Desde que en enero de 2018 Nova se atreviese a emitir su primera telenovela turca en España, la ya mítica Fatmagül, el fenómeno de las series procedentes del país que gobierna Erdogan no ha parado de aumentar. De hecho, desde que allá por julio de 2020, Antena 3 se atreviese a estrenar una de estas producciones en su prime time, Mujer, un buen número de títulos otomanos han desembarcado en el canal principal de Atresmedia en horario de máxima audiencia, con datos magníficos como los casos de Mi hija, Infiel, Hermanos y Secretos de familia a otros con menos suerte como Inocentes.
A ello se suma la apuesta por la ficción turca en las sobremesas de Antena 3. Con el éxito de Tierra amarga como referente y con Pecado original como su sucesora. El fenómeno turco, además, no es exclusivo de Atresmedia, dado que varias series otomanas son emitidas en Divinity, además de que Telecinco también se atrevió a lanzar una en su prime time, Love Is in the Air. Es innegable que la televisión española está viviendo una pasión turca desde hace un lustro y no tienen visos de parar.
Ahora bien, el mercado de las telenovelas no solo está en Turquía. Antes de los fenómenos de Fatmagül o Kara Sevda, eran las telenovelas latinoamericanas las que triunfaban en los canales y, en antaño, en televisiones generalistas como La 1 o Antena 3. De hecho, tanto en Nova como Divinity siguen teniendo su público, con Quererlo todo o Los miserables como éxitos recientes; además de los fallidos intentos de La 1 y Telecinco por recuperarlas en su sobremesa, con Diseñando tu amor y Café, con aroma de mujer respectivamente.
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La ficción portuguesa, esa gran desconocida
Pero la producción de telenovelas es un fenómeno internacional y hay un mercado muy cercano al que la televisión española debería mirar más. Se está hablando de las telenovelas portuguesas. El país vecino es uno de los principales productores de este tipo de serie diaria, las cuales se suelen emitir tanto en Access Time como en Prime Time en los canales portugueses. Actualmente, títulos como Sangue Oculto o Para sempre triunfan en las noches de SIC y TVI, dos de los principales canales lusos.
Aunque no llega al nivel de producción de Brasil, otro país lusófono con un importante mercado de telenovelas como El color del pecado o Avenida Brasil, eso no impide que se haya hecho un hueco en a nivel internacional, con fuerte presencia tanto en países lusófonos como en Hispanoamérica, gracias a la realización de un doblaje en español latino neutro.
Y es ahí donde entraría España. Es increíble que ninguna corporación haya querido apostar por estrenar algún título del país vecino, máxime cuando está tan cerca. De hecho, SIC y TVI han exportado con éxitos varias telenovelas como La única mujer o Luna negra. De hecho, la telenovela portuguesa goza de prestigio internacional, dado que seis de ellas han optado al Emmy Internacional a la mejor telenovela, con tres de ellas ganando, Meu Amor, Lazos de sangre y Oro Verde. Dos de ellas, precisamente, fueron emitidas en países latinoamericanos como México o Chile, logrando estupendos datos de audiencia.
La temática de las telenovelas portuguesas no es muy distinta a la de las turcas o la de títulos españoles recientes como Mercado Central o Dos vidas. Historias de venganzas familiares, intrigas, traiciones, amores imposibles, triángulos amorosos o lucha de clases. Eso sí, hay importantes diferencias respecto a las ficciones otomanes en cuanto a la representación de los papeles femeninos, cuyos roles han evolucionado de tal forma que se alejan del concepto machista de las series turcas.
La realidad LGBTI sí está presente en las telenovelas portuguesas
De igual forma, en las telenovelas portuguesas la comunidad LGBTI sí está representada. Es más, aunque las tramas LGBTI no eran las principales, ha habido parejas que han causado sensación entre el público; como la de Paulo y Miguel en El beso del escorpión, que pasaron de ser mejores amigos a una tierna pareja que tuvo que hacer frente a la homofobia en el mundo laboral; la que tuvieron Claudia y Becas en Valor da vida, en la que se abordó la lucha de la custodia de los hijos; la que vivieron los abogados Dinis y Salvador en La heredera gitana, en la que se abordaron temas como las familias homoparentales u otros más delicados como la gestación subrogada, o la de Cátia y Susana en Jogo Duplo, en la que se mostró una relación lésbica dentro de un thriller criminal.
Temas impensables para las telenovelas turcas, en las que cualquier referencia LGBTI está prohibida o es censurada. El caso más evidente es el que sufrió la guionista Ece Yörenç, creadora justo de Fatmagül y de otros éxitos como Amor prohibido o Sühan: Venganza y amor, que vio cómo su serie para Netflix, Si lo hubiera sabido, tuvo que hacerse en España dado que el gobierno liderado por Erdogan prohíbe la presencia de personajes LGBTI en las producciones de su país.
Con esa presencia internacional en países de habla hispana, nominaciones a los Emmy y con un mercado boyante, no se entiende que ninguna televisión española haya querido probar suerte con alguno de estos títulos. De hecho, sorprende más si se tiene en cuenta que Onza Distribución, productora española, distribuye varias de ellas a nivel internacional.
En el LA Screenings del año pasado, Onza presentó cuatro telenovelas dobladas al español latino neutro, Amor sin límite, Oro verde, La heredera gitana y La impostora. Ninguna de ellas se ha visto en España, a pesar de que la primera fue la telenovela más vista de Portugal en 2021 y la última fue vendida a la también vecina Francia. Lo más cercano que se ha estado de emitir una ficción lusa ha sido con el remake mexicano de Meu Amor, titulado Diseñando tu amor, ese intento ya mencionado de La 1 de recuperar las telenovelas latinas para su sobremesa.
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Una alternativa a las series turcas
Cualquiera de esas cuatro telenovelas hubiera podido encajar perfectamente en Nova o Divinity, donde Atresmedia y Mediaset podían experimentar para ver si funcionan para su público. Dado su éxito internacional, sería una apuesta interesante, dado que son ficciones muy distintas, aunque con un carácter similar que bien podría calar en el público español, como sucedió con el éxito de la miniserie La esposa, producción italiana que tuvo muy buena acogida tanto entre el público como entre la crítica española y que mostró que es posible que haya alternativas a la emisión de telenovelas turcas.
No significa que se dejen de emitir ficciones otomanas, pero sí que estaría bien que las principales cadenas españolas apostaran por diversificar el contenido en materia de telenovelas. Al igual que han hecho los canales temáticos de series apostando por ficción europeo (las policíacas francesas causan furor, por ejemplo); no estaría mal ver telenovelas de otras nacionalidades, especialmente si proceden de un país tan cercano como Portugal.