En pocas horas Televisión Española tendrá un nuevo Maestro de la costura, que tome el relevo de Ancor, vencedor de la temporada anterior. Y es que el programa presentado por Raquel Sánchez Silva llega a su gran final, a la que han llegado Lluís y Borja de los veteranos y Pablo y Lili de los concursantes de la nueva promoción.
Para cerrar la edición, echamos la vista atrás a siete de los momentos que han hecho que esta quinta etapa del formato haya merecido realmente la pena, además, por supuesto, de las diferentes prendas creadas por sus aprendices.
1. La unión de lo nuevo y lo conocido. Los espectadores ya sabíamos que esta edición sería una mezcla entre una temporada corriente y una All Stars, con antiguos concursantes. Para los nuevos aprendices sí que fue una sorpresa ver cómo algunos de los más duros rivales del pasado volvían al taller, aunque aguantaron el chaparrón y no se notó ninguna desventaja. Es más, los dos primeros expulsados fueron concursantes veteranos.
2. El abandono de MJ. Por primera vez en la historia del formato se vivió un abandono. La aprendiz M.J. vivió un ataque de ansiedad durante una prueba de eliminación, en la que haciendo uso del imperdible dorado fue ayudada por su compañero Anthony, tanto en la confección como para calmarse. Decidió volver a su taller y a coser a su ritmo, sin la presión de tener todo el día una cámara encima. Anthony, en francés que se vino a España por amor, se metió a la audiencia en el bolsillo, pero su aventura en el programa no duró mucho más.
3. El recuerdo de Verónica Forqué. En el capítulo cuarto la actriz Verónica Forqué grabó una intervención, que lógicamente se grabó antes de su defunción el pasado mes de diciembre. Ella también aparecía en MasterChef Junior, pero ahí se decidió recortar su intervención; por suerte, en Maestros de la costura volvimos a verla con su brillo en la mirada de siempre. Fue un bellísimo homenaje póstumo, que contó con el beneplácito de su familia.
4. La eliminación de Isabel. Si había una gran rival del equipo de veteranos esa era Isabel Gormila. Tenía una visión de la moda muy exquisita, y en el taller era auténtica disciplina. Parecía que entre ella y los demás había un abismo, y muchos la dábamos por finalista o incluso vencedora. Sin embargo, en una noche de mala suerte, acabó en la prueba de eliminación y cayó. Encima fue en la entrega en la que se producía la repesca, por lo que su adiós era definitivo: no tenía oportunidad para regresar a la competición, como sí pudo hacer su compañero Borja.
5. El romance entre Lluís y Pablo. En programas como MasterChef hemos visto muchos romances (Miri y Jorge, Sofía y Víctor), pero Cupido nunca había lanzado flechas a los aprendices de Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain… Hasta este año. Lluís y Pablo se consolidaron como la pareja de la edición, y resulta maravilloso esto porque en principio son personas totalmente opuestas. Uno es un enamorado de los polígonos y la ropa de mercadillo, y el otro tiene como apodo la ‘tieta’ por lo clásico que es en todo. Ha habido pequeños capítulos de novelas de acercamientos y rupturas, y hasta presentaciones a las familias. ¿Se puede pedir más?
6. La espiritualidad de Lili. De la otra finalista novata podemos destacar su lado más místico, ese que la diferencia de los demás. Durante sus trabajos ella es capaz de conectarse psíquicamente con diseñadores fallecidos, ve cosas donde otro no aprecian nada, se deja guiar por los horóscopos. Fue una delicia verla con su madre cosiendo en la prueba de hace unas semanas, pues congeniaron a la perfección.
7. El abandono de Eduardo. Eduardo Navarrete ha regresado al concurso sabiendo latín; entiende perfectamente cómo funciona el mundo de la televisión, y ha sabido aparcar al enfant terrible que a veces aflora en él. Ciertamente, resultaba extraño que alguien que ya consigue que todos los medios se fijen en sus colecciones compitiese con un puñado de desconocidos, que no viven del mundo de la moda como él. Por eso, en la entrega de la semana pasada, en la semifinal, antes de que los jueces dijesen su veredicto decidió abandonar voluntariamente y ceder el puesto en la final a Pablo, con el que estaba en la cuerda floja. Fue un gesto bellísimo, aunque también parecía algo pactado por parte del programa.
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