"Ser vieja no es un insulto, es un logro". Maruja Torres cumplirá 80 años el próximo 16 de marzo, pero en la entrevista con Jordi Évole ha demostrado que mantiene intacto su espíritu joven. La periodista y escritora ha hecho un repaso a su trayectoria profesional y no ha dudado en responder a Évole sobre el "peor ejemplo de periodismo" en la actualidad.
"Yo creo que hay exceso de opinión, porque es muy barata. Y falta de reporterismo. Este oficio está lleno de hijos de puta, o de jetas o canallas, que no quiero ofender a las putas", ha criticado para después afirmar que "a lo que estamos asistiendo ahora, que asistimos, y mucho, y desde muchos sitios y en muchos medios, es a gente que miente deliberadamente".
"Lo primero que son malos periodistas, porque si fueran buenos, no se permitirán protagonizar esas mierdas que escriben y esas mierdas que vomitan". En este sentido, Maruja no ha dudado en mojarse: "Inda me parece un personaje nefasto. Representa la venganza, el bulo, el amarillismo interesado...".
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En su charla con Évole, la ganadora de los premios Planeta y Nadal ha recordado el día que sufrió acoso por parte de un jefe, cuando trabajaba "tomando las noticias deportivas del fútbol". Su superior le propuso ir a tomar un whisky y ella aceptó. Pero, en cuanto se subió al coche, Maruja vio la intención que tenía.
Víctima de una violación y de un acoso laboral
"Veo que el tío enfila carretera y, claro, había un doble juego por parte de ese tipo. Uno era si podía follárseme y el segundo era desprestigiarme, porque yo trabajaba muy bien en ese periódico", ha señalado. "Primero, me había intentado besar y yo le había arrancado un trozo de labio".
No obstante, Maruja tuvo que recurrir a otro truco para que su jefe le dejara en paz. "¿Sabes una forma genial de que un tío se 'destemple'? O sea, se desempalme. En plena carretera, le digo, 'me estoy meando', y lo que no le iba, desde luego, era la lluvia amarilla".
La periodista también ha desvelado que fue víctima de una violación. "Me puso encima de él, me penetró y luego el hijo de la gran chingada se puso a llorar porque no tenía una buena relación con las mujeres. Yo seguí en la misma posición, hasta que se durmió, y cuando lo hizo, me vestí y me fui caminando a casa".
El asesinato de su compañero Juantxu Rodríguez
Al ser preguntada por Évole por el peor momento de su vida, la que fuera corresponsal de guerra no ha dudado: el asesinato del fotógrafo Juantxu Rodríguez, compañero de El País, durante la invasión de Panamá por el ejército de EE. UU.. Un crimen, por cierto, del que nunca se buscaron responsables.
"Estaba haciendo el trabajo porque era Navidad y era el que no tenía familia y el que era colaborador", recordó. "Fue fuego amigo. O sea, llegaban los americanos y estaban los americanos en el hotel. Pero, como llevaban el mismo uniforme porque a los norieguistas se los habían vendido los americanos, empezaron a dispararse entre ellos".
"Yo dije: 'Juantxu, a correr', y él me dijo 'qué cobarde eres", siguió relatando. "Y salió a hacer la foto, pobrecico, tan valiente, pero ahí hubo un tumulto y yo me metí debajo de un coche con el chófer". La periodista, además, tuvo que identificarle: "Empecé a cagarme en todo, en español, y con mala leche, y a hablar con él".
"A su cadáver le pusieron la funda al revés, así que cuando abrí le vi los pies. Le habían disparado al ojo a un fotógrafo y le había salido la bala por aquí [señalándose la nuca]", continuó explicando para recordar que faltaba el certificado médico que ella se negó a firmarlo porque ponía que había muerto por un fallo cardíaco: "Claro, cuanto te agujerean un ojo y te sacan el cerebro por la parte de atrás, tienes un fallo cardíaco de la hostia"