Anoche visitaba Carmen Lomana el programa Maestros de la costura y decidí verlo. Tardé medio programa en asumir que no era una parodia y que aquello que yo estaba viendo por primera vez era un programa real y no un remedo. ¿Han elegido uno a uno a los concursantes para que todos parezcan caricatos desatados? Yo es que ya no soy capaz de distinguir la sátira de la realidad. Vivo confundida, como aquel novio de Marujita Díaz.
Presentado por Raquel Sánchez Silva vestida de escarola, el talent show contaba como jurado con Lorenzo Caprile, Palomo Spain (no voy a hacer chistes de mal gusto demasiado obvios, no voy a hacer chistes de mal gusto demasiado obvios, no voy a hacerlo) y María Escoté (no lo voy a hacer). De verdad que yo le he puesto buena voluntad para poder contarlo, pero me ha resultado imposible concentrarme con los gritos y el histrionismo saltándome a la cara como gatos enfadados. Me pregunto si es imprescindible para dedicarse al mundo de la moda cierta tendencia a la bufonada. No me contesten, es retórica.
Mucho grito y poco pespunte
Yo os lo contaría todo, pero es que no les va a interesar nada: frititos por aquí, grititos por allá. Una que parecía un poco como si Chabelita Pantoja jibarizada se hubiese caído de pequeña en una marmita de Mr. Wonderful decía cosas como “Si lo creo, puedo ¿Cómo era eso? Si lo creas, puedas. No ¿Cómo? Ay, da igual. Eso. Que puedo” o “el vestido de Raquel es un sueño. Como despertar en nubes de algodón de vainilla”. O un rubio con moñete que parecía querer ser vedette en un cabaret del Paral.lel decía otras como “ojo de loca, no se equivoca” o “no me gustan las composturas ni muerta, las odio muchísimo”.
Uno que parecía José Mota si José Mota hubiese sido de Bilbao y miembro de Locomía, exclamaba “arriba aries, arriba satanás y arriba las cabras”. Es muy difícil entender algo para mí, como si hubiese llegado tarde a esta fiesta. Otros dos, que intuyo yo que además de contrincantes son pareja, y que parecían sacados de un descarte de First Dates. Uno decía del otro que “se viste como si tuviera que vivir en un cajero”. Yo creo que lo de coser es lo de menos. Deberían dejarlos hablar a la cámara todo el rato.
Moda slow contrarreloj
Las pruebas, pues cosas de coser. Que si entallar un vestido recto, que si copiar un modelito. Han visitado el Museo de la Seda de Valencia, les han visitado gente que yo no conocía pero que a ellos les flipaba verlos allí y los admiraban muchísimo a todos. Y así hemos llegado a la prueba de eliminación, a la que han tenido que enfrentarse el del moñete del cabaret, el José Mota de Locomía y la del pelo rosa. Ha sido muy maravilloso que el encargo fuera hacer una “prenda slow” a contrarreloj, qué paradoja. ¿Cómo se come esto? Pues no hay manera pero es lo que hay. Llegaba para entonces Carmen Lomana y solo ha estado allí. Un pelín decepcionante. Si lo sé, me pongo un documental.
Han expulsado a la del pelo rosa, que ha llorado mucho porque “ama esta profesión más que nadie” y le chifla coser, y ha ganado José Mota con un chaquetón de color marrón en un tono que no puede favorecer a nadie con un tono de piel mínimamente saludable. Como Master Chef, pero de coser y cantar en lugar de preparar comiditas.
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