Este miércoles, la actriz, guionista y directora Antonia San Juan fue la primera invitada del programa Las tres puertas, que ahora se emite en La 2 de TVE. La artista canaria se abrió en su entrevista con María Casado, y habló de la necesidad de ir a terapia. “Llevo 25 años yendo al psicoanalista”, afirmó San Juan, explicando que esto es algo que “me ha posibilitado vivir”. Sin ninguna clase de problemas, incluso detalló que ha estado yendo tres veces por semana, pero que este año va dos por semana.
“Hay una frase que me encanta y es que ‘la gente que va al psicoanalista es porque le duele la rodilla y otra va porque le duele el cuerpo’. A mí me dolía el cuerpo”, explicó sobre las razones para ir a terapia, algo que dejará algún día, cuando llegue al fin de su proceso. Para ella, ir a terapia es un “viaje humano intelectual, porque tiene ese punto intelectual” y asegura que “es el mejor viaje que he hecho en mi vida y el que me ha posibilitado vivir”. También le dijo a María Casado que sus visitas al psicoanalista “me ha enseñado a vivir, he podido vivir, he podido ser una mujer feliz, soy una mujer… Te lo digo y me emociono”.
La entrevista de Antonia San Juan fue muy sincera y emotiva. Entre otros temas, tuvo bellas palabras hacia Verónica Forqué, y recordó cómo cuando se trasladó a vivir a Madrid era su vecina, y se preocupó por su salud cuando sufrió una importante infección. “Estoy viva porque Verónica Forqué me llevó a urgencias”, recordó, historia que ya ha compartido en otras ocasiones sobre su difunta compañera de profesión. Aquella infección la llevó a estar en coma durante varias semanas, y según contó, despertó al ver a su abuela en una especie de aparición.
En ese sentido, Antonia recordó a personas de su familia que le marcaron, como su mencionada abuela paterna, con quien vivió hasta los 12 años, o su madre, que le dio todo su apoyo cuando le dijo que quería dedicarse al espectáculo: “Me dijo ‘aquí no hay nada, yo te ayudo y te vas’. Que una madre tenga esa capacidad de decirme eso se lo agradeceré siempre”.
Además, le reconoció a María Casado que su mayor miedo es perder la memoria, no de olvidar un texto en el escenario, sino a que “la memoria esté debilitada”. De su carrera, recordó que no ha hecho demasiado cine ni televisión, pero que sin ambos podría vivir, “pero sin el teatro no”.