Televisión Española tenía un gran reto por delante con la actual edición de Maestros de la costura. Y no solo por encontrar un casting atractivo, que para sorpresa de todos terminó siendo una mezcla de una temporada normal y de una All Stars. El concurso presentado por Raquel Sánchez Silva es una de las marcas más potentes de Televisión Española en materia de entretenimiento, pero venía de firmar su edición menos vista en 2021, y tenía que recuperar el impulso. Por desgracia, no lo está consiguiendo.
En las seis entregas emitidas, los datos han ido desde un pobre 8,4% con 977.000 espectadores de la primera gala hasta los 1.113.000 de la cuarta entrega. En cuota, el programa más visto fue el de la semana pasada, cuando se produjo la repesca de Borja y la expulsión de Judith, con un 10,5%, si bien hay que apuntar que el programa arrancó casi 40 minutos después de lo habitual, y, por tanto, eso favoreció la subida del share. Pero nunca ha estado cerca de liderar la noche, en la actualidad no es un programa que compita por ser lo más visto con uñas y dientes.
¿Qué está fallando en Maestros de la costura? Para empezar, la primera prueba, como ya apuntamos en estas páginas. Hasta el año pasado el reto inicial de cada programa permitía a los aspirantes darse a conocer, mostrar cuál es la visión de la moda que quieren transmitirle al mundo. Sin embargo, para que los aprendices veteranos no tuvieran ventaja sobre los novatos, la organización decidió darle una vuelta de tuerca al formato y convertir la prueba en una de habilidad. En la que haya que hacer una transformación rápida a un traje, o en la que se tenga que colocar una cremallera invisible, o cualquier otro corte y confección que no supere la media hora.
Esto ha sido un error de bulto: la prueba de habilidad no engancha ni de lejos como lo hacía su predecesora, y no permite al espectador enamorarse con fuerza de los aprendices. Ahí salen mejor parados los veteranos, porque ya sabes qué estilo tienen y si se mantienen fiel al mismo o si han vivido alguna clase de evolución. Con los nuevos poca cosa se puede hacer, de momento.
Luego le añadimos la excesiva duración del programa, algo de lo que los espectadores llevan años quejándose. Se sigue montando alrededor de las dos horas y media, algo excesivo para tres pruebas. Que la primera sea más corta no ha favorecido demasiado el ritmo, y el reloj sigue rondando las once de la noche, cuando empieza a coser en la segunda, y pasa la medianoche antes de que empiece la de eliminación. Es imposible conciliar con semejantes horarios televisivos.
No hay que despreciar el consumo televisivo en diferido del Maestros de la costura, pero admitamos que ver el programa más tarde, cuando el nombre del expulsado está por todas partes, por todos los medios y redes sociales, no tiene demasiada gracia. Por eso mismo, sería mucho más interesante que, de una vez, Televisión Española diese un paso al frente y subiese el contenido a la plataforma RTVE Play antes de su emisión, para que cada cual lo pueda ver en el horario que mejor le interese. Porque no tiene nada que perder, ni es líder de la noche, ni se le espera que vaya a serlo, no se pondría en juego ningún dato que proyecte un éxito que ya no existe como antaño.
Hay que perder el miedo a comerse un spoiler, tal como ya ha demostrado la experiencia de otras plataformas. Netflix tiene en su catálogo numerosos concursos y realities que se pueden disfrutar sin problema. Y en el modelo que nos referimos, el de ofrecer un preestreno antes que en televisión en abierto, Tu cara me suena nos ha demostrado que ambos modelos pueden convivir, el del consumo en diferido y el lineal.
Desde la temporada 8 TCMS ha preestrenado el programa a través de ATRESPlayer Premium siete días antes de su emisión, sin que ello supusiese ningún destripe para el espectador que lo ve en abierto. Y no le ha perjudicado en absoluto, pues continuó siendo lo más visto cada noche. De la última temporada tan solo dos entregas no alcanzaron el liderazgo de su franja, una de ellas, en la que se enfrentó a la final de Got Talent. Cada programa superó la barrera de los dos millones de espectadores, unos datos que ya querrían otros formatos para sí (incluido Maestros, que no supera esa barrera desde la final de la temporada 3).
El público de este tipo de formatos es muy responsable con el consumo televisivo, sabe qué líneas se pueden cruzar y cuáles no, y todo apunta a que en Maestros de la costura sucedería lo mismo que con TCMS: habría un pacto de silencio para no hacer destripes.
No sería necesario subirlo a la plataforma una semana antes, como hace Atresmedia, conque se pudiese disfrutar el día de su emisión desde las 20:00 o 21:00 horas, para poder ir a la cama a una hora decente, resultaría más que suficiente. No olvidemos, además, que Televisión Española tendría una alianza con la prensa especializada, que nunca anunciaría el nombre del expulsado (o el repescado, según corresponda) antes de su emisión en abierto. La experiencia ya ha demostrado cómo en otros años se ha filtrado el nombre del ganador de algún programa como MasterChef por error y la prensa echó un capote a Televisión Española para que esa filtración no trascendiese.
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