En estas mismas páginas hemos hablado en muchas ocasiones cómo la televisión ha dejado de dar trabajo a muchas de sus estrellas del pasado. Algo que resulta, en el fondo, de lo más paradójico, pues ahora mismo tenemos sintonizados en nuestro receptor más canales en abierto de lo que podríamos haber imaginado hace 15 o 20 años. Una de esas figuras que ayer nos acompañaban en todo tipo de formatos y a la que ahora le cuesta encontrar su hueco en la parrilla es la jienense Irma Soriano, quien se ha convertido en una de las participantes del Mediafest Night Fever, el concurso de talentos con famosos.
La pasada semana la vimos poner a prueba sus dotes como bailarina, pues defendió un reggaetón urbano al ritmo de ‘Chicken teriyaki’ de Rosalía, y esta semana se convertirá en una reinona, pues le toca transformarse en drag queen y ejecutar un número. Y seguro que consigue defender el show con la cabeza muy alta, pues Irma es un ejemplo de falta de prejuicios para entretener al espectador a través de la televisión.
La que fuese chica Hermida tuvo programas de éxito en su currículo como La ruleta de la suerte, dio unas (accidentadas) campanadas, y trabajó codo a codo con referentes del periodismo televisivo como María Teresa Campos y Jesús Hermida. A mediado de los 90 dio el salto a Canal Sur, donde tuvo más una década de reinado, y luego dio el salto a otras cadenas. Pero ya no siempre como presentadora: empezó a trazarse un perfil de colaboradora, o incluso, de concursante.
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Muchos recordarán cómo en el año 2017 entró en la casa de Gran Hermano VIP, donde tuvo choques (y no pocos) con la polémica Aída Nízar. Más tarde, reconoció que cuando tuvo la oferta para participar sobre la mesa, compañeros como Toñi Moreno le recomendaron que no lo hiciese. Pero ella no veía Gran Hermano VIP como una plataforma para crear polémicas y asegurarse platós como otros: para ella fue un trabajo más, como otro cualquiera. Lo que dice mucho de cómo está dispuesta a poner la carne en el asador para hacer lo que mejor sabe: entretener al espectador que está en su casa poniéndose delante de una cámara. O de una casa llena de ellas, si la ocasión lo requiere.
De hecho, en Gran Hermano VIP nos dio momentazos, más allá de sus disputas con Aída. Mítico fue aquella prueba con bebés reborn en la que Irma hasta se sacó un pecho para amamantar el muñeco. Puso todo de sí para que hubiese espectáculo, y lo consiguió.
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En una entrevista en una radio local malagueña, reconoció que accedió a la propuesta porque había contactado con Canal Sur y TVE para buscar trabajo, y que no encontró respuesta. Ella sabe buscarse las castañas, y si la vida le da limones, se hace una limonada. El reality le permitió hacerse un hueco temporal en Mediaset, como colaboradora de Sábado Deluxe, y hasta la vimos en Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition. Allí volvió a chocar de lo lindo con otra participante, Loles León, que parecía tenérsela jurada desde el minuto uno. En este desaparecido espacio, que Mediaset bien podría plantearse recuperar, la Soriano cocinó una carne con una receta propia que está en su canal de YouTube, y que, a modo de autohomenaje, se llama pollo a la Soriano.
Y es que a través de esta plataforma de vídeos, Irma encontró otra forma de entrar en nuestras casas. Allí nos enseñó su vida familiar, sus viajes, sus recetas de cocina. Adaptándose a los medios propios de este tiempo, no había vídeo en el que no pidiese a sus espectadores que se suscribiesen a su canal y que activasen la campanita para ver las novedades. Por desgracia, hace casi un año que tiene abandonado este canal, pero posiblemente esté tomándose un descanso.
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Por todo esto y mucho más, es un gusto que Mediaset Night Fever cuente de nuevo con Irma. Porque ha sido una de las grandes presentadoras de este país, y a sus 59 años todavía tiene muchas cosas que hacer en la pequeña pantalla y que hasta ahora nunca había hecho. Como convertirse en drag queen, sin ir más lejos.