se puede preguntar alegremente a una persona trans si se ha operado, ya sea en general o de algo concreto. “Es una curiosidad morbosa en torno a si yo conservo mis piezas originales. Las he escuchado en multitud de ocasiones y contextos diferentes. Gente que al hacérmela y ver mi cara de estupefacción y que yo arqueaba una ceja se escudaban en que no querían ofender, sino que era curiosidad. Y la pregunta es curiosa, porque de entre todas las preguntas que puede hacerme una persona decides preguntar algo íntimo o genital”. Para Elsa, este tipo de cuestiones solo debería hacerlas “un personal técnico sanitario o personas con las que vaya a tener relaciones sexuales y que sean de mutuo acuerdo por ambas partes”. “Una persona es trans desde el minuto 1 que empieza a definirse como tal. No hace falta hormonarse, ni operarse, ni vestirse de una u otra manera. Desde que esa persona se presenta como trans nadie tiene ningún derecho a cuestionarla ni hacerle preguntas de calado tan íntimo solamente por satisfacer una curiosidad morbosa”, contaba a sus seguidores.
Que Tuki es una persona no binaria se podría pues haber explicado de muchas maneras, dejándole toda la voz para contar su historia si le apetecía, sin preguntas tan íntimas, sin ponerle entre la espada y la pared. En 2020, el periodista Paco Tomás visitó la academia de Operación Triunfo para dar una charla de diversidad afectivo-sexual con los concursantes. Y les advirtió que hay que tener cuidado con lo que se dice en televisión, porque “cualquier comentario que hagáis que pueda ser interpretado como negativo provoca que yo en casa vuelva a tener miedo y, peor aún, que alguien pueda sentirse legitimado para insultar y agredir”. Que no es cuestión de ser homosexual, bisexual o transexual, sino de tener empatía. De pensar que “podéis ayudar a mucha gente”.
Con la actitud de Pepe, parece que cualquiera puede sentirse legitimados para ir por ahí preguntando cuál es el nombre de nacimiento de aquel que tenemos enfrente, o si ha tenido que hacer cambios físicos para sentirse mejor. Como dijo Paco Tomás, tan solo hay que tener un poco de empatía.