La décima entrega de En el nombre de Rocío ha estado centrada en el polémico testamento que Rocío Carrasco encontró entre los enseres de su madre y que era distinto al que finalmente dejó la cantante antes de su muerte.
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Tras detallar cómo fue el reparto de la herencia de Rocío Jurado con el que parte de su familia no estuvo conforme, la protagonista de la docuserie procede a desvelar el sorprendente contenido del documento que halló en el buró de su progenitora.
En aquel testamento, la artista legaba la ganadería de Yerbabuena a su marido, José Ortega Cano, mientras que a sus nietos, Rocío y David Flores, les dejaba los chalets de La Moraleja y de Cotos de Monterrey, con los enseres incluidos.
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Así, a diferencia del testamento que finalmente se realizó, la cantante sí dejaba herencia a los hijos de Rocío Carrasco. Sin embargo, al ser estos menores la Jurado pretendía nombrar a su hermana Gloria como administradora "de los frutos y rentas de dichos bienes para todo lo que implique gastos de alimentación y educación", pudiendo además disponer de esos bienes como quisiera "sin autorización judicial ni subasta pública".
"Yo para pagar el colegio de mis hijos le hubiera tenido que pedir dinero a Gloria", explica Rocío Carrasco, añadiendo que de haberse materializado ese testamento "jamás" habría acudido a su tía para pedirle dinero.
Gloria Mohedano, además, recibiría el chalé de Chipiona. Pero en esta parte del documento hay una anotación manuscrita con la dirección de la propiedad que llama la atención de Anaís Peces, directora de la docuserie. "Es la letra de José Antonio", asevera Rocío Carrasco con total seguridad.
Rocío Jurado le legaba también a su hermana el dúplex de Chipiona, aunque cediendo el usufructo vitalicio a su íntimo amigo Juan de la rosa, a quien también dejó las fincas de Los Naranjos y El Administrador.
Amador Mohedano, por su parte, recibiría la nave de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, mientras que a Rocío Carrasco la nombraba heredera universal, aunque realmente no quedaba ningún bien por repartir. "Era una forma de desheredarme", explica Rocío.
La hija de la artista tiene claro el motivo por el que su madre iba a tomar tal decisión: "Yo estaba con el Ser, creo que era su forma de asegurarse de que ese ser no iba a tocar absolutamente nada que fuera de ella, y como yo estaba con ese ser, yo tampoco", relata.
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Según Rocío, ese testamento es "el que Gloria y José Antonio pensaban que iban a tener. (...) José Antonio sabía que su mujer y él iban a ser los mayores beneficiarios de ese testamento". Además, asegura que 'la más grande' "los dejó tranquilos diciéndoles que esto lo había llevado al notario, pero nunca lo llevó y sin decirle nada a nadie el día 17 fue e hizo el testamento".
"Gloria se estaría frotando las manos de pensar en que yo iba a tener que claudicar y que ella iba a ejercer sobre mí la misma influencia y presión que ejerció sobre mi madre", afirma Rocío, que no duda en acusar a su tía de comunicarle a Antonio David Flores que ella iba a administrar los bienes de sus hijos. Así, lo que pretendería el ex guardia civil con la demanda de modificación de medidas que interpuso a Rocío era ratificar el convenio ante el juez para que ella no pudiera revocarlo y, por consiguiente, que no le pudiera impedir disponer de los bienes de sus hijos. Sin embargo, aquel testamento jamás vio la luz hasta la emisión de esta docuserie. "Una parte se está enterando ahora de que existe y otra parte se está enterando de que yo lo tengo", sentencia Rocío.