Un peluche de un gremlin, de un tiburón y de un conejo. Un pareo, una gorra o un pañuelo. Esos son algunos de los objetos personales o amuletos que los concursantes de Supervivientes 2022 se han llevado hasta Honduras, deseosos de encontrar en ellos una fuerza especial cuando el frío o el hambre esté apretando durante la competición.
Cabe destacar que toda la lista de objetos que se han facturado hasta el otro lado del charco (que se completa con fotografías, una marioneta o una campana tibetana) son pertenencias que no sirven de nada para pescar, hacer fuego o conseguir una vida más agradable en Honduras. A excepción, por supuesto, de las prendas de vestir, si bien ninguna tiene nada especial, más allá del valor sentimental.
Hace tiempo que Supervivientes dejó de permitir a los concursantes llevarse objetos personales potentes, que tuviesen una utilidad real en una isla desierta, aunque en el pasado sí que era posible. En los primeros años del reality, tanto anónimos como famosos podían elegir algo en lo que apoyarse durante las noches al raso, ya al gusto de cada uno.
Esta lista era de lo más variada. Había gente muy práctica, que optaba por elegir hamacas, anzuelos. La actriz Silvia Tortosa se llevó a La selva de los famosos (2004) una trampa para cazar ratas, Guillermo Furiase un tirachinas, y Canales Rivera (que ganó) útiles para pescar.
En la segunda edición de La isla de los famosos, en 2003, la difunta María Pineda, por ejemplo, eligió una biblia que leía para encontrar la paz, y que le fue muy útil a todos sus compañeros en momentos de desconcentración. También había concursantes coquetos: la actriz Alejandra Grepi un cuaderno y un kit de depilación, y Marc Ostarcevic, exmarido de Norma Duval, optó por tinte para el pelo. Nany Gaitán se llevó unas pinzas de depilar, al igual que Eugenia Santana.
Otros, como José Manuel Soto, pensaban más en la diversión, y se llevó una guitarra. Fredy, un chico que ganó la competición de anónimos en su segunda temporada, se llevó su palo de golf para divertirse.
Y luego estaba la actriz y presentadora Silvia Fominaya, quien fue a Supervivientes acompañada de una de sus mascotas, un perro que respondía la nombre de Please (léase Plis). Ahora resulta impensable que la organización de un programa tan duro como este autorizase la compañía del perro (era de raza whippet) en un entorno donde no solo hacía frío, sino en la que había muchos factores que chocaban con el bienestar del animal. La gran cantidad de mosquitos y otros insectos, sin ir más lejos, y la presencia de grandes aves, que podían atacar al can en un descuido.
Ya entonces en algunos foros de mascotas se rasgaron las vestiduras por la presencia del perro en las playas de República Dominicana. Se consideró que la estancia de Please en la isla era algo de marketing, pues así conseguiría una atención especial por parte del programa. “Si de verdad ella quiere tanto a su perrito, jamás se lo hubiera llevado a sufrir. Espero que la organización recapacite y retire al perrito antes de que las consecuencias sean peores”, decía entonces un usuario de TodoPerros.com. “Tan irresponsable es Silvia como los directivos del programa por consentir que se lo llevase”, “Es una canallada, los perros domésticos no están preparados para sobrevivir en un ambiente así”, “No me parece ningún síntoma de amor hacia un animal, sino egoísmo e insensatez por parte de su desconsiderada dueña”, “Me gustaría que laguna asociación de defensa de los animales actuara de algún modo para sacar a ese pobre animalito de allí”, decían otros.
Huelga decir que la organización de La isla de los famoS.O.S. garantizó que el animal tuviese pienso y comida durante el tiempo que durase el concurso de su dueña, pero Silvia Fominaya se tomaba todo lo que tuviese que ver con Please a la tremenda. Un día desapareció la vasija donde bebía agua y lio la de San Quintín, acusando a María Pineda. “Si tocan a mi perro, doy hostias”, llegó a amenazar.
Please no estuvo demasiado en las playas dominicanas finalmente; Silvia decidió abandonar de forma voluntaria en la segunda noche de expulsiones. Alegó razones de salud, una úlcera de estómago, pero fue ella quien tiró la toalla, no fue apartada por la organización. Muchos entendieron que lo que estaba haciendo entonces era velar por su perro. La temporada la ganó el nadador Felipe López; él fue más práctico que Silvia, pues eligió como objeto personal una tabla de surf y unas gafas de bucear.
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