Jordi Évole lo ha vuelto a hacer. Desde una cadena privada, el de Cornellà de Llobregat ha vuelto a hacer servicio público con su road movie con los Estopa. Un programa que nos permitió conocer a los tres más en profundidad, pero que hizo una excelente radiografía de las carencias que tiene nuestra sociedad en educación emocional y lo importante que es trabajar en ello para el crecimiento personal e incluso para nuestra salud mental.
Justo unas horas antes había estado comentando con una amiga el enorme daño que había hecho el franquismo a nuestra sociedad al hacer ver que tratar la salud mental era algo de locos. También el hecho de que, la poca formación en educación emocional que se les había dado a la generación de nuestros padres, ahora les estaba y nos estaba llevando a pagarlo. Sobre todo después de la pandemia del COVID.
Solo hay que pasarse por redes sociales para darse cuenta de la falta de empatía e inquina que existe en nuestra sociedad. Y qué mejor ejemplo que todo el odio que ha recibido la actriz Berta Vázquez simplemente por haber aparecido en los Goya con un cambio físico. “La gente va a terapia por culpa de los que no van”, me había dicho Alba Carrillo solo unos días antes. Y no podía haber estado más acertada porque no hay nada más peligroso que un discapacitado emocional.
['Lo de Évole' vuelve con más mujeres: "Lo de la temporada pasada fue un error descomunal"]
De ahí que celebrase con mi amiga que en el colegio de sus hijos tengan una hora a la semana de educación emocional. Porque esos niños van a poder desarrollar unas habilidades emocionales para plantar cara a los retos del día a día, por su bien y por los que les rodean, evitando así provocar daños innecesarios.
Por eso, que tres hombres de mediana edad decidieran de una forma tan generosa abrirse en canal en pleno prime time para hablar de sus miedos, de la paternidad, de la sensibilidad, de la amistad, del amor fraternal, de sentimientos, solo puede ser aplaudido.
“Yo he estado en el puto pozo. De los 40 a los 45 estuve muy sufridor, no sé por miedo a qué ni por perder qué”, reconocía Jordi Évole. “Yo he tenido que medicarme. He tenido que ir a un psiquiatra. Iba a ver El planeta de los simios y lloraba”, decía por su parte David Muñoz. “Puede parecer tabú”, añadía su hermano Jose, verbalizando lo que mucha gente piensa, que ponerse en manos de profesionales es de locos.
También fue admirable cuando Jose reconoció, algo tan propio de ciertas generaciones, que nunca le había dicho 'te quiero' a su hermano. "¿Os da vergüenza o qué?", le preguntaba Jordi. "En vez de darnos besos nos damos collejillas cariñosas", le contestaba Jose, haciendo que esos momentos muchos hombres como él reflexionasen sobre ello.
Y es que en eso consistió anoche la grandeza de Évole, que dos hombres heterosexuales al borde de los 50 años como Jose y David, humildes, trabajadores, honestos, que son admirados por el público y con los que muchos pueden sentirse identificados, ayudaran a que la audiencia dedicara unos minutos a pensar en emociones. Gracias.